El lugar estaba a reventar, y mi mama iba de aquí para allá buscando cosas y organizando a los demás, yo estaba arreglándome el maquillaje cuando un ramo de rosas blancas apareció por el lado derecho de mi visión, era mi papa.
–Para la bailarina más hermosa y talentosa del lugar – me rodeo por detrás y sus ojos color miel, igual a los míos, resaltaban gracias a las luces, le di un abrazo y un beso
– Gracias papa, están hermosas
– Estaré en primera fila, junto con Nerida, Marco, Marc y tus amigas – al escuchar su nombre mi corazón latió de prisa y me puse nerviosa, Nerida y Marc eran los padres de Marco, mis futuros suegros pensé.
Me puse la peluca y fui a ver lo que mi madre había preparado para mí, y claro era totalmente hermoso, el leotardo era blanco grisáceo, y tenía aplicaciones de pedrería en el escote de la espalda, lo que me llamó la atención fueros dos tiras plateadas que estaban enrolladas, cuando tome una y la desenrede se envolvió en mi muñeca derecha y se alargó dando vueltas hasta el codo, moví el brazo y note que variaban los colores al moverlo, tomé el otro rollo y cuando se estiro, rodeó mi pierna izquierda y llegó hasta el tobillo, al igual que el de mi brazo, brillaba en tonalidades preciosas, por primera vez, agradecí que mi madre se hiciera cargo de mi vestimenta.
Estaba lista en el escenario, cuando mamá anuncio mi número, escuche los aplausos y cuando comenzó la canción, me deje llevar; cuando bailaba era justo como mi mama lo decía, mi mente se ponía en blanco y mi cuerpo se movía expresando toda clase de emociones.
Al terminar, mis ojos buscaron solo los de Marco, estaba justo enfrente, de pie y gritando.
Cuando salí del vestidor, llevaba puesto un vestido rosa que mi mama obviamente había sustituido por la ropa que yo llevaba puesta, el primero que me abrazó fue mi papa
– Te pareces mucho a tu madre cuando bailas, mis dos hermosos ángeles.
Erín me abrazo y me dijo al oído – Este Marco esta como quiere, tienes mi total aprobación – solté una carcajada y vi a Marco hacer una seña, movió el cuello hacia un lado, recibí más abrazos y felicitaciones, ¿es que no me iban a dejar jamás? Tan pronto como pude me escabullí hasta donde él se encontraba.
– Hola – solo con escuchar su voz mi corazón se salió de control, sentí calor en mis rostro, lo más normal que pude respondí con un hola, ¿cómo estás?
– Estaba un poco inquieto, pero ahora ya estoy bien, estuviste fantástica en el escenario, es como dijo tu padre, un ángel deleitándonos con su baile
– No es para tanto, bueno está bien, si quieres elogiarme un poquito más, lo soportare
– Tengo un regalo para ti, no había notado que tenía las manos escondidas en su espalda
– Cierra los ojos por favor – dudosa los cerré
– Ahora abre los brazos como si fueras a abrazar algo– obedecí –Bien, por último, me acercare un poco, así que quédate quieta
– De acuerdo – asentí, sentí que entraba entre mis brazos, después, levanto un poco el cabello detrás de mi cuello y sentí el peso en el pecho de algo que me había puesto, después sus dedos se quedaron en mi cuello, y sentí como subían, hasta que con ambas manos levanto mi cara, mi estómago se sentía hueco, mi cuerpo traicionero comenzó a estremecerse, se detuvo y sentí su aliento, su respiración profunda, lentamente colocó sus labios sobre los míos y yo correspondí el beso, dejándome guiar por los videos, películas y todo lo que había visto que incluía escenas románticas, lo rodee con mis brazos y el bajo sus manos a mi cintura, al llegar ahí, me atrajo hacia él, hasta que no hubo espacio algunos entre nosotros, fui la primera en separarse cuando escuche el grito de un niño cerca, mantuve la mirada baja, me tomó por el mentón y levanto mi cara.
– Espero que te guste el regalo, en cuanto lo vi, me recordó a ti y tus historias sobre la luna y el sol.
Agaché la cabeza y tome el dije de media luna entre mis dedos – está preciosa, gracias, aunque creo que me gusto más el segundo regalo – sonreímos y al levantar la mirada volvió a besarme.
Al separase de mí, me dijo – Perdona si te tomo por sorpresa, pero ya he pasado mucho tiempo tras de ti, enviando toda clase de señales, y como al parecer no es lo tuyo la interpretación, no tuve más opción que arriesgarme
– ¿señales? ¿Qué señales?
– Estas bromeando ¿no? – moví la cabeza diciendo no, se dio un golpecito en la cabeza y exhalo – Bueno, supongo que no soy bueno en lo de las señales, así que de ahora en adelante, te diré las cosas tal como son… desde que recuerdo hemos estado siempre juntos, he visto como sacas baba al dormir, he olido tus gases desde que tengo uso de razón y te he defendido de toda clase de insectos que te atacan – no pude evitar sonreír, porque de verdad me causo risa, jamás he sacado baba al dormir, y mucho menos dejaría que oliera mis gases, pero imaginar lo que decía me hacía gracia – y no hay una sola cosa que no me guste de tí, no sabes cuánto tiempo he deseado tenerte así, tan cerca de mí –me sujeto con más fuerza y con tono serio continuo – quiero estar siempre a tu lado y si me rechazas, lo siento, pero no me daré por vencido, sin embargo, si me aceptas, prometo que por lo que me quede de vida te amaré incondicionalmente.
Me quede sin habla, ese tono serio lo había escuchado antes, la seguridad con la que hablaba no dejaba duda de que lo que estaba diciendo se cumpliría, sin importar como, ¿será posible que el me corresponda? todos estos años juntos pero separados al mismo tiempo ¿cómo no pude darme cuenta que yo le gustaba? Y las señales de las que hablaba, pensé que esta alucinando, por eso las descartaba, nunca había dicho algo con seriedad, siempre eran comentarios bromistas, como lo de cada día te vez más linda, o si estaba cerca de mí, por lo regular nuestras manos se rozaban por algunos instantes, pero no quise pensar mal, después de todo, el jamás había insinuado algo más allá de eso; Mi mente empezó a hacer conjeturas de todos esos detalles a los que yo les había restado importancia
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Editado: 13.04.2020