Cuando nos alejamos, sentí la desolación de no verla a ella, me sentí con esa inseguridad, por no poder ver sus ojos, y palpar sus labios.
- ¿Qué lugar tan inusual? Parece salido de una película de terror ¡Hay ruidos extraños! Sera mejor que me mueva rápido. Este lugar es muy extraño. Esos ruidos se hacen más intensos. Debo apresurarme. Hay telas por doquier. ¡Ahh! Mi brazo está atrapado. Voy a cortar esa seda.
Hermes se haya solo en un lugar prácticamente cerrado. Su más intenso miedo lo está dirigiendo a regiones que desconoce, y no es su típico sueño
Esas palabras se vienen en mi mente...
.....Agus meallaidh an damhan-allaidh thu agus tuitidh i ann an gaol leat. Cha bhith thu airson a dhol a-steach innte, ach nì i annad.
(Y la mujer araña te seducirá y se enamorara de ti. No querrás entrar en ella, pero ella si en ti. )
Las redes cada vez son más intensas, parece una red de muchas líneas que se dividen en un lugar y en otro. Podría regresar por el lugar que llegué.
Hermes da la vuelta, pero solo encuentra una pared; un muro inexpugnable que no lo dejar proseguir, y delante de él, todo un circuito de tejidos que se entrecruzan y se dividen en todas las direcciones. Luego la materia vertiginosa y
luminosa se expande de modo tajante. Él, realiza cortes en todas partes abriéndose camino como si estuviera en una jungla perdido. Como explorador va consiguiendo abrir camino en una caverna oscura que posee diferentes senderos que se subdividen, es como una trampa que lleva a un solo lugar en el cual alguien espera.
Unas gotas de agua caen desde unas formas calcáreas puntiagudas. Hermes levanta la cabeza y puede ver toda esa magnífica erosión, y desde allí una proyección entre la superficie de parte de aquel espacio que se mueve. Una silueta femenina y luego muchos extremidades que se desprenden de esa imagen con poca nitidez, y allí otros volúmenes de seda.
Pronto el camino se vuelve complicado. La configuración del terreno le prohíbe a Hermes continuar. Éste no interrumpe si andar, y prosigue. Sin mediar peligro. Allí una figura.
-Ven Hermes, sígueme - La imagen de una dama de cabello oscuro. –
- ¿Leticia eres tú? Espérame. – Phileas se mueve diligentemente, y con cierto dinamismo va sorteando las redes y las estalagmitas, de inmediato experimenta un dolor muy grande en sus pies. – Al tomar una pausa, y verse, nota que sangran. Y un camino de líquido coagulado va quedando detrás de su persona. Él, no presta atención y continúa. – Debo continuar.
- Adiós Hermes. -
- ¡Espera! – Hermes corre a ella y resbala entre las rocas y la seda que empaña el espacio, cayendo desde un plano inclinado, del cual había un abismo. – ¡¡¡Ahh!!! – Phileas cae y cae rodando por el suelo, levantando el polvo del espacio. Un hilo de la tela comienza a enredarlo, y el sigue dando vueltas hasta que el tejido amortigua su caída.
El sonido se produce con pequeñas gotas que caen con un mismo ritmo de melodía. Es la misma gota. Una y otra vez eternamente. Una de ellas cae en su rostro lastimado y lleno de tierra.
- Hermes. Despierta. ¡Hermes! –
- ¿Quién eres? – Pregunta con poca fuerza en su voz. –
- Soy yo. Hermes. Te espero.
- Cleo. – Eres tu – Hermes, veía el cabello extenso amarillo con sus ojos color café sonriendo. – Eres tu – Extiende su mano a ella y de repente se desvanece – ¿Qué ocurre Cleo? ¿Qué hago aquí?
Hermes se encontraba en posición vertical con sus manos y piernas amordazadas entre telas, y sedas y desde el techo de la caverna descendía una mujer de cabello oscuro corto y de ojos pequeños y contextura delgada. Llevaba un vestido corto negro. Su piel blanca. Y una sonrisa extraña. –
- Te he estado esperando Hermes – Tú me heriste, y no pude dejar de pensarte desde aquella vez.
- ¿Quién eres? – Se alarma Hermes
Ella se fue acercando hasta llegar a él. Cara a cara. Pasó su mano acariciando su mejilla. –
- Tu rostro es bello. – Te he estado buscando. – Luego se fue acercando más, y abrazó su cuello. Los labios de la mujer se unieron a los de Hermes. ella mordisqueo el labio superior de Hermes, pronto lo soltó – Siempre quise hacer esto. – Así pues se fue alejando; dio la vuelta y de espaldas comenzó a transformarse. Su cuerpo abría extremidades y un volumen sobresalía.
- ¿Qué demonios eres?
- Soy la mujer araña - Su rostro gira en una vuelta y comienza a transfigurar
sin completar la misma; parte mujer, parte araña, y pronto se fue acercando lentamente a él con unos aguijones. Hermes intentaba poder soltarse, sin
embargo fue imposible. Y ella se acercó terminando su transformación en un rostro de ocho ojos y dos mandíbulas que iban a su cabeza. Y el grito de Hermes que no secaba al recibir el primer golpe en su pecho abriéndose. El veía como su cuerpo se estaba desintegrando, mientras se alimentaba. El estado de Shock de Hermes fue tal que no podía entender nada, y pronto escupió sangre en el rostro de la especie que quitaba parte de sus huesos y carne.
- ¡¡¡¡Déjame!!!! ¡¡¡¡Déjame!!!! - El dolor consumía la mente de Hermes y pronto tomo su corazón cortando las válvulas y un mar de sangre escapaba- ¡¡¡¡AHHHH!! – El grito intenso. - ¡¡¡AHHH!!!
La transpiración de su cuerpo se extendió por toda su ropa.
- ¡¡¡Hermes!!! ¡¡¡Hermes!!! – ¡¡Despierta!! – Cleo movía el cuerpo de Phileas en una pesadilla. – nombraba a una mujer. – ¡¡Hermes despierta!!
Hermes, se levantó prontamente agitado con la respiración acelerada de su corazón, y muy convulsionado.
- ¿Estás bien Señor Hermes? – Le dijo Mac
- Sin duda, tuvo una fuerte pesadilla. –
- Le dará jaqueca – Expresa Hartman. –
- ¿Qué paso? – Se toma la cabeza inclinándose. -
- Estas aquí. ¡Con nosotros Hermes! – Comenta Cleo. – Bebe un poco de agua. –Mac le alcanza una taza.
- ¡Gracias! – Fue un sueño muy extraño. –Seguro que es real. No sé porque lo digo. Esa mujer Araña. – Se coloca de cuclillas Hermes. -
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Editado: 09.11.2024