Niñera para el millonario {fraternal's Love #4}

Capítulo 4

Brianna

—¿Tan mal fue? —pregunta mi madre, y solo tengo que escuchar su voz para imaginarla con el ceño fruncido mientras sujeta una taza de café con la mano que tiene libre.

—Horrible, y no por el hecho de que estuviera todo sudoroso a causa de los nervios, es que en serio la compañía de una piedra habría sido mucho mejor.

—¡Brianna!

—Lo siento, mamá, pero es verdad. Sé que es el hijo de tu mejor amiga y todo eso, y te agradezco que hayas querido ayudarme a encontrar pareja, de verdad, pero he tenido malas citas antes y jamás me había encontrado con un chico que me haya preguntado textualmente: ¿tienes planes de que nos acostemos después? Porque si no lo vamos a hacer, entonces tenemos que partir la cena mitad y mitad. ¿En qué mundo eso puede estar mínimamente bien?

Se queda en silencio un par de segundos antes de responder.

—De acuerdo, eso ha sido increíblemente ofensivo.

—Gracias. Y ni siquiera era una cena cara. Quiero decir, si fuera a acostarme con alguien a cambio de una cena, en serio tendría que ser el restaurante más lujoso con la comida más deliciosa del mundo, así que no sé lo que le vas a decir a tu amiga, pero que no se le ocurra tenderme otra emboscada.

Cometí el error de decir frente a las amigas de mi madre que estaba buscando alguien con quien salir, y todas tenían al candidato ideal, lo que significa que los últimos meses he estado teniendo las peores citas de mi vida y, cuando creí que me había librado de todo ese asunto porque ya todas las mujeres me habían presentado a sus prospectos, la mejor amiga de mi madre decidió que sería considerada la peor mujer del mundo si no me daba la oportunidad de conocer, según sus palabras, a quien podría ser mi verdadero amor: su hijo.

Y terminó siendo la peor cita de todas.

—Le voy a decir la verdad, que no la disfrutaste, pero que no quisiste decirme por qué.

—Vaya, mírate. Así que vas a dejar que me vea como la mala de la película.

—¡Tú te lo buscaste! —dice alzando la voz—. Te advertí que no entraras gritando porque estaba ocupada y aún así lo hiciste. Que todas las mujeres del club se enteraran de que estás buscando novio, es tu culpa, así que lo menos que puedes hacer es no querer que el asunto me salpique demasiado.

—¿Sabes? A veces de verdad me pregunto si eres mi madre o mi enemiga disfrazada.

—No digas tonterías. ¿Al final decidiste lo que vas a hacer? —pregunta y sé que se refiere al trabajo.

—No. Estaba pensando ir a hablar con Travis hoy. Estoy segura de que me ayudará a tomar una decisión.

Travis es mi jefe, el mejor jefe del mundo. Si no se mostrara tan respetuoso y me inspirara la confianza de un hermano mayor, habría intentado algo con él, pero Travis es un buen hombre, demasiado bueno, así que, aunque babeé por él cuando recién empezaba a trabajar, admito que ya superé mi enamoramiento.

—Creo que es lo mejor que puedes hacer. Le has estado dando vueltas por mucho rato.

—Ya lo sé. Pero no quiero dejar de intentarlo. Es decir, estoy segura de que el hombre indicado está por ahí, esperando a que lo encuentre.

—Y vas a encontrarlo en Roma —dice con un leve tono de escepticismo y no puedo culparla.

Los últimos años he viajado a diez países diferentes, segura de que mi media naranja estaba esperándome en algún lugar. Roma fue el primer país que visité, estuve allí por dos meses, segura de que encontraría a un italiano que me hiciera ver las estrellas, y técnicamente lo encontré, pero todo se quedó en la cama, así que, quizá, regresar a Roma para encontrar pareja no sea la mejor idea de todas, pero me niego a viajar a París soltera. No todos los sueños se cumplen, pero siempre he soñado con un beso frente a la torre Eiffel, así que puedo decidir no ir hasta que tenga con quien.

—Quizá no esta vez —le digo a mi madre—, pero me encanta la pizza italiana.

Ella chasquea la lengua y escucho cómo mi papá la llama desde el otro lado del celular.

—Tengo que dejarte, cariño, que tengas un buen día en el trabajo.

—Gracias, pásalo bien.

Suelto un suspiro profundo después de colgar y dejo el celular sobre el sofá mientras me meto en la habitación a arreglarme el cabello.

Las últimas semanas me he estado debatiendo entre si aceptar un segundo trabajo con otra familia o esperar a que termine mi contrato actual e irme a Roma.

Contrario a lo que mi madre podría creer, no estoy desesperada por tener pareja, solo quiero tenerla. Si estuviera desesperada, cualquiera me vendría bien, pero me niego a terminar en manos de un hombre egoísta, machista y controlador solo para no decir que estoy sola.

Disfruto mi soltería y el noventa por ciento del tiempo soy la persona más feliz del universo teniéndome solo a mí de compañía, y aunque sé usar muy bien las manos, en el momento en que la biología sigue su curso y mi líbido se dispara, la idea de tener un hombre que pueda complacerme en ese momento y apapacharme después, es lo suficientemente grande como para empezar a buscar.

No le he dicho a mi madre que eso es lo que realmente me motiva, porque diría que mis razones no me llevarán a ningún buen lugar, por eso solo le digo que me siento preparada para una relación.




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