PASEO

El camino había sido largo, el silencio me molestaba así que le hacía preguntas debes en cuando a Eliezer, el paisaje comenzó a cambiar, había grandes montañas a nuestro paso y por fin  nos detuvimos frente a una cueva, al bajar extendió su mano para que me apoyara en él.

– Me gusta explorar… me topé con este lugar y me gustó, espero que a ti también te guste.

Comenzamos a entrar y poco a poco quedamos en la total oscuridad.

– No sé a dónde voy, no veo nada

– Lo siento, tomaré tu mano ¿está bien?

– Si –El toque de su mano con la mía fue extraño, me sentía nerviosa, nadie más aparte de Marco me había tomado la mano, pero creo que el nerviosismo era porque la oscuridad era absoluta y era muy extraño solo ver los resplandecientes ojos de Eliezer.

– ¿A todos los zomax les brillan los ojos en la oscuridad? – Dirigió su mirada a mí sentí algo en el estómago.

– No, hasta el momento solo yo tengo esta peculiaridad, de hecho yo puedo ver todo lo que nos rodea, en mi visión nada está oscuro.

– Vaya, debe ser bueno poder ver en la oscuridad, yo me siento desorientada, bueno… ver tus ojos me ayudan a localizarme en el espacio que no puedo ver.

– Ya estamos por llegar

Comencé a notar algo de luz azul al final del túnel, gracias a la tenue luz vi las proporciones del lugar, era una cueva enorme y al llegar a la fuente de luz, mis ojos quedaron maravillados, había un rio y cristales gigantes que estaban por toda la cueva y emanaban luz azul, están seguían el recorrido del agua.

– Este lugar es… increíble – dije viendo maravillada el lugar.

– Y esto es solo el comienzo – me señaló con su mano especie de canoa y nos dirigimos a ella, hasta que iba a subir noté que seguía tomada de su mano. El recorrido fue lento, ya que no llevaba mucha  corriente, en algún punto los cristales que adornaban la cueva comenzaron a tener distinto color, había blancos, verdes, amarillos, pero todos emanaban luz como si fueran lámparas.

– ya casi llegamos a la mejor parte

– ¿Hay algo mejor? – Mi pregunta le dibujó una sonrisa y asintió con la cabeza.

Comencé a ver la orilla, parecía una bahía de arena blanca como en la tierra, el agua ni siquiera se distinguía estaba tan clara y transparente que podía ver todo bajo nosotros, noté lo que yo llamaría peces pero estos tenían aspecto extraño. Al acercarnos más Eliezer se bajó e impulso la canoa hasta la orilla.

– ¿Puedo tocar el agua?

– Por supuesto, creí que preferirías no mojarte

– Obviamente quiero mojarme, mira esto – le dije mientras metía mi mano al agua, me levanté y di un brinco, me sentía como niña cuando va por primera vez al mar. – ¿Esta es la misma agua curativa que hay en nuestras casas?

– Si, así es – Eliezer había comenzado a salir del agua y lo seguí

– Estoy bastante curiosa de saber que es mejor que esto

Sonrió y comenzamos a salir de la cueva para entrar a otra, en donde era como estar en otro mundo ¿Cómo podía esto estar dentro de una montaña? Había grandes islas flotando, algunas tenían cristales, otras tenían flores y árboles.

– Es… in-cre-i-ble

– Si y tu podrás sacarle más provecho y explorar mejor, yo no puedo volar así que hay partes que no he visto.

De pronto, comenzó a escucharse un zumbido y sentí mucho aire subir, tanto que a pesar de que estaba lejos de la orilla el viento casi me levanto por completo el vestido.

– ¿de dónde viene esa corriente?

– No tengo idea, pero son tan fuertes que puedo usarlas para llegar a algunas islas de allá arriba – me apuntó con la mirada algunas que se encontraban lejos.

– ¿En serio?

– Te lo demostraré – comenzó a caminar hacia la orilla y esperó hasta que comenzó el zumbido nuevamente, sentí el viento y vi como dio un paso hacia el vacío y en lugar de caer, el aire lo levanto como si fuera una hoja, daba vueltas en la corriente y vi sus manos envueltas en algo azul, las movió y salió disparado hacia una isla. Extendí mis alas y me dirigí hacia él.

– Eres bastante intrépido – Soltó una carcajada y no tuve más opción que sonreír, me contagió su alegría.