No abras la puerta dentro de la van!

Golpe Inauspicioso "Capitulo 3"

19:30 PM, segundo día del rapto:

Daniel despierta después del golpe que lo dejó dormido varias horas. Desde la parte superior de las escaleras, se puede ver una sombra moviéndose por todos lados. Es Héctor, que está hablando por teléfono arriba fuera del sotano, claramente desesperado, ya que las cosas no están saliendo como esperaba. Kevin, mientras tanto, vigila a los demás en las sombras, pero es evidente que su rostro refleja un descenso hacia la culpa, o al menos eso es lo que parece.

—Sabes— Comienza a decir Marcus, tratando de romper el silencio—, en mis primeros dos años trabajando como gestor de fondos, una vez me fui a un bar, me encontré con algunos de mis amigos, y empezamos a hablar de todo tipo de cosas. Timothy.

Daniel reacciona al oír ese nombre, moviendo ligeramente la oreja:

—Bueno, ese tipo me presentó a un médico profesional. Se autoproclama el mejor psiquiatra, aunque ese día era una excepción. Estaba agotado de trabajar con sus pacientes y necesitaba unos tragos para relajarse. -Jumm—Ríe levemente, mientras sigue contando, mirando fijamente al piso— Me contó que tuvo un paciente, un joven que rondaba los 30, completamente desequilibrado. Tenía un mundo imaginario en su cabeza, lo que ocasionó varios disturbios y escapes. Jaja. Lo más raro es que cuando le pedí que me evaluara, me dijo que era un terco, ególatra, ambicioso. Jaja. ¿Alguna vez alguien te ha dicho la palabra "ególatra"? —Se pregunta Marcus, riendo nerviosamente, pero deteniéndose al cabo de unos segundos—. Jumm... Ni siquiera sé por qué estoy contando esto ahora. Tal vez tiene razón ese viejo, tal vez siempre he sido un fastidio de persona. He jodido a varias personas...

La habitación queda en silencio, mientras Daniel escucha con algo de atención. Clarissa, por su parte, apoya su cabeza contra la pared, completamente desconectada, como si no tuviera ganas de reaccionar a lo que ocurre. El ambiente se vuelve incómodo, como si todos intentaran alejarse de la realidad de la situación.

El tiempo sigue su curso, mientras los interrogatorios continúan. La tensión se siente en el aire, palpable, entre las paredes del sótano.

—Bueno, se nos complicaron algunas cosas, pero seguimos en pie— Dice Héctor con tono de voz grave, mirando fijamente a los presentes. Luego se detiene en Marcus, y su mirada se torna más dura—. A excepción de ti, Marcus... El tiempo de pensar ya se agotó, es hora de actuar.

Todos lo observan, el silencio en la sala se vuelve ensordecedor:

—Daniel... Sabemos que tienes contactos. Sabemos de la fortuna que maneja tu familia. Si cooperas, si nos das lo que necesitamos, todo esto terminará bien. La ejecución tiene que ser perfecta. Tú serás libre, sin consecuencias.

Daniel suelta una risa irónica, como si la situación fuera una burla. Su rostro se contorsiona en una mueca de hartazgo:

—Jaja...—Deja caer el sarcasmo con cada palabra—. ¿De verdad creen que tengo una fortuna?.

Héctor mira confundido, no entiende a qué se refiere. Daniel no se detiene. Deja escapar un suspiro, como si todo eso fuera una pérdida de tiempo:

—Mis abuelos están muertos, como sabrán. Mis padres...—Hace una pausa, sus ojos bajan hacia el suelo antes de alzar la mirada, con desdén—. Estoy completamente alejado de ellos. No tengo contacto con ellos desde hace años, y sinceramente, ni me importa si siguen vivos, o si viven en riquezas, o si tuvieron un accidente.
Yo... esperaba su pregunta. Sabía que era lo que querían escuchar, así que solo quería ver la cara de vergüenza en ustedes cuando se dieran cuenta de lo inútil que es lo que buscan.

Una vez más, el silencio se cierne sobre el grupo. Héctor parece sentirse irritado, mientras Kevin permanece inmóvil escuchando todo desde las escaleras, apretando los dientes, procesando lo que acaba de escuchar. El plan que tenían ahora se derrumba ante sus ojos.

Daniel sigue con una calma extraña, pero decidida:

—No tengo nada más. No tengo contactos, no tengo riquezas, no tengo a nadie a quien recurrir. Solo soy un tipo más, un ciudadano normal. No me... no me importa lo que hagan conmigo..

Todos se quedan en silencio, conmocionados por las palabras de Daniel. empiezan a dudar, como si no supiera qué hacer ahora. El plan que tenía, tan cuidadosamente trazado, parece haberse desmoronado en un solo momento.

—Ok...— dice finalmente, apretando los labios con frustración y dando un paso atrás, como si estuviera tratando de digerir lo que acaba de escuchar.

Héctor, más nervioso que nunca, se levanta con lentitud y comienza a subir las escaleras. Kevin arriba del sótano lo sigue con la mirada, pero no dice nada. La situación, cada vez más fuera de control, se les escapa de las manos.

La tensión sigue aumentando, las palabras de Kevin no hacen más que empeorar el ambiente. Héctor, que hasta ahora había mantenido el control y anonimato de la situación, comienza a mostrar signos de inseguridad mientras escucha a su compañero:

—Tenemos que hacer algo, Héctor... Hoy, y solo hoy tenemos tiempo. Mañana, lo más probable es que ya estén a dos pasos de aquí—Dice Kevin, su voz llena de urgencia—. Encontraron el garaje que alquilamos para la furgoneta. No tenemos mucho margen, y es cuestión de tiempo para que busquen como sospechosos, tenemos suerte de tener fachadas gracias a algunos contactos.

Se pasa la mano por la cara visiblemente agotado:
—Además, los suministros se nos están agotando. Llevan dos días sin comer nada, el líquido no es suficiente y esto no va a aguantar mucho más. Tu casa está a unos kilómetros, pero mudarnos ahora es un puto riesgo. Si conseguimos las cuentas de Marcus y la de la chica, eso nos va a dar lo suficiente para desaparecer. Marcus tiene una fortuna, lo suficiente como para considerarlo un millonario en potencia, y lo tenemos ahí, atrapado.

Héctor frunce el ceño y, por un momento, parece que sus pensamientos corren en varías direcciones, evaluando las opciones:



#661 en Detective
#477 en Novela negra
#1356 en Thriller
#528 en Suspenso

En el texto hay: #realidad, #secuestro, #crimen

Editado: 22.05.2025

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