ALESSANDRO SANTORO
El trayecto en avión fue más relajado de lo que esperé realmente. Los gemelos se portaron bien, tan bien como lo esperé. Quiero creer que así sería en caso de que el viaje hubiese sido más largo. Justo ahora estoy haciendo el check—in en el hotel, ese que desborda lujos y tiene a mi preciosa encantada.
En la entrada hay una inmensa pecera llena de peces exóticos. Los observo de reojo mientras la mujer termina de buscas las reservas que hice hace más de 3 semanas. Señalan a cada pez con una alegría sin igual. Lucas, Nicci, Alessa, esos qué juntos forman el centro de mi vida.
Definitivamente, traerlos fue la mejor opción. No sé cómo no se me pudo haber ocurrido. Cuando ya tengo las tarjetas me acerco a ellos dividiendo a su vez las tarjetas que tomará la mujer que nos acompañará, de la mía con la de Alessa.
—Listo, nos vamos a las suites. Una para la princesita y para mí y otra para ustedes tres. Hay jacuzzi en ambas —les comento a todos con emoción. La única que me presta atención es Alessa, esa que deja de ver la pecera para clavar sus ojos llenos de frescura en los míos.
—¿Terminaste? —indaga un poco perdida, yo llevo mi dedo hasta la punta de su nariz y dejando un suave toque, me burlo.
—Eso dije… ¿Acaso te gustaron tanto esos peces? ¿Más que yo? Que ni escuchas lo que digo —bromeo y ella bufa para mover sus manos al aire.
—¿Es acaso posible que me guste algo más de lo que me gusta usted? Señor Santoro, ahora mismo esa posibilidad me resulta bastante… inverosímil —ella sonríe con una de esas frescas que me llenan el corazón y me hacen corresponder de la misma manera.
Se acerca a paso lento y con mucha coquetería, rodea mi cuello con sus brazos y un suave beso es depositado en mis labios. Una sonrisa autómata se me forma y es que con Alessa Digiorni, sonreír es un acto natural que emana de mí sin siquiera pensar, de manera inconsciente y complacida.
—Me vuelves loco cuando hablas así, cuando sonríes de esa manera y me abrazas a tu pequeño cuerpo. Y es tanta la fami… —me detengo de manera abrupta cuando me doy cuenta de que ya estaba por decirle palabras de la pequeña sorpresa que había preparado para ella. Es que las tengo anotadas.
Escribí exactamente 3 hojas de puras cosas que ella me hace sentir, ella y solo ella. ¿Exagerado? No lo creo. ¿Asquerosamente romántico? Por supuesto que sí… ¡Pero es lo que ella merece!
—¿Es tanta qué? —indaga y yo sonrío en apuros, por suerte los gemelos llegan con toda su euforia a interrumpir aquel momento.
—¡Tío! ¡Hay un pez león! —señalan con sus deditos y a mí no me queda más que aplicar la infalible táctica de desentendido.
—¿¡En serio!? —cuestiono con euforia fingida—. ¡Vamos a verlos! —me los llevo con extrema rapidez. Ella de seguro no se acordará de nada cuando llegue el momento de subir a las habitaciones.
Alessandro Santoro debe actuar con sigilo hasta más tarde, donde me la llevaré a un lugar especial, uno que sé, le encantará.
(…)
ALESSA DIGIORNI
Al fin dejamos de ver los alrededores del hotel para subir. Me sorprende en demasía los lujos que hay aquí, todo es en colores mármol de tonos café muy claros, casi beiges con detalles dorados, todo grita lujos, dinero… ¡Es espectacular!
—¿Ustedes dormirán en una habitación solos? —Lucas llega por detrás de nosotros justo cuando Alessandro termina de abrir la puerta.
—Pues sí, pequeña. Nosotros dormiremos aquí y ustedes en la habitación del frente —respondo entrando a la habitación. Mi quijada casi toca el suelo. ¡Esto parece algo de ensueño!
—¡Oh my god! —escucho la vocecilla de Nicci y me río ante sus palabras muy típicas de ella—. ¡Tíos, esto es una pasada! —corren hacia adentro y yo me paralizo en la entrada.
«Tíos». ¡Me dijo tía! Quiero brincar de la emoción mientras observo a lo lejos a Alessandro enseñándoles todo. Me contengo para sumarme a la experiencia. Nunca imaginé que ellos me enamorarían de esta manera. A mí, Alessa Digiorni. La abogada que se creía con el corazón de acero.
Me trago el nudo que se formó en mi garganta, uno de pura felicidad.
—La de ustedes es exactamente idéntica —susurra Alessandro otro par de cosas que no logro escuchar y ambos salen de la habitación.
Editado: 01.09.2022