ALESSA DIGIORNI
Leo el último mensaje del coqueto de Alessandro y con una sonrisa niego ante lo imposiblemente chocante y provocativo que es ese hombre. Sin embargo, no puedo evitar alarmarme ante la capacidad impresionante que tiene de esconder aquello que le duele.
Y es que desde ese fin de semana sus ojos no brillan como siempre, sus sonrisas distraídas creen que pueden engañarme y no es así. No nos hemos visto, pero si hablado ocasionalmente por videollamada y puedo notar esa ausencia de luz y diversión que lo caracteriza por excelencia.
Está atormentado desde que le comenté lo de su “madre”. Suspiro ajustando mi sandalia de tacón para incorporarme y mirar desde lejos aquel papel que desde hace unos días me propuse a llamar. Tengo que llegar al fondo de todo esto y la mejor manera de averiguarlo es entrar en el mismo territorio que la señora Nicoletta Santoro.
Estoy segura de que ella y su hija tuvieron algo que ver. Nada me saca de la cabeza que todo fue planeado. Y es que el pobre no recuerda nada de lo que ocurrió aquella noche y yo le creo. Le creo porque evita ver los dichosos videos de su noche descontrolada.
Finalmente tomo el papel entre mis dedos y con el pulso tembloroso, pero, con mucha determinación, marco el número. Ese que retumba en tonos que se me hacen eternos.
»Hasta que te animas a contactarme. Esperaba tu llamada, Alessa Digiorni —la voz segura de aquella mujer, esa que destila seguridad y poder en cada maldita sílaba eriza mi piel. Trago saliva con premura ante aquellas palabras que jamás esperaba.
¿Ella aguardaba por mi llamada? Esto es más extraño.
—¿Esperaba mi llamada? —refuto enseguida, decidida a no mostrarme intimidada. Las personas como ella disfrutan de aquello.
—Así es —afirma descaradamente—. Tu eres la abogada que atendió a mi querido hijo —ella pronuncia y yo entorno mis ojos en la soledad. Sus palabras se oyen tan falsas que quiero vomitar.
—Sí —respondo—. Digamos que Alessandro no ha sido precisamente el mejor cliente, sin embargo, ha mejorado —comento con cautela, mis palabras están más pensadas que cualquier cosa.
—De eso precisamente quería hablar. Alessandro no es quien crees que es. Por eso te contacté. Él es mi hijo y una madre siempre querrá lo mejor para su bebé —solloza con la voz quebrada, yo no le creo nada. No le creo ni la mitad de las cosas que dice.
Tal vez si me hubiese hablado al principio, cuando no soportaba a su hijo, le hubiera creído. Pero ahora, sabiendo cómo es ese loco y joven millonario, confío en él y sus palabras.
Alessandro es sincero, las mentiras no lo caracterizan y eso es, tal vez, una de las cosas que más me vuelven loca de él «También la manera en la cual te ahorca, cochinona», mi consciencia me ataca y yo sacudo mu cabeza ante las cosas que formula.
¡Por Dios!
—¿Ah sí? —indago.
—Necesito que nos reunamos. Alessandro no es quien dice ser y, por más, que me duela. Es hora de hacer justicia —sus palabras erizan cada vello de mi cuerpo. El terror inunda mis facciones y la incredulidad ataca mi sistema.
¿En serio esta mujer es así? ¿Pero qué demonios planea?
—¿Reunirnos? ¿A qué se refiere con que él no es quien dice ser? —indago, haciéndole creer que realmente no sé quién es.
—No puedo decirlo por este medio. Te veo mañana a las… —me indica la hora y el lugar. Yo le confirmo que asistiré y desde ya debo pensar en lo que haré.
La llamada se cuelga y yo suspiro. Si esas mujeres de verdad planearon todo, este problema está que pica y se extiende. Y no creo parar hasta encontrar la verdad.
Dejo el teléfono a un lado a la par que termino de preparar mi cereal con leche y pensar. Pensar mucho.
Nunca había pasado por esta situación y es nueva para mí. Meto una cucharada de mi desayuno, sopesando si decirle o no a Alessandro. Primero quiero saber que es lo que Nicoletta tiene para decirme. Escuchar sus mentiras debe ser interesante.
Lo único que me juega en contra ahora, es que ella es una mujer de poder e influencias, capaz de todo por lo que veo. Pienso sin cesar, pidiéndoles a los dioses que me ayuden.
Puede hundir mi carrera si le da la gana, es por ello por lo que debo ser meticulosa. Yo misma descubriré la verdad, solo espero que todo me sea fácil y que no me termine destruyendo en el camino.
Editado: 01.09.2022