—¿Una sobreviviente? Déjate de bromas Liam ¿Cómo podría haber alguien vivo después de ese monstruo— escuché decir bruscamente a una voz femenina que se acercaba. De pronto las pisadas pararon y una inhalación de sorpresa ocupó su lugar.
Escuchaba a más gente acercarse. Tenía miedo y la luz de sus linternas me molestaba mucho la vista, pero necesitaba ver quiénes eran aquellas personas a mi alrededor. Abrí los ojos y los vi:
Cerca de mí estaba un chico, casi de mi edad. Su cabello era oscuro y casi le llegaba a los hombros, tenía barba abundante, pero no tan larga. Usaba una chamarra de cuero oscura, un pantalón algo rasgado y botas con cadenas colgantes.
Atrás de él había un par de hombres un poco más mayores. Uno de ellos era pelirrojo y a pesar de la oscuridad se notaban pecas sobre su nariz. Él usaba una cazadora café abrochada por el cuello dejando ver una playera oscura debajo, casi a juego con su pantalón.El otro traía casquete corto y también usaba barba, pero menos prominente que la del primero; vestía una sudadera gris con un chaleco de mezclilla encima.
Hasta atrás estaba ella, una mujer un poco mayor que yo. Llevaba el cabello oscuro sujetado en un chongo mal amarrado; usaba una chamarra negra muy larga, que solo dejaba ver un poco del pantalón azul marino sobre el cual tenía unas rodilleras, y al igual que todos usaba botas.
—Tranquila, no te haremos daño— me dijo amable el más cercano extendiendo su mano hacia mí.
—No... No puedo caminar —le respondí un poco asustada.
—No me sorprende— comentó molesta la chica. Los tres hombres le hicieron señal de guardar silencio.
— No te preocupes, te vamos a ayudar— dijo el sujeto pelirrojo acercándose para brindar su ayuda.
—Muchachos, yo creo que hay que esperar a que Cristian nos de órdenes. Quizá piense que es mejor dejarla e irnos— repuso molesta la mujer, y nuevamente la callaron — Sólo digo que quizá sea más sensato no llevarla con nosotros. Debe ser una inútil, por algo está aquí.
— ¡Avery! — gritó una voz potente desde el pasillo, misma voz que sorprendió a todos, a mí incluida. De pronto un hombre entró por la puerta — Deja de decir tonterías y busca algún transporte.
—Está bien— refunfuñó muy molesta al salir de la extraña y fría habitación.
—¿Cuál es tu nombre?— me preguntó aquel nuevo hombre, seguramente él debía ser Cristian.
—Vi... Virginia— logré decir a pesar del susto.
—Muy bien Virginia ¿Cómo te sientes?
— Demasiado confundida y como si no tuviera fuerzas. Tengo un presentimiento extraño.
—¿Podemos hablar, Liam?— dijo el hombre, quien parecía ser su jefe, y ambos se retiraron de mí.
Hablaban en voz baja, no alcanzaba a escuchar sus susurros. En eso la chica regresó con un carro de plataforma lleno de cajas muy maltratadas. El sujeto que supuse era Cristian le hizo una señal para que se reuniera con ellos. Bufó molesta pero se acercó.
—¿Y yo porqué?— respondió molesta ante los susurros de ellos.
—Por que tú estuviste presente cuando Hope...
—Lo haré si no vuelves a hablar de ella.
—Muy bien, vamos entonces — dijo Liam y los tres se acercaron a mí.
— Virginia, te tenemos que hacer unas preguntas ¿Está bien?— Cristian se acercó y me dijo esto, yo solamente asentí y luego la mujer se acercó.
—Virginia ¿Cierto? ¿Puedes decirme , según tú, dónde estamos?— miré a nuestro alrededor, seguía sin averiguar qué lugar era aquel.
—En un edificio, supongo— respondí. Torció la boca y parpadeó perpleja ante mis palabras, luego giró hacía los hombres tras suyo.
—No puedo con esto. Opino que la dejemos y nos largemos de aquí antes que alguien llegue.
—!Avery, tranquila! ¿Qué te debía responder?
—Lugar geográfico, al menos el país.
—Estamos en la Ciudad de México— respondí avergonzada por no haber entendido la primera vez.
— Sí... Bueno, eso es correcto— me dijo Liam, luego hizo un gesto a su compañera para que siguiera.
—¿Me podrías decir en qué año estamos?
—Pues en el 2020, obvio — todos se miraron unos a otros, parecían confundidos y comencé a asustarme.
— En realidad...— comenzó a decir el otro hombre barbon, pero Cristian le calló.
—¿Sabes algo sobre el Colisionador de Hadrones?
—¿Qué es eso? ¿Debería saberlo?
Avery me señaló como si presentara un simple objeto. Todos parecían confundidos.
—Les dije que la dejáramos.
— Quizá no sea sencillo, pero podría ayudarnos— Liam se apresuró a defenderme luego tomó el lugar de Avery — Virginia ¿A qué te dedicas?
—Soy... Aún soy estudiante. En un año terminaré la carrera
— ¿Y qué estudias?
— ¿Medicina? ¿Odontología? ¿Psicología?— preguntó él pelirrojo.
—¿Alguna clase de ciencia?— preguntó Cristian.
—¿Cocina?— preguntó él otro.
—No, estudio artes— los cuatro se desanimaron y ella soltó una carcajada.
— Claro, será de mucha ayuda — dijo entre risas.
Sus burlas cesaron al escuchar cuando el rugido de un motor sonó aproximándose.
—Es hora de irnos— ordenó Cristian.
—¿Me van a abandonar?— pregunté aterrada al ver como se disponían para salir.
— No podemos hacerlo— dijo Liam
—Si la encuentran estaremos en problemas — comentó Avery.
— Ambos tienen razón... ¡Desocupen una caja! Es la única forma de sacarla.
—¡¿Qué?!— grité asqueada y asustada.
—No puedes caminar y si te ven, bueno estaremos perdidos. Si quieres salir esa es la única manera — Cristian me dijo eso mientras los demás desocupaban una caja llena de comida enlatada.
— Está bien.
—Avery, dame tu chaqueta— exigió el líder, ella gruñó y de mala gana se la quitó, dejando ver una blusa gris de manga corta y unos guantes largos a rayas grises con blanco.
—¡Maldita sea!— gritó mientras nos arrojaba su chamarra y luego regresó a empacar en su mochila algunas latas.
—Ponte esto— ordenó Cristian. Como pude me puse la prenda y acto seguido él me cargó en brazos para llevarme a la caja que habían vaciado.
—No importa lo que escuches, no hagas ningún ruido — asentí y cerraron la caja. Sentí como ponían otra sobre la que yo estaba y otras a los lados.
Los motores estaban más cerca, quizá afuera del edificio. Los cinco soltaron un aullido bestial y sentí el carrito avanzar.
Comencé a llorar en silencio, tenía un pánico como nunca antes lo había tenido. ¡¿Qué cosa estaba pasando?!