Nightmare- Pesadilla sin fin.

Novena Parte

Un hombre alto de cabellos negros, tez pálida y ojos carmesí. Vestía un pantalón negro de vestir y una camisa de botones igualmente negra. El la observo fijamente. Alicia soltó el libro que sostenía entre las manos y lo zorreo discretamente de pies a cabeza.

-Me presento, puedes llamarme Orfeo- Una voz profunda emano de esos labios masculinos.- Ahora si me acompañas- Le hizo un gesto con la mano para que se acercara a él.

Alicia camino detrás de el en absoluto silencio. Observo los amplios pasillos, las pinturas sobre las paredes, las doncellas que al pasar a un lado de Orfeo agachaban el rostro sonrojadas. Alicia volteo a ver a Orfeo, era alto, espalda ancha y con un bonito trasero. Tan distraída estaba que hasta el momento se había percatado de sus orejas puntiagudas y de las largas garras de sus manos. ¿Quién realmente era ese extraño? "¿Dónde estará el ente que había estado jugando con ella?" pensó, realmente no lo había recordó. ¿Y si todo eso era un juego también?

Sus pensamientos fueron interrumpidos al sentir la luz de luna sobre su rostro. Giro su rostro y se detuvo. Observo con asombro aquel enorme jardín con una fuente en medio. La noche lo hacía aún más hermoso.

Al no escuchar los pasos de ella Orfeo se detuvo.

-¿Te gusta?-

Alicia asintió.

-¿Por qué no dices palabra alguna Alicia?- le pregunto.

-Solo no sé qué decir... espera, ¿Cómo sabes mi nombre?- entrecerró los ojos.

 

-Se muchas cosas sobre ti Alicia-le sonrió, mostrando unos filosos colmillos.

Trago en seco.

-Ahora, ¿Continuamos el camino?- Se giró y comenzó a caminar

Alicia apresuro el paso para alcanzarle. ¿Qué clase de sensación sentía? Era extraño, ¿Adrenalina, talvez? ¿Intriga? O simplemente es porque Orfeo era guapo... o un poco de todo. Después de todo aún era una adolecente. Pero para ella solo existía Dante, ¿o no?

Siguieron caminando durante un rato, hasta que se detuvieron frente a unas enormes puertas. Un par de sirvientes las abrieron dejandoles pasar.

Una mujer de largos cabellos rojos y ojoz azules, vestida de morado se encontraba sentada en un trono, en su mano derecha portaba un caliz.

Era hermosa aquella mujer. ¿Qué clase de relación tendria con Orfeo?... eso no le incumbia.

-Acercate a mi pequeña- Hizo un gesto con su mano aquella pelirroja.

Alicia vio de reojo a Orfeo, este asintio, se acerco a paso lento.

-Oh vamos, acercate más, no te mordere todavia.- Al decir esto ultimo sonrio de forma picara dirigiendo su mirada hacia Orfeo.

Alicia se detuvo al estar a un pie de distancia de ella. La pelirroja solto el caliz dejandolo flotando en el aire. Acaricio el rostro de Alicia, sus manos eran calidas, se daba cuenta de lo filosas que eran las uñas de la pelirroja.

-Realmente eres una chica linda- sonrio.

Alicia solo se perdio en esos ojos azules, que no sintio la mano de ella tomandola por la cintura y acercandola más, solo sintio la calides del cuerpo de ella, sus pechos grandes y esponjosos, sus piernas largas y suaves, la sedocidad de aquella melena roja, y el sabor de esos labios.

No supo cuanto duro, al volver en si, se encontro sentada sobre las piernas de la pelirroja quien le sonreia. Abrio los ojos perpleja. Alicia se llevo su mano hacia sus labios, aún sin saber como reaccionar.

-Ya te puedes bajar de ahi Alicia- la voz de Orfeo se escuchaba ¿enojada?.

Alicia se bajo de sus piernas apenada, Orfeo la tomo del brazo y la encamino a la puerta.

-Puedes explorar el castillo, pero recuerda que no puedes escapar, así que ni lo intentes- lo dijo de una forma tan seria que Alicia solo asintio. Y sin más le cerro la puerta en la cara.

-¿Qué le pasa a este sujeto?- hizo un puchero.-¿porqué se enoja de la nada?-

-Mira la es ella- unas risitas la hicieron voltear hacia los lados.

- ¿Cómo va ser ella?-

-Pero si se llama Alicia-

-Pero puede ser otra Alicia-

Vio a dos pequeñas "muñecas" escondidas detras de un jarrón.

-¿Qué hacen allí?- Se agacho para poderlas ver mejor. Eran como muñequitas de porcelanas, eran iguales solo que una vestia de rosa y la otra de azul.

-Ya nos encontro por tu culpa-

-Finjamos demencia-

-Las estoy escuchando- Alicia intento sujetar una de ellas, pero esquivaron su mano.

-No me toques, soy delicada.- dijo la de rosa.

-¿Es cierto que eres Alicia?- dijo la de azul.

-Eh, si me llamo Alicia-

-Vez te lo dije, es ella-

-Pero es posible que no sea la Alicia que estan buscando-

-Vez, puede ser otra Alicia-

Las dos muñecas se vieron fijamente como si fueran dos pequeñas vaqueras a punto de un duelo.

Alicia puso su mano en medio de ellas.

-No discutan, no esta bien discutir con tu familia... famila- sin querer penso en su madre.

-No discutimos-

-Filosofamos-

-¿Qué?-

-¡Ya se!- exclámo la de rosa. La de azul la tomo del dedo.

-¡Te llevaremos con nuestra dueña!- y sin más arrastraron a Alicia a travéz de esos pasillos.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

-¿Me diras que fue lo que viste Elizabeth?- Orfeo le pregunto.



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En el texto hay: yandere, demencia, gore

Editado: 20.02.2019

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