Niñas de Cristal

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MARATÓN 1/3

Sky.

–Ella se encuentra mejor, le aplicamos un lavado estomacal a el cual reaccionó perfectamente bien,–Al escuchar las palabras del doctor suelto un gran suspiro.–Se quedará está noche solo por precaución y también pueden pasar a verla.

–Si, si doctor, yo voy a verla.–Digo casi gritando, el doctor asiente y hace una seña para que lo siga.

Al llegar al hospital ya estaban Alan y Liam, esperamos notícias hasta que el doctor nos explico que Peyton había tomado unas pastillas con nombre raro y por poco se muere...

 

Peyton.

Me sentía cansada...muy cansada, como si un trailer me hubiera pasado encima. Por alguna razón mis ojos se sentían pesados, no podía abrirlos, escuchaba la voz de algunas personas que no reconocía, hasta que  escuché una voz muy conocida... Sky.

Abrí los ojos poco a poco empecé a reconocer el lugar en donde estaba y con ello todo lo que hice, juntó con una mirada llena de tristeza.

–Hola Peyton...–Dice con tristeza mientras acaricia mi cabello con dulzura.

Pensé que tomar esas pastillas era mi única elección, pero al ver a Sky con lágrimas en los ojos me di cuenta que no, me equivoqué.

–Lo siento... perdóname Sky.–Digo con un nudo en la garganta.

–Tranquila, todo está bien, pero cualquier cosa que haya pasado...ya te diste cuenta que tomar eso no es una salida.

Asiento con la cabeza y ella me abraza derrumbando las cadenas que retenían mis lágrimas.

–Por favor Peyton no vuelvas a asustarme así, me preocupe demasiado.–Sky también lloraba.

–No lo haré más...lo prometo.

Pasamos un buen rato abrazadas y balbuceando palabras que ninguna de las dos entendía. Al día siguiente Alan, Liam y Sky me llevaron a casa.

Por si se lo preguntaban...no, mi madre no me recibió con lágrimas en los ojos, nisiquiera fue a visitarme al hospital, solo le llamo a Alan para que me llevará a el maldito hospital por qué ella estaba "ocupada".

Sky y mis amigos fueron a sus respectivas casas, Sky no quería dejarme sola pero insistí, yo no era la única con problemas, al parecer la gente que trabajaba en mi casa estaban más preocupados por mi que mi propia madre.

(...)

Dos días después ya todo parecía volver a la normalidad, Aunque en realidad yo me sentía igual de vacía que todos los días, mamá estaba en un viaje de negocios y yo estaba sola en mi casa con un antojo de helado impresionante.

Algo malo me ocurría, nunca antes me había tratado de suicidar, solo lloraba hasta artarme, eso es lo que pasa cuando las personas explotamos o nos derrumbamos.

La mayoría de las personas que se derrumban pasan por un duelo en que su familia los ayuda y se compadecen de ellos, en cambio conmigo nunca fue así, tenía que llorar en silencio, si mi madre me escuchaba lo más probable era que me gritara así como las veces en que le preguntaba por mi padre. Así que solo lloraba para después colocar mi máscara y sonreír.

Está noche no era la excepción a pesar de todo lo que paso a mi madre no le importaba ni un pepino como realmente me sentía, lo que yo quería o necesitaba, lo que realmente me hacía feliz.

Camine de mi cuarto a la cocina con mis audífonos al máximo volumen pero...oh sorpresa! No había de mi helado favorito >menta<.

–Eli...¿Ya no hay más helado de menta?–Pregunto cerrando el refrigerador, ella me mira y niega.

–Si quieres mando a algún chófer por...

–No Eli, yo iré.–Digo optimista ya que desde que pasó el accidente no he salido, sin embargo Eli me mira dudosa.–Tranquila Eli, estoy bien solo iré por helado.

–¿Segura?–Me sonríe dulcemente.

–Si, ahora regreso.

Y así fue, tome una chaqueta y salí rumbo a el supermercado con tan solo una playera blanca, mis vaqueros preferidos y unas botas blancas.

Preferí ir a pie, aunque muchos pensaban que lo único que me importaba era estar a la moda y tener una manicura espectacular, en realidad no es lo que más me importaba, es decir, disfrutar de un paseo por las calles de San Francisco era fenomenal.

En realidad cualquier paseo por algun parque o calle era gratificante para mí, veía lo hermoso dónde nadie lo veía y con mi cámara podía hacer que todos lo vieran...¿Mágico no creen?

Era una de las razones por la que amaba tomar fotografías, llevaba mi cámara a todas partes, ella y yo éramos uno mismo.

Lo siento, dentro de mis pensamientos suelo ser muy poética y reflexiva.

Nadie sabía el motivo por el que me ausenté a clases y eso era más que magnífico, si todos se enteran recibiría más miradas malas con intenciones malas, era mejor que todos vieran a Peyton "la reina de las perras", que a Peyton a la que ni su madre le presta atención.

Entre a la tienda y me camine hasta lo refrigeradores con Miles y Miles de botes de helado, me daban ganas de robar una cuchara y destapar cada uno de los helados, comer todo su contenido, se veían tan deliciosos todos acomodados por marca...¡Demonios!

No sé si lo había mencionado pero soy una persona algo bajita y el helado de menta estaba HASTA ARRIBA!

Mierda.

–Disculpa...¿Vas a tomar alguno?–Salgo de mi reproche por ser tan enana centrando mi atención a una chica que creo aver visto antes, por fortuna es más alta que yo.

–Emmmm sí, solo que soy algo chiquita.–Ella me mira con el ceño fruncido.–Siento que te he visto antes...–Y entonces siento como mi mente hace 'clic' y ya recuerdo de dónde conozco a esta chica, señoras y señores tengo enfrente a la chica que me llamo 'cabeza hueca'.

–Exacto soy la chica que te llamo 'cabeza hueca', Disculpa por eso... digamos que ese día fue una mierda y accidentalmente me desquite con todo el mundo incluyendote.

–Oh, no te preocupes, suele pasar.–Dije sonriendo, ya había olvidado la intensa mirada café de está chica.

–Soy Julietta O'Connor, no te presentes...ya se quién eres, de hecho, ¿Quien no?–Ahora ella también sonríe.




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