Nightmare- Pesadilla sin fin.

Decimotercera Noche.

Abrió un ojo, ya eran las 8 de la noche, Orfeo no había despertado aun, y ella no opto por despertarlo, se giró lentamente y contemplo  su rostro, tenía unas pestañas largas y espejas, cejas gruesas, y unos labios… demasiado tentadores, su tez era muy pálida, Alicia creía que ella era blanca paliducha, pero él era otro caso.

¿Qué clase de ser era Orfeo?, tez pálida, orejas puntiagudas, colmillos y no olvidar esos ojos carmesí que parecían reflejar las llamas del infierno. ¿Por qué estaba ella ahí?

Orfeo abrió los ojos, y ella instintivamente se hizo la dormida.

-Sé que estas despierta Alicia-

Ella bostezo.

-¿Qué?... ¿Qué hora es?...- trato de disimularlo.

-¿Aun te duele el pecho?- la veía fijamente.

-No tanto, no recuerdo bien lo que paso- recordé que estaba desnuda y se tapó la cabeza con las cobijas.

-Te eh visto muchas veces desnuda- rio.

-¡Tonto!- tomo una almohada y lo golpeo.

Orfeo solo la vio.

“Creo que la cague” pensó  y trago en seco.

-Veo que ya te sientes mejor- sonrió de una forma maquiavélica, y la sujeto de los brazos.

Alicia abrió los ojos de par en par, sin saber qué hacer.

-¿Te siguen gustando los juegos Alicia?- sonrió y se acercó a ella.

Alicia lo golpeo como pudo con la almohada en la cara, sin cambiar su gesto de gato asustado.

El solo reía y ella no comprendía nada.

-¿Joven Amo?- una voz se escuchó desde el otro lado de la puerta.

-¿Si?-

-La Señorita Elizabeth pregunta por usted.-

-Está bien, retírate- diciendo esto se levantó de la cama.- Alicia, date una baño caliente, solo ten cuidado con la herida, las  doncellas te ayudaran,  después ve a la cocina y te darán de comer, puedes caminar por el lugar, si vez una puerta cerrada no entres, las puertas de la salida están selladas así que ni lo intentes, no debes ir al campo de higanbanas ni mucho menos a la Cripta, me enojare otra vez si lo haces, y no le hagas caso a las malcriadas esas, si te ocupo te mandare llamar, ¿Entendiste?- termino de ajustarse los botones de la camisa y salió sin esperar respuesta.

-¿Qué fue eso?-  quedo perpleja.

Las doncellas entraron y la ayudaron a bañarse como anteriormente lo habían hecho. Mientras se lavaba el cuerpo con una esponja sintió algo sobre las plantas de sus pies, eran ¿Cortadas?, ella no recordaba haberse lastimado… solo en su sueño…

 Ya vestida y peinada decidió explorar el ¿castillo mansión? No sabía lo que era ese lugar exactamente y no se quedaría sin hacer nada.

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-¿Dices que ella sangro de la nada?-

-Sí, yo hablaba por teléfono cuando la ve desmayarse, su herida parece ser muy profunda- respondió Orfeo.

-Eso es muy extraño, bueno, sabes que ella no es normal, también piensa en eso Orfeo-  Elizabeth se quedó pensativa.

Los recuerdos dolorosos llegaron a la mente de Orfeo, ¿era realmente su culpa de que Alicia fuera así?...

-Por cierto, olvide mencionarte, que el vendría hoy-

-¿El?- la vio confuso.

Elizabeth asintió.

-Tss,  vera a Alicia- dijo molesto.

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Alicia camino, su curiosidad no se  satisfacía, ese lugar era muy bonito y enorme. Tan centrada estaba que no había ido a buscar la cocina, pero eso sí estuvo al pendiente de evitar a las Perisas, caminando por ahí, sintió una corriente de aire muy frio, tan solo eran las 11 pm. El aire venia de una de las ventanas que estaba abierta se acercó talvez podía ver afuera, pero vaya sorpresa, daba a otro jardín interno.  El cielo estaba despejado, una hermosa luna y un extraño en el jardín. Salió por la ventana, era un poco vándala.

El extraño sujeto contemplaba de pie la luna… Alicia lo observo minuciosamente, era blanco, completamente blanco, creyó que Orfeo era pálido, pero no ese sujeto era blanco pálido casi azul, su cabello largo, recogido en media coleta también era de color blanco, sus pestañas y cejas eran blancas, vestía de blanco  y tenía  ojos azules grisáceos, en conclusión era muy blanco.

El extraño volteo hacia Alicia y una hermosa sonrisa se dibujó en su rostro y corrió en dirección hacia ella.

-¡Svetlana!- la abrazo y la alzo en brazos.

-Disculpa, creo que me confundes con alguien más- dijo incómodamente. - Suéltame-

-Por supuesto que eres tu Svetlana – sonreía, y la desato de ese abrazo.

-Me llamo Alicia no Svetlana, ¿así que me sueltas de las manos?-

-Tengo hambre- dijo sobándose la panza- ¡Hay que comer!- y sin más la arrastro a través de los pasillos del castillo.



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En el texto hay: yandere, demencia, gore

Editado: 20.02.2019

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