Niktos

03

Melania conducía a toda velocidad por plena avenida Chacabuco. Ni los semáforos, ni los cruces de calles ni las cámaras de foto multas parecían volverla consciente del hecho de que iba a casi ciento veinte kilómetros por hora en plena zona urbana. También parecía estar sorda a los gritos y reclamos de Daren, quién todavía no terminaba de procesar lo que acababa de pasar.

"No sos quién para quitarle la vida a alguien, ¿De donde saliste? Acabas de matar una persona y ni siquiera te importa. ¿Qué clase de persona hace eso? Acabás de cometer un asesinato y debería reportarlo a la policía. No, al ejército, o a estos de Killfire mejor a ver si hacen justicia como corresponde..."

Daren hablaba sin parar. No podía controlar su desesperación y los nervios de estar huyendo de una escena de crimen lo hacían verbalizar descontroladamente. Melania tuvo suficiente y justo antes de un cruce importante que pudo haber matados a los dos, pisó el freno a fondo y el auto se detuvo en pocos metros.

- ¿Ah, si? - dijo ella, prácticamente furiosa - ¿Me vas a delatar con esos gorilas del gobierno? Hacelo, cobarde, y los dos vamos a caer presos o peor aún, nos van a ejecutar sin pensarlo porque así es como funciona nuestro sistema de "justicia" ahora. Tomá, si querés llamalos desde mi celular.

Melania sacó el celular de su campera y se lo tiró a Daren en el asiento del acompañante. El se quedó mudo ante la mirada amenazante de ella. Durante esos segundos de silencio, tres camionetas del ejército pasaron por el cruce frente a ellos a toda velocidad. Los cuerpos de seguridad de Córdoba Central ya estaban en movimiento y ellos estaban manchados de sangre de la víctima, tenían su pistola, su celular y una katana cubierta de su ADN. Al menos tres cámaras de seguridad los habían detectado conduciendo a exceso de velocidad y se encontraban en una de las avenidas principales de la ciudad. Estaban en desventaja, definitivamente.

- Te... Tenemos que movernos - dijo Daren casi tartamudeando.

Melania se sacó la capucha, se notaba el brillo en su frente que indicaba que estaba empezando a transpirar. No transpiró mientras se deshacía de aquel soldado en la entrada, o mientras asesinaba a sangre fría a aquel tipo. Sino ahora, que las fuerzas de seguridad estaban detrás de ella.

- Tenemos que cambiarnos y esconder el auto - dijo ella mientras aceleraba de nuevo, esta vez a velocidad normal. No podemos aparecer frente a ninguna cámara por algunos días, así que necesitamos salir de la ciudad, quedarnos en las afueras, alguna zona rural. ¿Conocés algún lugar donde podamos refugiarnos?

Daren miraba fijo hacia el frente, a la calle. La mano derecha le temblaba un poco, cubierta de la sangre seca del hombre. Todavía respiraba agitadamente y Melania se estaba quedando sin paciencia.

- ¡Daren! Necesito que te concentres ahora mismo. ¿Conocés algún lugar afuera de la ciudad donde podamos refugiarnos unos días?

Él reaccionó, le costaba volver al mundo real, tomar conciencia de lo que estaba pasando, pegarse a la realidad de nuevo. Le era difícil pero se esforzaba. Su mente lo que llevaba a cualquier otro lado, a cualquier pensamiento estúpido o sin importancia con tal de distraerlo del trauma de lo que acababa de pasar.

- No, perdón, no conozco ningún lugar... Podríamos intentar escondernos en la zona de los hornos de cal, hay edificios abandonados ahí hace décadas.

- Bien, bien... Necesito que me digas como llegar, pero antes; y esto no te va a gustar: Tenemos que dejar el auto en algún estacionamiento y llevarnos otro.

- ¿Cómo...? ¿Llevarnos? ¿Te referís a robar uno? ¿Melania, es en serio?

- ¡No me llames por el nombre completo! Sí, de verdad. Si nos ven con este auto saliendo de la ciudad estamos muertos, literalmente.

Daren no tuvo otra opción que aceptar. De ahora en más hacían las cosas que fueran necesarias para mantenerse con vida en el infierno que era esa ciudad. Ya iba a haber tiempo más adelante para conversar de las cuestiones éticas y morales, la prioridad ahora era salir del radar, de las cámaras, y alejarse de los controles policiales.

Melania condujo hasta un estacionamiento, sacó un ticket al ingresar y se estacionó lo más atrás que podía. Nadie podía reconocer el auto, menos en un estacionamiento subterráneo. Ella agarró la pistola y el celular del tipo. Él se colgó la katana en la espalda y caminó al lado de ella hasta llegar a la salida.

Afuera la luna iluminaba todo, era una noche brillante. El aire helado le enrojeció la nariz a ambos. Encapuchados, empezaron a caminar por la vereda. Él más atento que nunca a cualquier cámara, cualquier sonido. Se sobresaltaba cada vez que escuchaba las sirenas acercarse a toda velocidad y pasar por alguna calle lateral. Ella mantenía bastante bien la calma, lograba concentrarse, pero se notaba tensa de todas maneras. Mientras caminaban, ella buscaba algún auto viejo, sin alarma o alguno en el que alguien se hubiese olvidado la llave puesta.

Diez o doce cuadras de tensión después, ella encontró un auto bastante descuidado con las llaves puestos. Probablemente ruidoso, si el dueño vivía por ahí cerca se iba a enterar rápidamente que le estaban robando el auto. Melania le hizo señas a Daren para que la ayudara a empujar el auto hasta el cruce siguiente y así podían irse.



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En el texto hay: crimen organizado, suspenso, injusticia

Editado: 05.04.2018

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