Niñera de un maníaco

18. Muy cerca

En una acogedora cafetería del campo, Yulia volvió a la realidad sólo cuando vertieron cuidadosamente todos los sobres de azúcar en su taza. Parecía que con un sobre más la bebida estaría lista para comer en vez de para beber.

Yulia miró a Yegor con cara de culpabilidad. Él había estado observando en silencio sus manipulaciones todo este tiempo.

- "Perdona, estaba pensando.

- ¿Sobre cuánto azúcar se puede poner en una taza de café?

- 7.

- ¿Qué?

- 7 sobres y aún puedes beber el café. Más y ya no sabrás a café.

- "Gracias por la información", sonrió finalmente Yegor. Su rostro se volvía bastante amable cuando sonreía. "¿Qué te parece?", le preguntó a Yulia.

- ¿Sobre qué?

- Sobre la antigua niñera de los Kowalski.

- Aún no puedo decir nada. Todo está demasiado borroso, no está claro. Pero sabes, tengo la sensación de que esta mujer es la clave de todo. El principio. Sólo necesito una pieza más del rompecabezas para armar el cuadro. Es como si hubiéramos perdido, pasado por alto algo importante. Pero no sé qué...

- Bueno, perdimos de vista a Alina. O a su asesino, que llegó a ella primero. Delante de nuestras narices.

- Sí, eso también. Tal vez Yura descubra algo a través de sus canales.

- ¿Cuánto hace que lo conoces?

- ¿Yura? Vivía en mi pueblo, estudiaba en una clase paralela. A todas las chicas les gustaba." Yulia sonrió. "A mí no. Era demasiado... duro, o algo así. Grosero, como todos los adolescentes, pero mucho más duro que sus amigos. Siempre estaba peleándose con alguien. No caía bien a los chicos. Y luego se mudó a la ciudad desde nuestra provincia, y nos conocimos cuando empecé a trabajar para Sasha.

- Ya veo. ¿Así que es una persona de confianza?

- Sí, lo es. ¿Por qué lo preguntas?

- La vida me ha enseñado el principio de "confía pero verifica".

- ¿Confía en mí?

- Eres abierto. No hay una sola gota de falsedad o mentira en ti. Debe ser difícil vivir para gente así.

- No, no pasa nada. Lo principal es que no te quedes sin sobrecitos de azúcar.

- Qué gracioso. ¿Qué hacemos ahora, Jules?

- Me gustaría hablar con alguien. Pero no creo que esa persona quiera...

- ¿Quién es?

- Anna Petrovna.

- ¿Eres suicida? Ella te quemará con una mirada.

- Tal vez. Pero se trata de su hijo. ¿No querrá ayudarlo? Además, tengo un pequeño truco bajo la manga.

- ¿En serio? Eres todo un tramposo, ¿verdad? No sé qué decir.

- Háblame de ella. La conoces mejor que yo. Mientras tanto terminaré mi café.

- Pronto te lo acabarás". Yegor volvió a sonreír. La sonrisa fue rápidamente sustituida por su habitual preocupación, y empezó a hablar de Anna Petrovna: "Es una persona muy difícil. Todos en la casa le tienen miedo. Incluso Sasha. A veces pienso que no sólo le tiene miedo, sino que la odia. Pero creo que será muy difícil encontrar a una persona que la quiera. Ella tiene que controlarlo todo, y todos a su alrededor tienen que obedecerla. Tiene que ser obedecida, respetada y temida. No es una mujer muy agradable.

- ¿Cómo era su relación con Emma?

- Sólo lo sé por las conversaciones de Petro y María. Y un poco por el propio Kowalski. Yo no me comunicaba con Emma en ese momento. A Kowalska no le gustaba. Podía humillarla e insultarla. Y Emma no le prestaba atención. Con el tiempo, los chicos se acostumbraron mucho a ella, Anna Petrovna vio los resultados de las clases y lo mucho que Emma los quería, y se descongeló un poco.

- Pero entonces comenzó su romance con Sasha...

- Sí. Y los escándalos en casa. María dijo que daba miedo. Como un desastre natural. No sé cómo Emma sobrevivió...

- Ella no..." Yulia miró a Yegor con atención. En sus ojos vio el mismo destello instantáneo que acababa de aturdirla. Se levantaron al mismo tiempo de los cómodos sillones de mimbre.

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Atentamente, Eva

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