Nigromántica - Un Amor Mágico Del Otro Mundo

El gran Manni. Un pueblo extraño.

El gran Manni. Un pueblo extraño. Los ojos de las noches. Hartman, el último Fenrir. -

Este mundo es bastante hostil, para un

 

viajero de otra dimensión. -

 

 

 

 

 

 

 

Hermes termina de cenar y deja aquella lata de sardinas en el suelo. Al colocarse boca arriba veía como una nube se desplazaba en dirección a la derecha tapando la luna. Solo coloco la palma de sus manos detrás. Tenía un cansancio como para descansar bien, sin embargo no quería bajar la guardia en un lugar que podría ser hostil. Las llamas de la fogata chispeaban un poco. Mac y Cleo estaban profundamente dormidos. Los ronquidos de Cleo no cesaban. De ello Hermes se dio por sentado que sería una larga noche.

 

- Ni los enemigos se acercarían con esos ruidos – Pensaba. En un momento vio que ella recostada en su bolsa de dormir temblaba un poco. Se levantó tomando su cobija y se acercó a ella para colocarla de forma que cubriera desde sus pies hasta su cuerpo. De forma brusca ella despertó y en un acto reflejo propinó un golpe certero de gancho con su puño en la nariz de Hermes. Éste se lanzó cayendo al suelo.

 

- ¡Mmm! ¡Hooo! – Se despereza Cleo con un bostezo estirando los brazos. -

 

¿Qué hora es? ¿Hermes que haces ahí?

 

- Nada – Le dice tomándose con sus manos su rostro.

 

- ¿Te golpeaste? ¡Ahh! Debes ser más cuidadoso. Bueno continuaré ¡Buenas noches!

 

 

 

 

Hermes no tuvo expresión y regresó a su lugar. Pronto el también estaba cerrando sus ojos y otro los abría para observarlos

 

Era la confusión perfecta entre el silencio nocturno y el correr del aire que alimenta los sortilegios profundos del tacto de las criaturas que se estaban acercando. Pronto y sin mediar aviso la seda se anexó al pie derecho de Mac y fue arrastrado con sumo cuidado por el pastizal. Eran perfectos cazadores y su compañera se encargaba de Cleo que en un sueño profundo a penas se había dado por enterada que estaba siendo llevada a una madriguera. Los fluidos se intensificaron en ambas personas como un hilo que cubría la totalidad de cuerpo. Una roca ante el movimiento se clavó en la espalda de Mac que despertó en un alarido. Esto advirtió que Hermes abriera sus ojos para llevarse una sorpresa antes dos criaturas del tamaño de un humano arrastrando a sus amigos.

 

- ¡¡¡Despierten!!!- Ordena con levantando la voz en gritos. Y toma un leño y se lo arroja a uno de los arácnidos que intenta huir, pero solo retrocede unos pocos metros para contraatacar. El desorden genera que Cleo se despierte y vea delante de ella ese monstruo con tenazas queriendo raptarla.

 

- Señor Hermes auxilio – Se desespera Mac. Phileas toma su cuchillo de largo y se acerca a Mac cortando la red de a poco desde el hilo que une a éste con el arácnido. La araña contraataca pero Hermes saca su revólver y dispara en su rostro hiriéndola. Lo que hizo que se alejara. Luego apunta a la otra bestia. Cleo apenas del pánico puede moverse.

 

- Cleo voy por ti. – Da un salto hacia ella. Entre la araña y Cleo. Hermes intenta atinarle al disparo y el gatillo se falsea al no tener balas. –¡No puede ser! Debí cargarla.

 

- H..Heerm...¡¡Hermesss!! – Grita con toda fuerza Cleo. Mac está quitándose la seda, luego de lograr ello se lanza unos metros atrás al carruaje para buscar algún objeto que pareciese un arma para ayudar a Hermes. Los

 

 

 

 

caballos del susto comenzaron a correr desplomándose por el suelo ante varios movimientos, por el miedo y el tumulto – ¡¡Hermessss!!!

 

- ¡¡¡Deja de gritar Cleoo!!!

 

- NOO SEAAS IDIOTAA ¿NOO VESS QUE ESA COSA NO VA DEVORARR?

 

- ¡¡¡SI SIGUESS GRITANDOI TE DEJARE CON EL PARA QUE SEAS CENAA!!! – Hermes enfadado sacó su cuchillo y lo arrojó con fuerza perforando su cabeza. – ¡¡Le dí!! – Festeja Hermes contra su enemigo al ver que éste comienza a retroceder y cae al suelo

 

- Muy bien Hermes, ¡¡¡ahora sácame de aquí!!! – Lo regaña Cleo Y Hermes se da vuelta sonriendo a ella y va a desatarla con un gesto de salvador. La araña comienza a incorporarse de nuevo. Cleo comienza temblar y señala a Hermes detrás de él. –¡¡¡ Peh!!!¡¡Peh!!

 

- ¿Qué te ocurre? Pareces que perdiste la voz – Dice riendo Hermes.

 

- Mira detrás de ti – Grita Cleo.

 

- ¿Eh? – Duda Phileas temblando. La bestia estaba allí sobre él. – ¡¡Oh no!! Y justo sale Mac desde la nada golpeando con una vara de metal al monstruo. Hermes no lo duda y ante la sumisión de esa criatura le quita el cuchillo y vuelve a insertarlo una y otra vez, mientras salpica su cuerpo de un viscoso pus. – ¡¡Muere maldita!! – Son sus palabras finales. Pronto aquel cayo rendida y sin vida.

 

Su forma macabra y peluda, daba una impresión de espanto. Cleo estaba paralizada en un estado shock interno. En su mundo tanto Mac y ella sabían en los libros de biología de los diferentes seres que habitan los ecosistemas, sin embargo jamás habían visto algo semejante en persona. Para Hermes fue también una sorpresa que no podía quitar de su mente. Tenía frente de si mismo, una araña del tamaño de un automóvil. Y se dijo. Éste viaje no será fácil. Mac respiraba con dificultad por el miedo causado. Los caballos volvieron a estar inquietos y ese palpitar fue mensaje claro para Phileas.

 

 

 

 

- ¿Mac? ¡¡¡Mac!!! – Expresa Hermes – ¡los caballos! – Comenta Hermes tomando su cuchillo.

 

- Si lo siento – Comenta. -

 

- No importa – tomemos nuestras cosas saldremos de inmediato. Tenemos la suerte de que esta amaneciendo

 

- Sí señor.

 

- Cleo. Ven conmigo – Hermes la tomó entre sus brazos y ella se acurruca sobre su chaqueta – Tranquila ya todo está bien. Fue solo el susto.




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