Niñero por obligación

Episodio 9: "Soñar con Alessa"

 

NICCI SANTORO

 

—Lucas —llamo a mi hermanito mientras me alejo de mis amigas. El tonto llega frente a mí y con una sola mirada ya sabemos de lo que vamos a hablar.

 

—Necesitamos echar a este nuevo niñero como lo hemos hecho con las otras —él empieza y yo asiento con emoción mientras le halo de su mano para escondernos detrás de unos bancos.

 

—¡Sí! —respondo—. Pero, ¿Qué haremos esta vez? —cuchicheo bajito. Él dibuja una sonrisa en su rostro que me hace corresponder por igual.

 

—Hacerle la vida imposible, hermanita —responde obvio y todo esto solo puede significar una cosa para mí: diversión.

 

—¿Muchas travesuras? —cuestiono con emoción.

 

—¡Y muchas bromas…! Ayer vi unas en YouTube que podemos usar —él empieza a contarme todas esas y en cada una mi sonrisa se torna más inmensa y divertida.

 

—Entonces nos desharemos de él ¿Pinky Promise? —cuestiono sintiendo las mariposas en mi estómago y tendiéndole mi dedo pequeño para sellar nuestro conjuro.

 

—¡Estoy seguro de que, con esto, la mamá vendrá a quedarse más seguido con nosotros! —agrega con emoción, una que me llena la panza de tantas cosquillas que no puedo contener dar saltitos en mi lugar una y otra vez.

 

Ya no sentiré más celos por esos niños que vienen a ser recogidos a la escuela por sus padres, o esos a los que su mamá les envía el desayuno a la escuela... ¡O mejor! ¡Que vengan a nuestros actos! Imagino tantas cosas dentro de mi cabeza que estoy segura de que Lucas está igual que yo.

 

—¿Qué hacen mis niños tremendos? —la voz de la directora nos hace separar de nuestra unión de deditos para posarnos frente a ella con una sonrisa inocente mientras nuestros pies se mueven inquietos y nuestras manos se posan detrás de nuestra espalda.

 

—Nada, directora. Solo charlaba con mi hermanito —sonrío mostrando mis dientes al punto que sé que se marcan mis hoyuelos.

 

—Uhmm, supongo que no se ven todos los días —posa su mano sobre su quijada en forma de duda, ocasionando que ambos estallemos en risillas ante su pregunta.

 

»Mejor vamos cada uno a su salón, pórtense bien y a la salida pasan por sus caramelos a mi oficina —propone y yo me acerco a tomar su mano, esa que se tiende sobre mí. Lucas hace lo mismo con la otra, todo esto en medio una rápida carrera con mi gemelo por quien la tomaba más rápido.

 

—¡Sí! —responde mi hermano y entre bromas ingresamos a nuestro salón de clases. Mi hermano y yo compartimos una mirada desde nuestros puestos, solo para acentuar lo que prometimos hace algunas horas… ¡Lograremos echar a ese sirviente de pacotilla!

 

(…)

 

ALESSANDRO SANTORO

 

Luego de llevar a los niños al colegio me he regresado a casa porque tengo a la policía detrás de mi culo y con lo salado que estoy cualquier cosa se puede prestar para mala interpretación… en conclusión, no quiero terminar en la cárcel. Tomé una ducha relajante y ahora me encuentro comiendo cotufas mientras leo el “Manual de la Buena Niñera

 

Cuando dije que no me iban a ganar, fue en serio. Ninguna persona en este mundo que mida menos de un metro puede llegar a doblegarme.

 

«1. Una buena niñera siempre tiene una sonrisa para sus niños», leo y una mueca se forma en mi boca. Como se nota que la persona que escribió este libro no sabe nada de cuidados.

 

Resuello para continuar con mi lectura.

 

«2. Debes saber cocinar sus recetas favoritas», supongo que con saber sus comidas favoritas me es suficiente. Estoy pensando seriamente en hacer un trato con alguna de las criadas de este lugar que sepa cocinar.

 

«3. Forjar tu carácter desde el día Uno. Es importante que te vean como una amiga en la cual puedan confiar. Pero también, que no pueden sobrepasarse con la confianza otorgada. ¡Serás una excelente niñera!», la mueca en mi boca se torna más grande…  Al darme cuenta de que la persona que escribió este libro no toma en cuenta a los machos que hacemos la misma tarea.

 

Un abuso, sin dudas. Niego con la cabeza ante la falta de inclusión, que muy verdaderamente me ofende, para acomodar mis lentillas y seguir en el bendito libro que es más pequeño que mis manos.

 

«4. ¡La tarde de juegos es importante! Un buen juego que estimule sus cerebros es muy beneficioso a la hora de querer bajar la hiperactividad que, de por sí, tienen los niños. ¡Juega tu misma con ellos y divertanse!», al fin leo algo divertido en este condenado libro, sin embargo, siento que este par de máquinas satánicas necesitan algo más intenso…




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