Espero que les agrade esta historia que sucede a la par de la historia de Alanis y Eliezer. Y no es relleno, es parte importante de la trama.
Capitulo 1
Erín nació un 15 de agosto, un día bastante lluvioso a pesar de que no era temporada de lluvias, era un patrón recurrente en todos los descendientes de su familia; toda la familia Selíni contaba entre risas y admiración como cada miembro de la familia había nacido en un día de lluvia sin prestarle mayor importancia.
Al ser hija única, fue siempre muy consentida, era la más joven de una de las familias más ricas del país, nunca le había faltado nada hablando de lo material.
La historia de la riqueza familiar se había forjado hacia unos 200 años atrás cuando Amelia Selíni había iniciado con la primer boutique que llevaba su apellido, en aquel momento era una pequeña tienda que fue creciendo hasta ser actualmente una multinacional. Todos los descendientes de Amelia tenían una marca en el hombro izquierdo cerca del corazón, ante los ojos de Amelia aquel lunar rojo tenia forma de manzana, misma marca que tenía su esposo quien había muerto en un accidente según el registro familiar.
También era una característica de todos sus descendientes tener una voz angelical, ese rasgo lo habían heredado de Amelia, quien antes de dedicarse a la moda soñaba con ser una gran cantante reconocida, pero ese sueño había sido truncado. Se contaba también en cada reunión familiar que Amelia jamás había podido olvidar a su esposo, a quien llamaba aun en su lecho de muerte, ella había escrito una canción para él y desde entonces esa canción era cantada en cada reunión, pues todos eran muy devotos del amor verdadero, ese amor capaz de hacer todo lo imposible, posible.
Así, Erín sabía que en algún momento el amor llegaría a su vida, al igual que sus padres, sus abuelos y demás parientes que una vez casados parecían vivir el “felices para siempre”, pero mientras eso sucedía ella se divertía de lo lindo. Creció rodeada del amor de sus padres y abuelos, quienes la llenaban de amor y habían hecho de ella una mujer bastante segura y podría decirse que hasta caprichosa pues siempre se hacía lo que ella decía.
Si bien el tener amigos no le resultaba difícil, tener amigas si, ya que siempre era considerada como la niña mimada de familia adinerada a pesar de que ella jamás se comportaba altanera dado su estatus social, solo consideraba amiga a Alanis, la cual conoció al entrar a nivel superior, mientras ella se encontraba perdida se acercó a preguntarle cómo llegar a un edificio y para su sorpresa ambas estaban perdidas buscando el mismo sitio. Desde ese día su complicidad fue tanta que prácticamente se veían todo el día, todos los días, incluso se había ganado el afecto de los padres de ella y es que ella era muy amigable.
La rutina de Erin era la misma, levantarse, estudiar y salir a dar paseos, siempre con mucho glamour por supuesto y es que disfrutaba las miradas de envidia de otras mujeres mientras ella paseaba, contrario con las miradas masculinas que le producían cierta repulsión. Solo un hombre había logrado esquivar todas las barreras que ella les ponía a los del sexo opuesto, Erik.
Él, la había llenado de bellos momentos, detalles y todas las cursilerías que supuestamente a ella le desagradaban y se había permitido por primera vez en su vida entregarse al amor, segura de que él era la persona que amaba. Para su pesar, Erik había desaparecido justo después de haberse acostado con ella, eso la devastó, se sintió humillada, usada, se sentía tan avergonzada de haber caído en sus redes que desde ese momento y tal vez sin darse cuenta se dedicó a desprestigiar al amor, negándolo y viéndolo como algo inexistente, por lo menos para ella.
Pero… como si fuera una mala broma del destino, el amor llego de forma inesperada a su vida; llegó desde el suelo de algún lugar desconocido mientras ella y su mejor amiga caían a toda velocidad y con un extraño animal sobre ella; lo primero que le llamó la atención, fue su hermoso cabello blanco plateado y ese perfecto rostro bien perfilado del cual sobresalían unos ojos de iris color purpura increíble, fue incapaz de moverse, pero todo su ser quería tocar tan hermosa criatura.
Cuando Erin despertó, lo primero que notó fue que todo a su alrededor le resultaba desconocido, incluso el aire que respiraba le resultaba extraño y su cuerpo se sentía de alguna forma ligero, estaba algo confusa pero luego comenzó a recordar lo que le había sucedido y sin dudarlo se levantó, pero el dolor en su pie fue tan intenso que cayó de frente y se retorció por el dolor.
La puerta se abrió y por ahí entró aquel ser divino de cabello blanco, quien al verla tirada en el suelo, no dudó en ayudarla pasando su brazo bajo el suyo para que se apoyara en él, ella sintió su corazón acelerado por la cercanía de él y el embriagador aroma que este desprendía.
– ¿Estas bien? – Si su físico le resultó atractivo, su voz la había cautivado, era la voz más sensual y varonil que jamás había escuchado.
– Si – Fue todo lo que salió de su boca, se sintió tonta por el tono de su voz, creyó que fue muy notorio su nerviosismo.
– Aún no debes apoyar el pie, no ha sanado – Él notó la mirada de la chica y se quedó prendado de sus hermosos ojos color café, que ahora ya no veía a través de una imagen, los tenía tan cerca que le resultaba difícil dejar de verlos.
– ¿Quién eres? ¿Dónde estamos?
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Editado: 13.04.2020