Tratando de escapar de su trágica y perdida vida, Candy se ve obligada a cargar con uno de los trabajos más peligrosos, dolorosos y salvajes del mundo
El ser humano es peligroso, aún más si le das poder.
En Alaska, que es uno de los cincuenta estados que, junto con Washington D. C., forman los Estados Unidos de América. Su capital es Juneau y su ciudad más poblada es Anchorage, Pero candy no podría contar con tanta suerte. Ella se encuentra en lo más profundo de la base de la fuerza armada estadounidense a más 10 kilómetros de la localidad de chicken censada en 2010 con solo 7 habitantes
Su vida era un caos, creció en una jaula como un animal, cumplió 15 años hace aproximadamente una hora y su regalo de cumpleaños es demostrarle a su padre que el duro entrenamiento y la tortura de los experimentos en su cuerpo, si habían dado resultados, candy debía asesinar, batallar contra sus oponentes o “conejos” como le enseñaron a llamar a las personas que debía cazar y matar. Pero ella solo había hecho eso en las salas de simulación, nunca al aire libre.
Ese día Candy salió de su jaula, la llevaron a un bosque tan solo con un fino vestido azul, ellos sabían el pronóstico del clima, una tormenta de nieve se aproximaba.
Ve candy, debes cazar tus conejos y traerme tus manos y cuerpo sucios de sangre y solo así podrás venir a cenar a casa – le dijo Matus “su padre” mirándola con una cruel sonrisa en su cara.
- Apenas está amaneciendo papá, ¿qué comeré el resto del día hasta la cena? – le dijo ella mirándolo con furia, aunque estuvo en una jaula en su “tiempo libre” él le había dado todo lo que le pedía, desde libros, hasta alguien que le enseñara matemáticas o como tratar heridas.
Puedes comer un poco de lo que logres atrapar – le dijo burlonamente a la chica que cada vez se ponía más roja de la furia.
- Genial, gracias papá. Me voy entonces. – le dijo sarcásticamente dulce.
- Alto, ¿sabes que vas hacer?
- Gary ya me explico todo, son seis cuellos que debo cortar – dice señalando al hombre uniformado que está al lado de Matus.
- Nada del otro mundo, me alegro que lo entiendas – dice mostrando la sonrisa más falsa que candy pudo ver jamás – recuerda esto candy, cualquier persona que encuentres en ese bosque querrá matarte, defiéndete, son ellos o eres tú. Solo decide si deseas morir tú o matar a otro por tu vida.
Candy se fue, adentrándose al bosque y solo cuando estuvo lo suficientemente alejada, lloró, desconsoladamente, por el frio, hambre y el dolor constante que sentía en lo más profundo de su alma, ahí sola, mirando la nieve bajo sus pies descalzos, decidió irse. Caminó varios kilómetros y encontró un cercado, estaba electrificado.
“debo salir de aquí, aunque no vale la pena, moriré congelada” una vez más, pensó que lo mejor era morir ahí, cortar sus brazos y ver la sangre correr hasta caer en la nieve y teñirla de ese escarlata que derramaba a diario de sus “conejos” como hacia su padre que los llamara, esa gente inocente que corría en la sala de simulaciones intentando escapar de ella, porque era un monstruo.
Ella lo sabía muy bien, que comer carne humana estaba mal, que derramar sangre humana estaba mal, pero no podía evitarlo era eso o morir y ahí estaba en medio de un territorio desconocido, Escuchó una rama romperse y empezó a calcular y observar por todos lados.
Está a 50 metros de mí, al norte, 12 empunto - trepó un árbol y se escondió entre las ramas, lo vio acercarse – puedo calcular 1.95 de estatura, 100 kilogramos, 70% masa muscular, necesitaré dar un buen golpe en la nunca para derribarlo.
¡hola! – escuchó a sus espalda, 30 metros, “¿Cómo no logré escucharlo?”
¡hey! ¿También te dejaron aquí? – en menos de 30 segundos, los dos hombres estaban debajo del árbol donde ella se encontraba escondida sin mover un solo musculo.
“El otro es más viejo, un poco más bajo, calculando sus pisadas en la nieve debe pesar unos 80kilogramos, 50% masa muscular, podré con los dos, estoy segura”.
Con mucho cuidado sacó su navaja un poco sucia de sangre y se lanzó hacia los dos hombres. “puedo caer en medio de los dos, tengo 3 segundos para cortarle la garganta al más grande, darle una patada en el pecho y tirarlo al suelo e impulsarme con su cuerpo e ir hacia el otro y clavarle la navaja en uno de los ojos en solo 1 segundo. Tan solo 4 segundos, suficientes para mí”.
Se lanzó pero su vestido se enredó con la rama y uno de ellos la atrapó cayendo los dos al suelo, el joven de 1.95 rápidamente se levantó y observó a la joven inconsciente en la nieve, se acercó y tomo la navaja, en menos de 1 segundo y con una rapidez inhumana candy le arrebató la navaja de las manos y con la mirada de un animal salvaje se lanzó sobre él para matarlo.
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Editado: 17.07.2019