Nitla: Alanis

CIUDAD ANTIGUA

Esa noche soñé con Marco y Eliezer, en mi sueño me encontraba paseando con Eliezer tomados de las manos, me veía feliz, notaba algo diferente en Eliezer pero no sabría decir que, de un momento a otro Marco aparecía y sin mediar palabra atravesaba a Eliezer con su espada, di un pequeño salto de la cama cuando eso pasó y desperté asustada, busque con la mirada y Eliezer no estaba, me calme y me levanté a pesar de que el cielo aún estaba oscuro, caminé alrededor de la habitación y no había rastros de él, supuse que había salido así que me recosté otra vez sobre la cama y me quedé dormida.

Cuando volví a abrir los ojos ya había mucha luz, me estiré lo más que pude y recordé que debería estar acompañada, pero no era así, al parecer él no había regresado ¿A dónde habrá ido?

Al salir de la habitación me puse a andar de curiosa en las demás habitaciones, eran normales, como para invitados y descubrí al final del pasillo una puerta que estaba cerrada, por más que traté no pude abrirla, me resigne con un suspiro pero en mi mente establecí claramente que quería entrar a esa habitación. Al ir bajando las escaleras escuché ruidos como de voces, me puse a seguirlas y me encontré con mi mamá, ella se encontraba cantando muy animadamente.

– ¿Mamá? ¿Qué haces aquí?

– Oh, ya despertaste, ciertamente te vez mucho mejor que ayer, Eliezer tenía razón te hacía falta descansar.

– ¿Y adonde fue?

– Me enteré por tu padre que tuvieron una reunión de emergencia, pero no creas que me invité sola a tu nuevo hogar, fue Eliezer quien me lo pidió, no quería que estuvieras sola, al parecer el asunto es serio y no saben cuánto van a tardar. Pasando a otros asuntos ¿Qué te pareció nuestro regalo? ¿Les gustó?

– Sí, claro que sí, la verdad es que está muy bonita y es inmensa, de hecho creo que se excedieron

– Nada de eso, es justo lo que necesitan, ustedes serán una pareja muy importante, así que tendrán visitas, además el espacio es amplio para que mi nieto pueda jugar.

– Mmm, mamá creo que te estas adelantando demasiado.

– Si, lo sé, lo sé… es solo que estoy tan emocionada – me dijo mientras me abrazaba

– Quisiera tener una milésima parte de tu emoción en mi – Nos separamos y acarició mi rostro

– Ay hija, creo que lo más difícil ya lo hiciste y déjame decirte que te felicito por tu decisión, no era mentira que si decidías no unirte a Eliezer nosotros te íbamos a respaldar, sabes que lo haríamos sin pensarlo, pero me alegra ver que a pesar de todo y por todo me refiero a tu ideología humana, tomaste la decisión más acertada de toda tu vida, quiero que dejes de ver esto como una imposición porque no lo es.

No pude más agachar la cabeza y bufar un poco – supongo que el tiempo lo dirá – ¿Qué no era una imposición? ¡Ay por favor! No quise contestarle porque eso sería darle más vueltas al asunto, y realmente como mi mamá había dicho, lo más difícil ya lo había hecho, Marco me dejó porque no pudo decir adiós a todo esto, además se unió con alguien y por si fuera poco yo también me uní a alguien. Mi vida empieza a parecer una burla.

– ¿Y Marco fue a felicitarlos?

– Si…

– También estoy muy feliz por él, su compañera es hija de otro general, aunque ella no está dentro de la milicia, pero tiene el don de la bondad, es muy linda, creo que en un futuro no muy lejano su relación será igual que la que tenemos tu papa y yo con los papás de Marco.

Había empezado a beber de algo que mi mama había preparado así que solo hice un – mhm– imagine la escena de la que hablaba, imposible, eso sería imposible.

– Cambiando de tema ¿podrías ayudarme con lo de los conjuros? Quiero retomar mis clases contigo ya que mis intereses han cambiado.

– ¡Claro! ¿Deberíamos empezar ahora?

– Pues yo no tengo nada más que hacer, así que…

– Esta bien, comamos algo y podemos comenzar.

Mientras comíamos mi mamá me contaba sobre la fiesta en general, las personas que la felicitaron, el arreglo, los vestidos y los chismes que circulaban en este mundo acerca de la futura reina criada en la tierra, la verdad no tenía interés en ese tema, me daba igual ser reina o soldado, pero mi mamá se llenaba de orgullo con ello. Al terminar como prometió fuimos a otra habitación y retomamos mis clases, durante un corto periodo en la tierra mi mama trató de enseñarme lo básico de los conjuros, cambiar mi ropa, arreglar mi cabello, incluso algo tan simple como pintar mis uñas y jamás funcionó, no era que no pudiera es solo que el resultado no era lo que esperábamos, cuando intentaba cambiar mi ropa, esta se hacía pequeña o tomaba tonos que ni siquiera quería, con el cabello ni hablar, en una ocasión lo cambié a color rosa y no supe como devolverlo a la normalidad, así que dejé eso de lado y me concentré solo en manejar mi espada, creo que soy más zomax que anxelin.




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