Nitla: Alanis

RONDARK

No sé cuánto tiempo había estado llorando, mis ojos se sentían muy hinchados, seguía tirada en el suelo de mi celda, me dolía horrible el cuerpo, incluso llorar me causaba molestia en la espalda, sollozaba lo más despacio que podía para aminorar el dolor.

En mi mente solo estaba Erin, mi amiga, mi mejor amiga había muerto por mi causa, si yo no hubiera ido a ese bar por ella tal vez el achts no se le hubiera acercado, tal vez solo pasaría de largo por no verme ahí, o tal vez nunca debí hacerme su amiga, de haber sabido que esto iba a terminar así, yo jamás le hubiera hablado, preferiría mil veces sufrir por no hablarle que dejarla morir de esta manera. Recordaba la primera vez que la vi, ella estaba tan linda como siempre, deslumbrante, radiante con su sonrisa, incluso me sentí intimidada por ella hasta que se sentó a mi lado e inició la conversación de lo más casual.

Ahí tirada en el suelo decidí que no quería vivir, ya no importaba nada, yo nunca podría reponerme de haber causado su muerte.

– Alanis ¿me escuchas? – Ahí estaba la voz de Nohla otra vez – Alanis…

– ¿Nohla? – dije en un susurro

– Si, si, Alanis, estamos trabajando lo más rápido posible para sacarte de ahí, resiste un poco más

– Erin... – Pronunciar su nombre me saco las lágrimas que creí que ya no tenía por tanto llorar – mataron a Erin.

– Lo sé, hemos visto todo… pero de-

– ¿Nohla? – deje de escucharlo otra vez, pero todo indicaba que ellos estaban al tanto de todo, me alegre por un momento, mi muerte servirá para que conozcan de este mundo de achts, incluso tal vez mi muerte sea el inicio de la destrucción de estos malditos seres. Por unos instantes recordé Nitla e inmediatamente en mi mente se dibujó la cara de Eliezer, jamás volvería a verlo, ya no podría decirle lo que siento, decirle ha logrado entrar en mi corazón, un corazón que creí roto y que gracias a él logro recuperarse.

El cansancio y el dolor me vencieron y me quedé dormida.

– ¡Hey! Despierta

Sentí que me movían y abrí los ojos para encontrarme con el achts que le había cortado la cabeza al otro cuando trató de propasarse con Erin.

– Despierta, vamos

– Estoy despierta

– Bien, toma – me dio una pequeña pastilla amarilla – Si tomas esto, dejaras de sentir dolor y podrás rescatar a tu amiga.

Me incorporé muy lento, estaba muy adolorida y miré con desconfianza su mano con la pastilla.

– ¿Cómo es que eso me va a quitar el dolor?

– No sé si funcione igual que con nosotros pero debes intentarlo para salvarla.

– ¿Por qué haces esto?

– Que te importa ¿Acaso no quieres salvarla? – Me dio una mirada penetrante

– Hablas muy seguro de que está viva

– Sé que está viva y si no te apresuras a ir por ella esta vez sí morirá.

Me daba desconfianza pero no tenía nada que perder y sí mucho que ganar, sin pensarlo la tragué. No sé qué se siente estar drogada pero esto debía ser muy parecido, de pronto me sentí llena de energía, la espalda no me dolía en absoluto y me puse de pie.

– Increíble – dije asombrada

– Ven

El tipo me dio la espalda y salió de la celda, lo seguí y vi como abría un hoyo negro.

– Esto te llevará a donde está tu amiga, debes encontrarla y buscar la manera de salir de ahí.

– Esta bi- no me dejó terminar la frase y me empujó.

Estaba todo oscuro, casi no veía nada, caminé muy lento hasta que mi visión se adaptó a la oscuridad, el lugar se veía vacío, ni siquiera era capaz de ver estrellas o algo parecido.

No sé cuánto tiempo pasó pero estaba empezando a haber más luz y me di cuenta de porque no podía ver nada, este mundo era gigantesco, había plantas enormes, arboles, flores, yo era como del tamaño de un chihuahua comparado con el lugar, seguí caminando hasta que recordé mis alas, me daba desconfianza pero si volaba podría recorrer más rápido el lugar.

Con temor sobrevolé a mucha altura el lugar, lo suficiente para lograr evadir algún peligro si es que había alguno o si algún achts aparecía; comencé a escuchar que alguien cantaba, busqué de dónde provenía y conforme me acercaba pude saber que esa voz era de Erin, entre sus muchas cualidades estaba el cantar muy bien, aunque a ella no le gustaba hacerlo en público llegó a cantar para mí cuando estábamos solas, reconocí la canción ella era una muy devota fan de Adele y cantaba set fire to the rain; Baje entre toda esa maleza hasta comenzar a caminar y la vi cantando frente a un enorme animal, tan pronto el animal se percató de mi presencia tomó una posición defensiva y me mostró sus afilados dientes colocándose entre ella y yo, vi como Erin corría tras él y se puso en medio de ambos al tiempo que yo invocaba mis armas.




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