¿Guerra? Esto no era la guerra, el no era un soldado ni yo tampoco, que se creía. Con esa última frase que salió de su boca me le quedé viendo, él me observó también pero no me dijo nada. Un grito a lo lejos me hizo regresar en sí, alguien decía mi nombre y al percatarme de quien se trataba una sonrisa se puso de inmediato en mi rostro.
— ¡Eddy! —exclamé emocionada.
Empujé al chico y me acerqué rápidamente con el recibiéndolo con un gran abrazo.
— No me avisaste que llegarías antes, ¿por qué no me lo dijiste? —pregunté un tanto aliviada de que estuviera aquí y a la vez molesta de que no me lo dijo.
— Lo siento Sofí, no pensé que llegaría hoy.
Por un momento se me olvidó la presencia de aquel sujeto, pero para mí desgracia el solo se hizo notar, acercándose hacia nosotros le tendió la mano a Eddy.
— Hola soy Laín —se presentó alegremente.
Eddy con amabilidad le respondió el saludo.
— ¿Qué tal Laín? Soy Eduardo, Eddy para los amigos. Tú… ¿Eres amigo de Sofí? —preguntó con curiosidad.
— No, no, no. Soy el novio de Sofí— respondió Laín con una enorme sonrisa en la cara mientras pasaba su brazo alrededor de mi cintura.
El semblante de Eduardo cambió de inmediato, pero qué demonios tenía Laín en la cabeza ¿escases de neuronas o algún problema mayor?
— Vaya, Sofí no me había comentado de su nuevo novio.
Me separé lo suficiente de Laín e intenté acercarme con Eddy.
— Dejemos en claro que él no es mi novio, ni es mi amigo, vaya si ni siquiera lo conozco. —intenté sonar convincente para que el me creyera.
Laín se cruzó de brazos.
— Eso dice ahora, siempre me niegas Sofí, pero que tal anoche los correos indecentes que intercambiamos. —dijo guiñándome el ojo.
Eddy levantó ambas cejas y me miro incrédulo.
— ¿Correos indecentes? Si mal no recuerdo una vez me dijiste que eso no era lo tuyo Sofí.
La situación se había tornado incomoda, yo más que vergüenza tenía enojo, esta me la pagaría muy cara Laín, ni siquiera se imaginaba quién era Eddy y se atrevía a decir tonterías a la ligera.
— Nada de lo que salga de la boca de este—dije señalando a Laín —es verdad, es solo un tipo que no tiene vida social y busca la de los demás para fastidiarla.
— Me perdonaras Sofí, pero se ve muy seguro de lo que dice—dijo mirando de arriba abajo a Laín.
— Pues tiene poder de convencimiento al parecer, te repito no creas nada de lo que dice— Me di la vuelta y le di un ligero empujón a Laín—. Te puedes ir por favor—se lo pedí de la manera más amable que pude, Laín notó que esta vez no bromeaba lo pude ver en su mirada, pero cuando habló de nuevo supe que haría lo imposible por seguir molestando.
— Aguarda un momento, dime ¿quién eres tú? —preguntó ahora el mirándolo de arriba abajo.
Eddy comenzó a reír.
— Creo que si eres su actual novio debes saber quién soy yo, o a menos que la traviesa de Sofí te oculte cosas.
Suspiré profundamente, las cosas iban de mal en peor. Laín se quedó pensando un momento y apuntándolo con el dedo le dijo.
— Oh ya se, tú eres ese tal Eduardo, el que dejó a Sofí hace meses, aquel patán insensible que la dejó llorando desconsolada. Pero adivina que, yo fui el que llegó para sanar ese bonito corazón.
Esto era el colmo y ya no podía seguir así, no tenía idea como Laín lo supo, pero si, Eddy era mi exnovio, me dejó porque necesitaba tiempo para él, o quizá simplemente ya no me quería. Eso ya no me importaba, por suerte lo había superado...o al menos eso creía. Y si, Laín tuvo razón de nuevo, puede que haya llorado, pero él no fue el idiota que recogió mi corazón. Yo sola me encargué de ello.
Eddy me miró con compasión. Una mirada que no me hubiese gustado ver.
— Sofí, tú me dijiste que entendías la situación, dijiste que no me preocupara que podíamos quedar como amigos, después que traté de retomar lo nuestro me dijiste que ya no me querías como algo más.
Laín me tomó de la mano sin darme oportunidad a soltarme, me situó a su lado susurrándome.
— Creo que el que tiene escases de neuronas es este.
Cansada de ese juego me dirigí hacia Eddy.
— Hay cosas que los extraños no deben saber, diste mucha información y Laín es un extraño. Y para que lo sepas ya no te quiero más que como amigo y entendí perfectamente en su momento la situación, este de aquí te repito que no es mi novio, ni mi amigo, ni un conocido, y este es el fin de la historia. No hay porque hacer el cuento más largo.