DIEZ DÍAS DESPUÉS
ALESSANDRO SANTORO
Termino de abrochar el pequeño corbatín que adorna el traje de Lucas, Nicci y Alessa están terminando de alistarse. Hace diez días fue la etapa preliminar del juicio, donde me dieron la custodia temporal de los niños al advertir los videos que hay del esposo de mi prima, dejándolos encerrados en la habitación y con las luces apagadas.
Hoy es la etapa decisiva y estoy confiado en que ellos se quedaran conmigo. Que nos hayan dado la custodia temporal mientras se tomaba una decisión es un excelente indicativo, según los comentarios de mi abogado y de Alessa.
Confío en ellos. Los niños apenas y le prestan atención de Gretta. Lo cual, me entristece. A fin de cuentas, ella es su madre y lamentablemente es la culpable de todo esto, es la responsable de toda la apatía que los gemelos desarrollaron hacia ella. Son niños, siempre preferirán a quien les dé amor y atenciones y yo se las doy.
Sin importarme su herencia, su dinero, como lo es el caso de Gretta y Romino. Salgo de la habitación y bajo, no sin antes avisarles, que las esperaba en el auto. La mano de Lucas se afianza a la mía.
—¿Crees que tarden mucho? —la vocecita de mi sobrino me hace fijar mis ojos en él.
—Pues, cuando entré a avisar ya estaban casi listas, pero… —dejo las palabras en el aire para que él me siga.
—Ya sabemos cómo son las chicas —se alza de hombros todo serio y yo me carcajeo. Lucas y su hermana son dos niños supremamente inteligentes.
—Así es, pequeño —le doy la razón y de repente sus ojos se centran sobre los míos de manera seria—. ¿Qué ocurre? —indago con atención.
—Es que… ayer estuve hablando con mi hermana y si extrañamos mucho a mami —él habla y mi corazón se paraliza por un momento—. Pero no queremos dejarte, tío… todos mis amigos dicen que tú pareces nuestro papá y eso nos gusta más que estar con mamá porque tú si juegas con nosotros y nos quieres mucho, nos llevas a tu trabajo y nos hiciste sillas especiales. Nos llevas de viaje contigo y nos compraste lamparitas… ¿Si nos mandan con mamá? ¿Cómo vamos a hacer sin ti? —su voz se vuelve fina, llena de tantos sentimientos que me vuelven los ojos agua.
—Pequeño, a ver —yo lo tomo para que se siente en mis piernas—. Independientemente de la decisión, pueden jurar que jamás, pero jamás los abandonaré —recito con un nudo en la garganta, sintiendo el miedo latir y correr por cada gramo de sangre en mi cuerpo.
—¡Pero queremos estar contigo! —llora en un arrebato, moviendo sus brazos.
—Y estarán conmigo, júralo que estaremos juntos hasta que sea un viejo y tengan que cambiarme los pañales —bromeo con las lágrimas corriendo por mis mejillas.
—Te amo, tío. Gracias por quedarte en nuestras vidas —él se pega a mi cuerpo, abrazándome con fuerza—. Gracias por soportar nuestras bromas y por cuidarnos —agradece tomándome por sorpresa. Las lágrimas caen de mis mejillas ya sin contenerlas y la puerta del auto es abierta de repente. Lucas sigue prendado a mí y Alessa se queda paralizada en la entrada.
—¿Acaso estás apacarando a mi tío? —la vocecita impresionada de Nicci resuena y yo me río—. ¡Él es mío también! —chilla corriendo a mis piernas. Finalmente, ambos me abrazan… ¿Y yo? Yo me siento en el puto cielo.
(…)
El silencio reina en la sala y todos estamos impacientes por escuchar el veredicto, al menos yo lo estoy. No puedo dejar de mover mi pierna a causa de la ansiedad que me domina. Siento la mano de Alessa apretar la mía en un fuerte agarre que me da soporte. Ella está detrás de mí, igual de ansiosa que yo.
El juez mira papeles, suspira y cuando finalmente toma el micrófono para acercarlo a su boca, todos nos enderezamos. La tensión es palpable, el miedo es hasta notorio.
—Bien, una vez que he revisado todas las pruebas, oído los audios y los testimonios de los testigos presentes por ambas partes, es importante resaltar que este tribunal de menores siempre estará guiado por el bienestar superior del niño. Un niño no solo necesita que se cumplan los caprichos, también necesita amor, corrección y comprensión. Necesita calor de sus allegados y sobre todo, un mentor que lo ayude a mejorar sus errores —él acomoda sus anteojos para empezar a leer—. De conformidad con lo establecido en el en el Código de Familia de la República Italiana, la custodia de los menores Nicci Santoro y Lucas Santoro, cuyas edades son conocidas por los presentes, queda en manos de su tío Alessandro Massimo Santoro, quien ha demostrado con pruebas contundentes, tener lo necesario para brindarles una íntegra educación —yo abro mis ojos y jadeo cuando mi nombre es mencionado, una sonrisa se forma en mis labios y las lágrimas empiezan a acumularse—. En cuanto a la ciudadana Gretta Santoro, el tribunal la citara dentro de un plazo de cinco días continuos, no hábiles, para establecer el régimen de manutención. En lo que respecta al ciudadano Romino Sprigerolli, será abierto un expediente de investigación por reprimendas desproporcionadas a los menores que pudieron atentar contra su libertad y bienestar psicológico. Les recuerdo que los crímenes relativos a menores de edad, no prescriben —él finaliza su discurso y apenas ahora, justo ahora es que vengo a escuchar el llanto de mi prima. Esa que jadea horrorizada, pero nadie le presta atención. Yo me levanto cuando el juez sale y veo a Alessa con grandes ojos.
Editado: 01.09.2022