Niñera De Mi Hija

Capítulo 2

Cinnia era el centro de atención, todas en la agencia no paraban de mimarla. La niña de ojos grandes grises, cabello castaño y un rostro angelical estaba en un sueño bajo todas esas atenciones.

Blue no podía dejar de mirarla, la niña ha despertado tantos sentimientos en ella que no puede controlarse y no lo entiende. Si bien cuidó a varios niños cuando era niñera y los quiso, ninguno despertó eso de inmediato.

—Cinnia, vamos, es hora de merendar. —Janina, quien había encontrado finalmente a su amiga después de que Richard le comentara la condición que le había puesto, colocó una bandeja con una ensalada de frutas, un yogur y una galleta de avena. —Debes comértele todo.

—¿Si lo como todo serás mi niñera? —Miró a Blue quién sonrió, la niña no se daba por vencida con facilidad.

—Cariño, me has contado que vives en el Reino Unido, yo no puedo viajar.

—Me han contado que la agencia es internacional y las niñeras viajan. —Hizo un puchero. —¿Por qué no quieres ser mi niñera? ¿Acaso me crees mala por escapar de la recepcionista? Prometo que soy buena.

—Oh, cielo. —Blue corrió a ella, se arrodilló y la miró a sus ojitos acuosos. —Estoy segura de que eres la niña más buena del mundo, pero...

—¿Cómo es posible? —La voz gruesa y furiosa las alarmó a todas. —¡Si tenían a mi hija, debieron poner la denuncia en la policía y no quedarse con ella! —Al entrar, las pocas mujeres que estaba ahí miraron al imponente hombre. —Cariño... —Michael quiso acercarse a su hija, pero Blue se lo negó, ella se colocó en frente.

—¿Usted es? —Alzó la mirada para enfrentarlo y su corazón dio mil vuelcos seguidos.

Ambos se miraron a los ojos, ella en shock por quién estaba frente a ella y él, furioso por la osadía de la mujer.

Blue se sintió morir, ¿Acaso la niña a sus espaldas es la hija del hombre que le rompió el corazón?

—¿Qué Haces mirándome? ¡Apártate, necesito asegurarme de que mi hija esté bien! —Que no la reconociera, le dolió profundamente, pero no podía hacer más.

Aparte de que él jamás la había amado, ella cambió mucho. Su rostro es más maduro, cambió su cabello rubio oscuro por uno rojizo y su cuerpo es más voluminoso que años atrás.

—Vaya, la culpa disfrazada de preocupación. —Soltó con veneno, eso asombró a sus compañeras.

—¿Disculpa? —Michael se sintió reventar, había algo en esa mujer que lo cabreaba mucho.

—Su hija se escapó y ha aparecido tres horas después, ¿No es eso más que un descuido?

—¡No fue mi culpa! —La señaló furioso. —Fue la incapaz de la recepcionista, pero eso no le interesa a usted. —Sacó su billetera. —Es mi hija, ahora hágase a un lado. —Blue miró la foto donde salían ambos riendo, ella no se parecía a él en lo absoluto.

—Si dice usted que es suya... —Se encogió de hombros al mofarse. —Cielo. —Blue no tuvo más opción. —Me ha quedado claro porque has escapado, es un ogro del pantano. —Cinnia se llevó la manito a la boca para no reír y Michael no sabía que más hacer con la furia que le provoca la mujer. —Pero debes volver con tu padre, estaré aquí por si quieres como niñera a alguna de mis chicas. —Tomando una tarjeta de su bolso, volvió con la niña. —Es mi tarjeta personal, puedes llamar siempre que me necesites, ¿Vale?

—Vámonos. —Michael estiró la mano.

—Papi, ¿Es así como tratas a quien salvó a tu brillitos? —La niña lo miró con las cejas alzadas y una sonrisa pillina en los labios. —Deberías ser un caballero con mi heroína, ¡Invítala a cenar esta noche! —Blue quedó sin respiración.

—Brillitos. —Michael se arrodilló frente a su hija y la miró con amor, es como si su personalidad hubiera cambiado drásticamente. —He venido aquí por trabajo, además la señorita...

—Nina. —Respondió Blue apresuradamente, Cinnia la miró confundida, pero el guiño la tranquilizó.

—La señorita Nina debe estar muy ocupada. —Al ver la mirada de su hija resopló, es tan cabezota como él. —Bien, le enviaré un ramo de flores, ¿Qué te parece?

—¿Tan poco harás por la mujer que me puso a salvo? —La niña se cruzó de brazos. —Papi, las calles de Francia son peligrosas. —Michael cerró los ojos.

—Bien, hagamos algo. —Se enderezó y miró directamente a Blue. —En un par de días debo asistir a una importante fiesta, es de trabajo, pero de todos modos podemos divertirnos. —Lamió sus labios y miró a su hija, quien asintió animándolo. —¿Le gustaría ir conmigo? —Blue se sintió nerviosa, ¿Cómo podía ella estar a su lado después de como la lastimó?

—Aceptaré si me dice la edad de su hija. —Michael se tensó mucho más, esa voz tan melodiosa lo irrita.

—Tiene cinco años, va para seis en dos semanas. —El corazón de Blue se aceleró en su pecho.

—Vaya, su madre debe estar muy orgullosa de ella y...

—Nos vemos en dos días. —Michael la cortó. —Despídete hija. —Ordenó, pero no esperó a nada, él avanzó con su hija de la mano y salió de ahí.

—¡Qué intensidad! —Janina chilló soltando el aire. —La tensión estaba que explotaba de tantas chispas. —Blue no se quedó a bromear, ella corrió al baño y vomitó.

Los nervios la estaban matando, se sintió morir al tenerlo ahí en frente después de tantos años. ¿Había él tenido otra hija? ¿Acaso aquella mujer estaba embarazada también de él? ¿Podría ser esa su hija? Las tantas preguntas la abrumaron al punto de dolerle la cabeza.

—La niña no se parece a él. —Susurró al ver entrar a Janina.

—No, de hecho se me hizo parecida a alguien, pero todavía no puedo sacarlo. —Resopló tirándose al piso junto a ella. —¿Qué te pasa? Estás pálida.

—¿Recuerdas mi pasado? —Janina asintió lentamente, anticipando lo que su amiga le diría. —Él es el causante de mi desconfianza y mi corazón roto. —Las lágrimas rodaron por sus mejillas.

—¿Ese es Michael Rummage? —Preguntó llena de asombro, siempre había escuchado hablar de él, pero jamás lo había conocido.

—Es el hombre que me abandonó el día que di a luz a mi hija muerta. —Blue sollozó. —Y llámame loca, pero esa niña se ganó mi corazón en un segundo. —La miró a los ojos y Janina se puso en pie de un brinco.




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