Nightmare-Danzando con la oscuridad.

Valtz con un desconocido (Parte I)

¿Cómo sería ella en esta vida?, ¿seguirá siendo igual de hermosa?, ¿aún lo amaría?, miles de dudas inundaban su mente. Regreso a la realidad al escuchar el relinche de los caballos. El camino se hacía eterno hacia aquel lugar. ¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que la vio?

El trote de los caballos se detuvo. El conductor de la carroza, abrió la puerta para dejarle salir.

Al poner un pie sobre el suelo, comenzaron a caer pequeñas gotas de agua.

-¿Acaso esta es una clase de advertencia?- dijo volteando hacia el cielo.

Comenzó a caminar hacia la entrada de aquel imponente lugar. Una enorme mansión digna de alabar.

A pesar de que ya comenzaba a caer la lluvia con más fuerza, ese lugar estaba tan concurrido.

Cientos de mujeres hermosas, portando hermosos vestidos de gala, con máscaras a juego cubriéndoles los rostros. Cientos de mujeres de las cual escoger, pero ninguna de ellas le interesaba. Solo había una para él y estaba adentro de esa mansión.

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-No me aprietes tanto- dijo conteniendo el aire.

-Disculpe señorita- dijo la doncella, mientras ataba el corsé.

-Descuida, solo se me saldrán los pulmones y todo.- le respondió de una forma burlesca.

Otras dos doncellas le traían el vestido que usaría esa noche. Las dos cotilleaban entre ellas.

-¿de qué hablan ustedes dos?- pregunto mientras le ayudaban a vestirse.

- De nada señorita- decían entre risitas- solo queremos decirle felicidades.-

-¿Felicidades de...?.- fue interrumpida por los golpes en la puerta.

-¿Asteri, estas bien?- se escuchó desde el otro lado de la puerta.

-Sí, padre-

-Ya ha empezado la fiesta y no has bajado a recibir a los invitados.-

-Descuida, ya casi salgo-

-Está bien, te esperare en el gran salón-

Las doncellas le ayudaron a terminar de vestirse, con las prisas olvido lo de recién.

-Qué bonita se ve señorita- dijo colocando un tocado en el cabello choco latoso de Asteri.-

-Qué cosas dices- Se vio en el espejo, había decidido dejar su cabello suelto solo adornado por el tocador, el vestido rojo solo le hacía resaltar sus ojos amielados.

Tomo el antifaz que su doncella le tendía. Y salió de la habitación.

Mientras caminaba hacia el gran salón, pensaba en lo aburrida que estaría. Otra fiesta otra igual. La música se escuchaba a lo lejos, sintió una oleada de aire frio, uno de los ventanales se había abierto se acercó a cerrarlo y diviso a un hombre alto de cabello negro oscuro, bajando de una carroza, vestía de negro de pies a cabeza, lo observo y el volteo hacia ella y sonrió.

Ella cerró la ventana de un tirón. Es como si la hubiera visto, pero, ¿Cómo la alcanzaría a ver desde esa distancia? Ella se encontraba en el piso más alto. Solo una coincidencia talvez.

Apresuro su paso hacia aquel lugar.

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Asteri observaba desde la escalinata, a su padre se le daba bien el dar fiestas, cualquier pequeña razón era motivo de festejo, pero en esta ocasión desconocía el motivo.

Le gustaba observar a las personas, cintos de personas había acudido, algunos se encontraban en la zona del banquete llenándose del festín, otros bailando al son de la orquesta, algunos platicaban, otros disfrutaban del espectáculo de los gitanos que se encontraban para animar la fiesta. Cientos de colores, olores, es como si fuese una hermosa pintura a la cual apreciar.

De aquella hermosa pintura notos un brillo carmesí, unos ojos la observaban fijamente.

El hombre alto que había visto atreves de la ventana estaba ahí, viéndola. Comenzó a caminar hacia la dirección de ella. Se abría paso a través de la gente, caminaba de una forma sutil y elegante. Las miradas femeninas se posaban en él y una que otra de algunos varones.

Ella solo lo observaba intrigada, tenía una extraña sensación. Parecía que esos ojos rojos como el fuego más ardiente la hipnotizara, haciéndola caer en un abismo eterno.




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