Nitla: Alanis

Epilogo

ALANIS

No sé qué es el tiempo, el espacio, ni siquiera sé dónde estoy, que hago… Solo estoy.

Estoy cansada, mis ojos apenas puedo abrirlos, algo no está, algo me abandonó, ¿será el aire? No, aun respiro… ¿Será mi fuerza? No, puedo moverme sin problema, me giro de un lado a otro en la cama… ¿Será la vida? No, siento tanto dolor que sé sin lugar a dudas que sigo con vida.

¿De verdad sigo con vida?

Si… por definición, yo sigo con vida, pero… No me siento viva. La vida se siente mal. No quiero esta vida. No, si no está él no quiero seguir con vida.

Hoy ya no quiero nada. Solo quiero dormir, estoy cansada, tan cansada.

Alguien me trajo a casa, creo que fue mi padre, mi mamá solo ha entrado un par de veces y no dice nada, no sabe lo agradecida que estoy de que no lo haga,  no creo que pueda decirle algo, me dedico a llorar la mayor parte del tiempo y la otra parte estoy dormida.

No siempre es bueno quedarme dormida, a veces lo sueño, sueño con nuestros paseos pero no logro ver su rostro, incluso cuando revivo en sueños eso… solo lo veo caer, pero no logro ver su rostro ¿Cómo es eso posible? Anhelo verlo, escucharlo, sentirlo ¿Por qué no puedo ver su rostro ni en mis sueños? Tal vez él no quiere que lo vea, no me dejará verlo porque sabe que esto es por mi culpa. Me siento en la orilla de la cama y me quedo viendo a la nada del suelo, la cabeza me da vueltas. Quiero verlo. Las lágrimas corren nuevamente por mis mejillas. Quiero verlo.

Y entonces lo recuerdo, mis lágrimas siguen cayendo pero mi corazón se acelera por la posibilidad de verlo, salgo corriendo de la habitación y me dirijo a esa puerta, sé que algo me dijo sobre entrar en ella, pero no lo recuerdo.

Reve, tenía que ir a ese mundo, allí podría verlo, al abrir la puerta todo estaba oscuro, pero yo seguí de frente, casi corriendo, hasta que me cansé y me tire en el suelo que no podía ver, pero sabía que estaba ahí. Nuevamente comencé a llorar desoladoramente, no lo veía, no lo encontraba por más que caminaba.

 – ¡Eliezer! – Grité su nombre mientras me abrazaba el cuerpo – ¡Eliezer! – Y fue que lo escuché.

– ¿Te parezco atractivo?

– Si ¿Quién no te ve atractivo? Es la pregunta adecuada

– Me importa lo que tú pienses                      

Nos vi besándonos y el llanto se convirtió en agonía pura.

– Perdóname… por favor, perdóname… es mi culpa… – murmuraba entre sollozos – Te amo

Nunca llegue a decirle que lo amaba, de hecho no sabía si él conocía el significado de esa palabra en la tierra o si había una palabra equivalente en Nitla, pero era la que yo conocía.

Me quedé con los ojos lleno de lágrimas mientras más imágenes aparecían, era él, de niño, de adolescente y ya de adulto, y esta de nosotros juntos, me levanté y camine entre todas sus imágenes, hasta que vi una que llamó mi atención, Eliezer caminaba de un lado a otro, se detuvo y miró al suelo, para luego levantar la mirada, me quedé como imbécil viéndolo, por fin podía ver a detalle su hermoso rostro. Me acerqué hasta tenerlo lo más cerca posible.

– Alanis – Me sorprendí al escucharlo llamarme – Tengo algo muy importante que decirte… sé que todo lo que ha pasado entre nosotros ha sido difícil, y no te miento, siento que he llevado la peor parte de todo esto. Pero a pesar de todo… a pesar de todo… Te quiero conmigo. Quiero que sigamos juntos, quiero verte sonreír, quiero verte volar, me gusta verte. Pero lo que más me gusta, es como me miras. Desde la primera vez que te vi, y eso fue cuando aún eras pequeña, me viste igual que cuando nos vimos en la tierra la primera vez, sonrojada, emocionada – sonrió – Me gusta pensar que me quieres desde la primera vez que nos vimos. – sonreí con lágrimas desbordando mis ojos y asentí con la cabeza, como si él pudiera verme.

– Y por último, basándome en mis conocimientos sobre los humanos… Te amo. – Sonrió y soltó un suspiro.    

– Yo también te amo – dije mientras la fuerza me abandonaba nuevamente y caía al suelo – Te lo juro… Te amo, te amo, te amo – largué un lamento al verlo desaparecer – Perdón… Perdón.

No me iré de aquí nunca, me quedaré a su lado… al lado de sus recuerdos, para escuchar su voz una y otra vez, para ver su hermoso rostro eternamente.

 

 

 

 

 

 

 

LOXHE

Algo no estaba bien, Loxhe y Enzo estaban sentados en la casa del primero viendo a la nada, ninguno podía creer lo que había pasado. Cebrian había matado a Eliezer, su propio hijo.

– Ni siquiera puedo pensar – Dijo Enzo metido en sus pensamientos – A pesar de que lo vi, no puedo aceptarlo ¿Cómo pudo…? Loxhe ¿Cómo pudo hacerle eso a su hijo?

– No lo sé, simplemente no lo sé

– Cuando él se fue y dejo a Eliezer pensé que lo hacía por su bien, por no arrastrarlo a su retorcida decisión, pero ahora…

– Lo peor de todo esto es Marco… Ahora Cebrian tiene otro aliado.




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