Niktos

02

- Mel, ¿Qué acordamos de usar el celular en la mesa? ¿Quién era?

- ¡Qué se yo! Algún acosador que por error le dieron mi documento, ahora tengo que ir a buscarlo hasta ciudad universitaria.

- ¿Sabes quién es? ¿Lo conoces?

- No, si te dije que no sé quien era, yo tengo el suyo también así que se lo tengo que devolver a él. Nada más, no empieces con tu seminario de cuidados al hablar con extraños ahora mismo. Dejame terminar de comer y me voy.

Mamá se quedó callada, ¿Qué otra cosa podría agregar? Ya ni la dejaban repetir las clásicas palabras que toda madre dice cuando sus hijos están a punto de hacer algo que puede conllevar algún tipo de riesgo. Para mamá, encontrarse con un desconocido está en una de las escalas mas altas de riesgo posible, con más razón en esta ciudad.

Melania dejó la milanesa por la mitad y subió a saltos la escalera que la llevaba hasta su habitación. Se tiró boca abajo en la cama y metió la mano en el costado, sacando puñados de hojas y papeles hasta que encontró el sobre que estaba buscando. Así como lo agarró, arrugándolo y sin darle importancia lo metió en una cartera, tomó las llaves del auto que estaban sobre la mesa de luz y salió.

Salió conduciendo casi a exceso de velocidad por la avenida circunvalación, la autopista que rodea toda la ciudad, para ahorrarse cuarenta minutos o quizás una hora que le llevaría atravesar el centro de nuevo. Manejar por esa zona implicaba pasar por los límites de los barrios peligrosos, donde ella jamás imaginaba poner un pie ni por accidente. Mantenía la vista al frente, los ojos en el carril y evitaba mirar a los costados. Algunas personas de su barrio contaban que habían recibido piedrazos en el parabrisas o les habían arrojado líquidos extraños que impidieran la visión a través del vidrio con el fin de que tuvieran que detenerse y así poder robarles a los conductores que pasaban por ahí. Melania sabía que era verdad, pero no tenía miedo, quizás porque nunca le había pasado algo realmente malo, o porque así era su carácter; valiente, atrevida, arriesgada a hacer las cosas. No dejaba mucho lugar para el miedo, por lo tanto, no sabía donde estaba su límite.

Llegó a ciudad universitaria. Pasó por una facultad a medio construir, llegó frente a la facultad de ciencias químicas, dobló a la izquierda, una cuadra más y estacionó frente a una plaza seca. Ahí había arreglado para encontrarse con Daren. Revisó la foto del documento y lo reconoció acercándose en bicicleta por la vereda.

- Hola - dijo ella casi sonriendo. En principio intentaría evitar cualquier conversación trivial y pasaría directamente a recuperar su documento. Después se iría de ahí lo más rápido posible, no podía perder tiempo en un día tan ocupado como el de ella - Soy Melania, ¿Sos Daren, no?

Daren se bajó de la bicicleta y la apoyó en uno de los mástiles que soportaban una pérgola que hacía sombra sobre una mínima porción de la plaza seca. La bicicleta quedó mal apoyada y se cayó al piso, pero él hizo como si nada hubiera pasado.

- Si, Daren, acá tengo tu sobre - Dijo sacándolo del bolsillo de la campera. No le dio tiempo a decir más nada, porque Melania se lo arrancó de la mano, sonrió y diciendo "Gracias" se dio media vuelta para irse, esperando que la interacción con el desconocido se acabara lo más rápido posible.

"¡Esperá!" Alcanzó a decir Daren. Ella revoleó los ojos y se volteó.

- ¿Si? ¿Algo más?

Él sacó una hoja más del bolsillo, era la nota que había encontrado adentro del sobre.

- ¿Conocés a Andrea? ¿La chica que desapareció hace una semana?

- S... Si. La conocía, ¿Por qué? – preguntó ella, extrañada.

El extendió la mano con la carta, obligando a Melania a volver sobre sus pasos y tomar la hoja.

Mientras leía, cada cierta cantidad de oraciones levantaba la vista para mirar a Daren, ya que le parecía bastante extraño el contenido de la carta. Para ella podría ser una estúpida estrategia para alargar la conversación.

- ¿Qué es esto? ¿Es una broma, o qué?

- ¡No es una broma! - respondió Daren, indignado por la reacción - Estaba adentro del sobre, esta chica necesita tu... necesita nuestra ayuda, es algo serio lo que le está pasando.

Melania dio un par de pasos hacia atrás, y releyó la carta. Dentro suyo todavía dudaba de lo que estaba leyendo. Al final se guardó la carta en el bolsillo.

- Mi ayuda necesita - replicó ella - Vos no tenés nada que ver. Yo me encargo de esto, gracias por hacérmelo saber. - Dijo al final y se subió al auto

- ¡Hey! ¿Y mi documento?

Melania sacó la mano por la ventanilla y le arrojó el sobre al aire para que lo atrapara, mientras aceleraba.

- ¡Melania! ¡Es peligroso! - Llegó a gritar Daren mientras el auto se iba a toda velocidad.



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En el texto hay: crimen organizado, suspenso, injusticia

Editado: 05.04.2018

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