Nitla: Alanis

INVITACIÓN

Traté inútilmente de resistirme a sus labios, gemí de dolor cuando Marco me presionó más hacia él, fue entonces cuando hizo un espacio entre nosotros y me soltó un poco.

– ¿Te lastimé?

– ¿Qué demonios estás haciendo? Suéltame – me ignoró y acarició mi rostro

– Por favor, vámonos de aquí, huye conmigo

¿Pero qué demonios estaba diciendo? ¿Huir? ¿Quería que huyéramos juntos?

– ¿De qué estás hablando? Suéltame – me torcía entre su brazos

– No sabes cómo me tortura saber que estas con Eliezer, me vuelvo loco pensando que pasas las noches con él – tomó mi mano y miró la marca que tenia de mi unión con Eliezer – Por favor, por favor, vámonos. – colocó mi mano sobre su mejilla.

No daba crédito a lo que estaba sucediendo, ¿esto es real?

– ¿qué? Irnos…

– Sé que debes estar molesta conmigo, pude notarlo la última vez que hablamos, me trataste con total indiferencia y me dolió en el alma, pero aun no es tarde para nosotros.

– Tienes que estar bromeando ¿Qué no es tarde para nosotros? El nosotros, ya no existe – le dije sin vacilar, porque era verdad, pudimos hacerlo antes, pero ahora, ahora era distinto, el lazo estaba hecho. – nuestra oportunidad se fue

– No, no, no digas eso, aun podemos – cortó la frase y dijo – Demonios, tengo que irme, por favor usa el dije, así podré verte.

Bufé y me soltó, se notaba que estaba maldiciendo – Te buscaré mañana – dijo y se fue al atravesar la puerta.

Busque apoyo, y no encontré nada cerca, me tambalee hasta un sofá y me recosté, sentía el sudor frio y tenía nauseas, cerré los ojos un momento y cuando los abrí vi a Eliezer.

– Alanis…

Me hablaba pero creo que hoy había tenido demasiado, primero el ataque de Issa y después el ataque de Marco, el segundo sin duda era el que me había rematado; escuchaba su voz pero me costó un poco ponerle atención a lo que decía.

– Alanis, ¿me escuchas? – tocó mi rostro

– Si, si… lo siento ya no alcancé a subir, me tire en lo primero que encontré, estoy bien – intenté ponerme de pie, pero antes de lograr enderezarme, Eliezer me alzó en brazos.

– Déjame ayudarte – comentó ya conmigo en sus brazos, lo miré sorprendida

– D- de verdad estoy bien, puedo caminar – sentí mi cara sudorosa

– Por favor, déjame ayudarte – tenía sus lindos ojos azules muy cerca y no pude decir que no ante su mirada de preocupación.

Me llevaba en brazos a la habitación, en el recorrido sentí que la cabeza me pesaba y a pesar de que trate de mantenerme bien, me venció el cansancio y coloqué mi cabeza sobre su pecho, la verdad agradecía que me estuviera ayudando, no tenía nada de fuerza, en algún momento me quedé dormida.

Cuando abrí los ojos, me encontré justo en el mismo lugar… En los brazos de Eliezer pero con la notoria diferencia de que su pecho estaba desnudo y estábamos en las pozas de nuestro baño.

– ¿Te sientes mejor?

– Si, bueno, estoy algo mareada aun pero bien – levanté la mirada para chocar con la suya, estando tan cerca, fui capaz de mirarlo bien, sus ojos estaban algo resplandecientes y me llamaban la atención, me concentre en el color de sus ojos, era tan hermoso, lo juro, hermoso.

Solo asintió con la cabeza – Dentro de poco te sentirás del todo bien, solo espera a que el agua haga efecto – Se sumergió un poco más en el agua hasta que el nivel quedó a la altura de mi cuello.

– Lamento que tengas que cargar conmigo, creo que puedo mantenerme en pie – hice movimientos para soltarme de él pero él me sujetó más fuerte.

– No, está bien, de verdad, permíteme ayudarte, me siento culpable

– ¿culpable? ¿Por qué?

– Issa… bueno, yo no tenía por qué darle explicaciones sobre nada, pero creo que hubiera sido bueno para ella si yo hubiera actuado diferente.

– ¿A qué te refieres?

– Mi culpabilidad viene del hecho de que nunca frené sus intenciones conmigo, solo la deje que siguiera alardeando, ya sabes, eso que decía sobre ser la futura reina.




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