Night Walker

2º noche

Liho corrió por la calle. Llegaba tarde a clase, se había entretenido curando a Shido. Esas heridas eran muy extrañas y difíciles de hacer, ¿cómo se las habría echo?

No tenia tiempo para eso, llegaba tarde. Solo quedaban 5 minutos para que cerraran las puertas del instituto. Ya veía la entrada cuando una misteriosa oscuridad envolvió todo a su alrededor, intentaba caminar, pero parecía que nunca avanzaba. Liho no podía ver nada.

Un hombre vestido de negro con el pelo rubio apareció entre las sombras asustándola. Liho intento retroceder, pero el hombre la seguía.

- ¿Quién eres tú? – pregunto Liho poniendo la maleta delante suyo, como señal de protección. - ¿qué quieres de mi?

- ¿Tu eres la que impide que Shido se una a mi causa? – el hombre sonreía – la verdad, es que eres muy guapa. Shido siempre ha sabido elegir bien a sus victimas.

- No entiendo nada de lo que usted esta diciendo – respondió Liho - déjeme en paz, llego tarde a clase.

- Antes de irte responde a mi pregunta. ¿Por qué lo retienes?, ¿por qué lo quieres para ti sola?

- ¿Hablas de Shido? – Liho se llevo la mano a la barbilla – yo no retengo a nadie, apenas lo conozco de hace 3 días, ¿qué motivos tengo para retenerlo?

- El corazón de los humanos es demasiado complicado – termino Caín – sin embargo, vuestra sangre es cálida y dulce. Cuida tus espaldas muchacha.

Liho se volvió a encontrar en la puerta de su instituto. A su alrededor todo había vuelto a la normalidad, ¿acaso había sido un sueño?. No, había sido demasiado real. ¿Qué quiso decir ese hombre con que retenía a Shido? Y, ¿quien era el?.

Desde que conoció a Shido y a Yayoi su vida se había complicado y ocurrían cosas muy extrañas. Escucho el sonido de la campana. Era el último aviso para entrar a clase. Si no se daba prisa no podría entrar en todo el día. Corrió rápidamente mientras pensaba como contarle lo ocurrido a Shido.

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Shido se despertó sobresaltado. Todavía le dolía la herida de su costado, pero Liho había echo un buen trabajo vendándola. Hacia mucho tiempo que no despertaba en mitad del sueño. ¿Tenia que ver Caín en eso?. Tenía el presentimiento de que este estaba detrás de algo muy gordo. ¿Qué quiso decir con el dorado amanecer?. Shido comprendió que iba a ser imposible volver a dormir. Se acerco hasta la mesa de su despacho. Encima de ella, encontró una fiambrera envuelta delicadamente en un paño de conejitos. Encima de ella había una nota.

"Esta comida te la he preparado para que recuperes las fuerzas. Cómetela toda o me enfadare contigo y no volveré nunca mas. Ahh!!!, no te preocupes. Cuando vuelva limpiare las cosas. Saludos, Liho."

Shido sonrió al leerla. ¿Cómo iba a explicar a Liho que era un vampiro?. De momento podía ocultarlo, pero ¿por cuánto tiempo?. Caín intentaba, por algún motivo desconocido, que el volviera a su lado. Seria capaz de cualquier cosa con tal de que Shido volviera a su lado. ¿Acaso atacaría a Yayoi y Liho?. Por Yayoi no tenia que preocuparse, era una mujer fuerte y hermosa, podría esquivarlo sin problemas. Sin embargo, Liho era más pequeña. Poseía una belleza inocente e ingenua que aun no había despertado. Eso atraía a Caín más que ninguna otra cosa. En estos momento, Liho era el punto débil del grupo, pero Shido no podía permitir que ella....

¿Por qué manchar la imagen que ella tenia de el?. Lo veía como un hombre asombroso, que la había salvado de las garras de un monstruo, pero ¿no la había puesto en manos de otro peor?. Todo lo que estaba haciendo era fingido. Los vampiros eran chupadores de sangre, se alimentaban de humanos. ¿Qué estaba pensando?, ¿acaso iba a atacar a Liho?. Seria mejor que se quitara esas ideas de la cabeza. La aparición repentina de Caín lo había confundido.

Se acerco hasta las persianas que tapaban las ventanas. Cálidos rayos de sol entraban a través de ellas y se posaban suavemente en sus manos. A pesar de que el sol de lleno le hacia daño, le gustaba notarlo. Era cálido y agradable. Ya no recordaba cuando fue la última vez que paseo bajo la luz del sol y vio un amanecer. En la calle los niños pequeños volvían de clase y las madres iban a hacer la compra. Debían ser las dos del mediodía. Yayoi debería estar en la Central con el cadáver y Liho en clase. Yayoi no tardaría mucho para contarle que habían descubierto del caso.

Llamaron a la puerta. A esas horas no habría nunca, pero ya que estaba despierto no le importaba. Al otro lado, se encontraba una mujer de unos 32 años, con una larga melena negra y unos ojos negros intensos. Shido la invito a pasar y le ofreció un te.

- Siento molestarle a estas horas – se disculpo la mujer – perdóneme.

- No se preocupe – respondió Shido preparando el te - ¿en que puedo ayudarle?

- Me llamo Madoka, Shibuya Madoka – respondió ella – vengo a pedirle ayuda. Mi novio desapareció hace 3 .....



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En el texto hay: vampiros, romance, magia

Editado: 07.04.2019

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