Nightmareland

El negocio familiar

Dustin

Era temprano por la mañana, me despertó el molesto sonido de mi alarma, solté un suspiro mientras tomaba mi teléfono y pagar la alarma. Permanecí unos minutos viendo a la pantalla, el fondo para ser precisos, era una foto de Sarah y mí dándonos un abrazo, la tomamos en mí cumpleaños del año pasado. Sonreí con triste para después dejar el móvil y meterme a duchar. El agua caliente empezó a bajar por mí cuerpo mientras cepillaba mis dientes y me enajabonaba al mismo tiempo. Salí de la ducha secando mí pelo con una toalla, comencé a buscar una ropa cómoda, hoy no iría a la escuela.

- ¿Estás listo hermanito?- escuché la voz de mí hermano mayor, Marcus, desde la puerta

- ya casi, solo un minuto- dije subiendo mis pantalones

- date prisa, papá está esperando en la camioneta- fue lo último que dijo para después ir abajo

Rapidame me puse una camiseta color negro, unas zapatillas deportivas y baje rápido las escaleras pasando por la cocina. El olor a huevos revueltos y pan tostado llenó mis narices haciéndome sonreír.

- ya nos vamos mamá, adios- dije rápidamente tomando un sándwich que me habían dejado en la mesa

- buena suerte cariño- contestó amablemente besando mi mejilla y dejando un beso de lápiz labial en ella, el cual borré rápidamente

Subí a toda prisa a la camioneta, la cual arrancó tan pronto como subí en ella, papá empezó a conducir de manera tranquila, estaba sonando una canción que no conocía en la radio, pero era pegadiza. El camino a la escuela fue bastante tranquilo, aún no había nadie ahí, faltaba una hora para que empiecen las clases, todo el lugar estaba vacío, bueno, casi vacío.

- ¿Seguro que está aquí, Marcus?- preguntó mi padre llevándose un cigarro a la boca

- por supuesto, lo he estado rastreando por semanas, siempre que se transforma viene aquí por un cambio de ropa y luego va a su casa- afirmó mi hermano

- perfecto, pero recuerda, este es de Dusty- comentó tieando su cigarro- ¿Listo hijo?

- más que nunca señor- respondí mientras tomaba mi mochila

- hazlo rápido y cuando hayas terminado estarás un paso más cerca de unirte al negocio de la familia- me alentó dándome palmadas en la nuca

Yo solo asentí mientras caminaba a paso tranquilo por los pasillos de la escuela, todo parecía estar normal, excepto por una cosa, podía escuchar el sonido de las regaderas abiertas desde aquí. Caminé a paso calmado hasta llegar a la puerta, abrí despacio con cuidado de no hacer ruido, el cuarto estaba lleno de vapor. Deje la mochila en uno de los bancos sacando mi cuchillo de ella, me quité la camiseta y los pantalones quedándome con mis boxers negros únicamente. Apagué las luces para después seguir mi camino hasta mi objetivo.

- ¿Hola?- escuché su voz decir- ¿Quien está ahí?- volvió a preguntar

Decidí hacerme presente al joven pelirrojo delante de mí, Elliot, creo que ese era su nombre. El chico pegó un salto, seguido de un chillido y un suspiro de relajación al ver que se trataba de mí.

- solo soy yo... Tranquilo- comenté mirándolo detenidamente

- casi me matas del susto Dusty- dijo para después soltar una risa nerviosa

- ¿Si?- pregunté entrecerrando los ojos

- si ahm... Yo no te esperaba... Usualmente la escuela está vacía a esta hora- comentó con algo de miedo en su voz

- si... Por cierto ¿Qué haces aquí tan temprano?- pregunté mientras me acercaba a el

- estaba entrenando y ahm decidí venir directo... Ya sabes- se atrevió a mentirme en mi cara

- si... Yo sé cómo es... La vida de un futuro corredor olímpico- dije acortando aún más la distancia entre ambos

Podía sentir la respiración del pelirrojo más agitada de lo normal, estaba nervioso, no había duda de eso, seguí acercándome hasta estar casi pegados cuerpo con cuerpo. Elliot acercó su rostro al mío, quería besarme, era evidente. Yo simplemente saqué mi cuchillo que guardaba en mi boxer y lo inserte en su abdomen con firmeza sosteniendo su cuerpo contra el mío. Escuchaba sus quejidos perfectamente por lo cerca que estaba de mi oído. Saqué el cuchillo para volver a meterlo. Sacar, meter, sacar, meter.

Hice esto varias veces hasta que me cansé, tome al chico de los hombros y lo empujé al piso. Aún en ese estado comenzó a arrastrarse como gusano.

- actívate... Actívate...- lo escuché suplicar mientras cerraba fuerte los ojos

Las pupilas del chico brillaron en un amarillo tenue para después regresar a su color normal. Deje el cuchillo en el suelo mientras pisaba la espalda del joven impidiendo que siga avanzando y después lo volteo para que me mire

- no va funcionar... Este bebé...- dije mostrando mí cuchillo- está impregnado con mata lobos, que por cierto ahora está en tu cuerpo... Eso impide que uses tus poderes y morirás lentamente

- no por favor... No tienes que hacer esto- musitó el pelirrojo tomando mí brazo apretándolo con la poca fuerza que le quedaba

- ¿Que no tengo que hacerlo?- pregunté sarcásticamente- ¿Me estás tomando el pelo, imbécil?

- no... Yo... Soy una buena persona, lo juro, no lastimo a nadie- repitió rápidamente

- todos dicen lo mismo cuando tienen un cuchillo frente a sus ojos, pero eso no cambia el hecho de que... Ustedes no son humanos, pueden verse como tal, hablar como tal, pero en el fondo, siguen siendo bestias... Y las bestias tarde o temprano hacen cosas de bestias...- comenté- como lastimar, asustar, matar

- no todos somos así... Yo por ejemplo, nunca he matado a nadie, ni siquiera un rasguño, siempre me esfuerzo para no perder el control- intentó explicarse

- no puedo correr ese riesgo, los hombres lobo, vampiros, brujas, sirenas, todos ustedes son la misma cosa en diferentes empaques... Mí deber en proteger a mí pueblo de ustedes

- ¡Pero yo no he hecho nada! ¡Ni pienso hacerlo! Hace dos años yo también era solo un humano, hasta que me mordieron, pero jamás intenté lastimar a nadie ni lo haré- gritó despertarado




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