Ninja Oscuro (naruto Uzumaki)

Entre La Espada Y La Pared

LA ALDEA DE LA ARENA

Gaara había acabado con el papeleo, al fin podría respirar tranquilidad.

Había veces en que se preguntaba por qué aceptó ser Kasekage. Ardua labor. Se recostó en la silla suspirando hondo.

Él sabía mejor que nadie el por qué de su decisión. Aunque por supuesto prefería las batallas claro que esto jamás se lo diría a nadie. Necesitaba unas vacaciones.

Se levantó y pensando aquello salió al balcón a mirar el atardecer y fue cuando lo sintió. Un ligero escalofrío recorrió su espina dorsal.

Su voz resonó en el silencio de aquel rojo atardecer. Pálido como la nieve Gaara volteó y lo vió aparecer de la oscura sombra.

Luz y oscuridad se funcionaban en él. Su dura y fría mirada lo traspasó.

— N-Naruto — susurró, sabía que su "visita" no traía nada bueno. Seguía vistiendo la túnica de los Akatsuki.

— Vaya Gaara, estás muy pálido. Relájate un poco ¿Acaso no te agrada ver a un viejo amigo?

El Kasekage miró a su alrededor e inmediatamente los vió a los demás. Sasuke estaba junto a Naruto, Shikamaru se apoyaba tranquilo en la pared junto a la puerta de su despacho.

A sus costados, un poco más alejadas estaban Sakura y Hinata. Pero eso no era todo y el ninja lo sabía.

— ¿Qué...qué quieres? 
—Veo que no soy bienvenido como antes. No me sorprende — Ante el intento del Kasekage de querer hablar Naruto levantó su mano derecha silenciandolo como el buen líder que era — Quiero varias cosas, como verás me volví muy ambicioso. Algunas ya las conseguí. En cuanto a tí...primero quiero agradecerte.

— ¿Agradecerme? ¿De qué hablas?
— Tu gente creó una estupenda técnica con la cual pude hacer volver a un amigo. Neji muestrate

Ante los asombrados ojos de Gaara, apareció Neji saliendo de las sombras y colocándose a su lado. Del otro estaba Sasuke. El Kasekage estaba cercado.

— ¡Volviste! Fue tal como lo anticipo Sasuke. Pero...
— Naruto me revivió sin ayuda de nadie. Y como verás él sigue vivo. Así que ya te darás una idea de lo poderoso que es. 
— Si, ya veo. Pero ¿qué quieres de mí...Naruto?

— Entremos a tu despacho — Naruto lo dijo en un tono que no daba lugar a dudas. Era una orden directa. 
— Naruto...mi gente no te hizo nada...

— Lo sé Gaara, lo sé ¿Por qué crees que no he desintegrado tu aldea al completo? Ahora ¿Entramos?

Naruto en verdad se veía peligrosamente amenazante ¿Acaso su luz se había extinguido? ¿Lo habían perdido?

Gaara cerró sus manos en forma de puño de la impotencia que sentía. No quería que él quede atrapado en esa feroz oscuridad.

Los miró a todos los que lo seguían, uno por uno. Todos habían cambiado, ninguno de ellos reflejaba un mínimo de lo que fueron cuando aún lucharon juntos en la cuarta gran guerra.

¿Acaso la oscuridad los consumió a todos? De ser así todos los shinobi del mundo tenían un grave problema. Suspiró resignado y obedeció la orden de Naruto.

Además del Kasekage, solo Naruto, Sasuke y Shikamaru entraron. Los demás permanecieron fuera vigilando.
— Listo, te escucho.

—Te dije que me volví muy ambicioso...pero tengo un buen motivo Gaara. 

Naruto apretó sus manos en forma de puño de la rabia que sentía.

— Yo no quise volverme alguien así pero ellos...ellos...  

Golpeó su puño izquierdo con su palma derecha con fuerza

— Esos malditos viejos me las pagarán. No dejaré que se salgan con la suya. Mi meta es matarlos pero se que no será nada fácil. Están protegidos por los ninjas de Kanoha y todos sabemos que ahí están los mejores shinobis. No es por alardear Gaara, es la verdad.

— Lo sé perfectamente Naruto.
— Para lograr mi meta sin que los aldeanos salgan heridos necesito de ciertas personas y aliados. Solo mataré al consejo y a los ninjas que los protejan respondiendo a sus órdenes. Por eso fuí buscando a mis leales amigos para que me ayuden.

— ¿Conocen tus verdaderos planes?
—Por supuesto y más aún...me conocen a mí. Gaara...sé que lo que te voy a pedir será algo muy difícil para tí y lo lamento. — Ambos se miraron unos instantes en silencio — Quiero que vengas conmigo y me ayudes a concretar mi plan.

Lo sabía, el Kasekage había intuido que eso querría su amigo. Ésta vez había venido por él y trajo a sus aliados por si se negaba. Aquello también era una orden.

Gaara cerró los ojos sintiendo la presión de la situación golpeándole en el pecho.

Una parte de él deseaba irse con su amigo sin dudarlo un segundo ya que estaba en eterna deuda con Naruto pero otra parte le gritaba que debía negarse y luchar con ellos de ser necesario ya que era el Kasekage de la arena.

¿Cómo podía abandonar a su gente? Al abrir los ojos nuevamente centro la mirada en él mostrándole su inmenso dolor pero pudo ver la coraza que Naruto había construido a su alrededor. No se dejaría afectar por nada ni por nadie.

— Naruto...soy el Kasekage de la arena 
— Lo sé Gaara pero no será por mucho tiempo que estarás con nosotros. Podrás volver cuando todo haya acabado. Deja a alguien a cargo momentáneamente

— ¿Sabes lo que me estás pidiendo? 
— Perfectamente — la mirada de Naruto se oscureció al punto de volverse intimidante — No me obligues a secuestrarte...Gaara.

— Tienes dos opciones — dijo Shikamaru — Dile a tu gente que te tomarás unas vacaciones y deja a alguien a cargo. Vienes con nosotros voluntariamente, claro que al acabar lo que tenemos que hacer volverás de tus vacaciones y listo. Todos contentos.

— O la segunda opción, es ver parte de tu aldea destruida, a tu gente angustiada y tú viniendo igual con nosotros, pero secuestrado que en tal caso perderás el poder de decidir por ti mismo ya que tú voluntad será desintegrada — continuó Sasuke.

— La elección es tuya Gaara — finalizó Naruto con frialdad.

Gaara analizó sus posibilidades de triunfo si es que se negaba pero supo que eran nulas, además jamás podría enfrentarlo a él. Suspiró resignado.




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