Nitla: Alanis

ENTRENAMIENTO

Reconocía ya algunos lugares, y me di cuenta de que nos dirigíamos al Rathisven, la última vez que estuve ahí no me pareció haber visto nada tan grande como para que toda la milicia de Nitla estuviera reunida ahí, pero efectivamente estábamos por entrar a dicho lugar.

Esta vez nos adentramos por los pasillos hasta que mi padre abrió una puerta y me hizo señas de que pasara, este lugar en serio me causaba confusión, estábamos en lo alto de algo muy parecido a un estadio, solo que la construcción se veía antigua, me recordaba al coliseo romano, solo que la extensión de este era mucho mayor, tanto así que en el centro se encontraban formados los escuadrones.

Mi papá me guio hasta donde se encontraban los generales, sabía que eran generales por las marcas que usaban en el cuello de su uniforme, mi padre usaba un símbolo en forma llama de color dorado al igual que Marc pero la de Marc tenía una pequeña raya horizontal debajo de su insignia, y me había dicho que el tono dorado era exclusivo de los más altos mandos, y los de color plata eran líderes de su escuadrón o bien eran guerreros sobresalientes; ahora estaba viendo nuevos símbolos, uno parecía un pulpo, tenía un circulo pequeño y 4 líneas curvas saliendo de él, el otro era una forma que en mi parecer era un ala, todos los presentes en ese lugar tenía el color dorado en sus insignias.

Fue Enzo quien llamo a los soldados a entrenar y cada escuadrón se dispuso a ello.

– Alanis, bienvenida – Eliezer definitivamente no tiene nada que lo haga verse mal, es que todo lo que se pone lo hace parecer modelo de revista, me molesta, ¿Por qué tiene que ser tan arrebatadoramente guapo?

– Gracias, estoy muy emocionada, entonces ¿a dónde debo dirigirme?

– Te quedarás conmigo, sígueme. Su tonó fue severo como de costumbre

Me despedí de mi padre haciéndole señas con las manos y mi padre levanto su puño en señal de pelea, yo respondí el gesto.

– Todos en mi escuadrón son subcomandantes, son llamados el grupo especial, sé que no tienes insignia aun, pero estoy seguro de que tienes las habilidades necesarias para integrarte sin problemas.

– Bien, espero poder cumplir con tus expectativas

– Lo harás bien – me guio por el centro de la arena, donde todos al pasar Eliezer abrían camino e inclinaban la cabeza, me sentí incomoda – Él es Khalan, Nolha, Thena, Issa, fue Nolha con insignia de alas, quien se acercó y estiro su mano para saludarme.

– ¿Cómo estás?

– Muy bien, gracias… Me sorprende tu saludo, eres el único que lo ha hecho de forma tan… ¿humana?

– A él en serio le encantan los humanos, sabe todo sobre ellos – dijo Khalan con insignia de pulpo, era grande y fornido, Nolha a su lado se veía pequeño y delicado.

– Lastima que jamás ha visto a uno en persona – Dijo Thena con insignia de pulpo también, de cabello verde y ojos del mismo color, el tono de su voz era grueso, se veía más relajado, que Khalan.

– Supongo que tú cuentas como humano ¿no? – El tono de voz de Issa fue desagradable, su insignia era una llama, de alguna manera me sentí ofendida, no solo por sus palabras, esa chica era hermosa, de cabello oscuro con reflejos morados y unos ojos en tono rosa muy bonitos, visualmente también me sentí ofendida.

– Pues sí, podría ser uno sin problema, me esforcé mucho en mantener una sonrisa

– A Issa no le agradan los humanos, los considera… inferiores, pero no te preocupes, sabemos que has vivido en su mundo desde pequeña, así que lo que necesites yo puedo enseñártelo, no dudes en preguntarme.

– Gracias – incliné la cabeza un poco hacia Nolha.

– Issa, ¿podrías practicar con Alanis? – Issa vio a Eliezer con cara de notoria molestia, y por supuesto yo hubiera hecho lo mismo pero debía guardar compostura, era mi primer día.

– Claro, ven – entramos a un circulo que estaba marcado en el suelo – Bien, lo único que tienes que hacer es invocar tu espada y tratar de que yo no te saque del círculo. Noté que algunos otros se empezaban a acercar para mirar nuestra “práctica”.

La obedecí y comenzamos a movernos, ella me miraba como esperando un movimiento, así que fui la primera en lanzarse hacia ella. Juro que puse todas mis fuerzas en ese golpe, porque sentía que estaba tratando de ridiculizarme, tuvo que empujar su cuerpo hacia adelante para detenerse y poner resistencia al movimiento, mi cara y la suya estaban frente a frente y no desvié la mirada ni un solo momento, retrocedí dejando el espacio suficiente para volver a lanzarme sobre ella, pero se movió más rápido que yo y detuvo mi ataque, comenzamos en una ida y vuelta de golpes, y mientras más ella me atacaba, más me acoplaba a su ritmo, me mantuve un rato sin responder a sus ataques, solo la esquivaba y ella se ponía más furiosa por no poder acabarme.




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