Sus palabras, la forma en la que me dijo aquello no entendía porque me afectaban, de igual manera no era tan grave lo que ocultaba para que llegara a decir que me perdió el respeto.
— Creo que estas exagerando las cosas, para empezar tu no me respetaste desde el primer momento que nos vimos, empezaste a invadir mi privacidad, me amenazaste y te quisiste hacer el gracioso, pero sabes que...esto ya no es divertido para mí...
Laín levantó la mano haciéndome callar.
— Pequeña creo que te tomas todo muy en serio, yo solo bromeaba cuando dije eso, hagas lo que hagas, digas lo que digas es tu problema y no soy quién para juzgarte, siempre te respetaré.
Tomé aire, pedía al cielo paciencia...mucha paciencia, era lo que más yo necesitaba en ese momento y en todo el tiempo que aquel sujeto estaba conmigo. Lo miré molesta y negué, decidí ya no decir nada más y me fui dejándolo parado, empecé a caminar de nuevo hacia mi casa cuando para mi mala suerte me percaté de que Laín me estaba siguiendo, me detuve y lo miré.
— ¿Ahora qué es lo que quieres? ¿Qué parte de esto ya no es gracioso no entiendes? ¿Qué esperas para ir a contarle todo a mis padres?
Laín negó.
— No tengo intención de contarles nada Sofí, se guardar muy bien los secretos...pero a cambio de mantener mi boca cerrada voy a necesitar algo de ti.
— ¿De qué estás hablando? ¿Crees que cederé a tus exigencias con tal de que mantengas la boca cerrada?
Laín miró un momento al cielo y asintió.
— De hecho, estoy seguro de que por más que te hagas la valiente no quieres que tus padres se enteren, ni Eddy tampoco, así que si estoy seguro. —se acercó a mí y me coloco un mechón de cabello tras la oreja, gesto que me causó un escalofrió. Le solté un manotazo y me alejé de él —. Puedo sentir pequeña que, aunque tu digas lo contrario te gusta que este cerca de ti—me sonrió de una forma que no podría describir.
— No haré nada, no te haré ningún favor ni nada por el estilo, primero muerta antes de hacer eso. —una vez dije eso me eché a correr dejándolo parado mirándome con una sonrisa de lado.
Llegué a mi casa y subí rápidamente a mi habitación, dejé el libro en mi escritorio y me acosté en la cama, me puse un cojín en la cara y mi mente empezó a pensar, debía tener en claro lo que tenía que hacer.
Aunque no quisiera admitirlo Laín tenía la razón, no podía permitir que nadie se enterara de lo que había hecho, pero no podía seguir su juego, no tenía idea de que era lo que quería a cambio, pero por lo poco que lo conocía estaba segura de que no era nada bueno.
Estuve dándole vueltas al asunto, a tal extremo que me dio un dolor de cabeza insoportable, me levanté a tomarme unas pastillas esperando que el dolor se quitara lo más pronto posible. Aun no sabía que haría con respecto a Laín y mi secreto, pero decidí que no pensaría más en ello, al menos por lo que restaba del día.
Tomé el libro dispuesta a comenzar a leerlo cuando mi celular vibró, tenía varios mensajes de Eddy pidiéndome que nos viéramos por favor ya que era algo urgente. No entendía porque tanta insistencia así que le dije que podía venir a mi casa, no tardó nada en responder y me dijo que en menos de 20 minutos llegaba.
Después de cambiarme de ropa bajé a la sala a esperar, mientras pasaban los 20 minutos puse una película en Netflix. Por suerte, mi madre no estaba así que no podría cuestionarme nada sobre la mentira de en la mañana sobre Laín.
El timbre sonó y de inmediato me levanté abrir. Eddy había tardado prácticamente cinco minutos en llegar, sin más se acercó a mí, me tomó las manos diciéndome algo que me dejo atónita, mi sorpresa fue mayor cuando me percate de que Laín estaba frente a mí a espaldas de Eddy mirándonos fijamente con total seriedad, su mandíbula estaba apretada y en sus manos traía un globo en forma de dona que decía <<Sorry>>
Ante mi silencio Eddy repitió.
— Sofí por favor regresa conmigo.
Al ver a Laín y su actitud estaba segura de que esa situación se saldría de control.