No Apto para menores

Capítulo Veintitrés

Su cuerpo me aplastó, no era lo suficientemente fuerte para sostenerlo así que caímos, costaba admitirlo, pero estaba a punto de entrar en pánico, no sabía qué hacer. Miré a mi alrededor, pero no había gente cerca, empecé a darle palmadas en las mejillas intentando hacer que reaccionara, pero era inútil.

Me quité la mochila y saqué inmediatamente mi celular, marqué para pedir una ambulancia. Después de varios intentos respondieron.

— 911 ¿Cuál es su emergencia?

— Por favor necesito una ambulancia inmediatamente en...— interrumpí la llamada cuando vi a Laín mirándome a los ojos sonriendo intentando no atacarse de la risa.

Una mezcla de emociones empezó a crecer en mi interior, colgué de inmediato y lo quité de encima de mí.

— ¡Eres un completo imbécil!

Laín permaneció en el suelo doblándose, intentando no seguir riendo.

— ¿Te parece gracioso lo que hiciste?

— Perdón Sofí, pero hubieras visto tu cara. — dijo mientras se levantaba.

Conté hasta diez y me acerqué a él plantando mi mano en su mejilla con un sonido sonoro, Laín no hizo nada más que seguir riéndose.

— Me merecía esa bofetada lo admito.

— Te mereces más que una simple bofetada. — dije apretando los puños, tomando mi mochila y retirándome de ahí.

A lo lejos pude escuchar como Laín me gritaba.

— Merezco tu amor Sofí, no tu desprecio. Continúe mi camino ignorándolo por completo.

Llegué a mi casa y después de hablar con mis padres de como estuvo nuestro día y comer me fui directo a mi habitación. Terminé de hacer unos deberes y me puse a escuchar música cuando sentí que vibró mi celular.

<< Ya pasaron algunas horas desde que nos vimos, espero ya me hayas perdonado por la broma que te hice>>

No le respondí.

<<Hoy iremos a cenar, y no me dejes en visto pequeña>>

Leí el mensaje varias veces, no había signo de interrogación por lo tal no era una pregunta sino una afirmación.

<<¿Quien dijo que quiero cenar contigo?>>

<<¿Recuerdas que te mencione hace días que dormir conmigo solo iba a ser el inicio de nuestra aventura?>>

<<Si. Como olvidarlo>>

<<Bueno, lo siguiente es que tendremos una cita esta noche>>

No quería salir, no después de lo que había pasado, era experta dando excusas a sí que debía inventar una de inmediato.

<<Ahora no puedo salir...estoy malita>>

<<Buuu zorra>>

Abrí los ojos releyendo varias veces el mensaje.

<<¿Acaso te crees Regina George?>>

<<Sofí debes ser más ingeniosa cuando saques excusas y no usar frases de películas>>

<<No saldré contigo Laín>>

<<Pensé que ya había quedado claro las cosas, saldremos y ya está, pasaré por ti a las 5:30 espero estés lista. Hasta al rato pequeña.>>

Al parecer entonces esa noche tendríamos una cita.

Acabé de hacer lo que tenía pendiente y después me metí a bañar, el tiempo se pasó muy rápido, siempre se me iba volando, para cuando miré el reloj faltaba menos de media hora para que Laín llegara. Debatía conmigo misma si salir o no, no quería realmente pero no podía arriesgarme a que intentara abrir la boca de nuevo, me cambié bajé por una bolsa y metí los zapatos de Laín en esta, aprovecharía el momento para entregárselos.

Después de acomodar un poco la habitación el timbre sonó puntualmente a las 5:30, mi madre abrió la puerta recibiendo a Laín gustosamente sentándolo en la sala, yo solo miraba desde arriba sin que se percataran de mi presencia. Laín vestía uno jeans, traía una playera negra con un estampado de un auto.

— Ahorita baja Sofí querido.

Laín asintió agradeciéndole. Mi madre adoraba a ese chico.

Mientas tanto yo me preguntaba ¿cómo mi madre sabía que él venía conmigo?

Quizá el Sr. Norbert lo había mandado para pasarle algún recado a ella. Respuestas que nunca me podría contestar.

Diez minutos después bajé, Laín me miró de arriba abajo dos veces.

— ¿Saldrás así? — preguntó ladeando la cabeza.

— ¿Tienes algún problema con ello? Porque si es así puedes regresarte por donde viniste. — respondí sonriendo y señalando la puerta.

Mi madre salió en ese momento de la cocina, iba a subir las escaleras cuando me vio y entonces se acercó a nosotros.

— Pareces una vagabunda hija mía. — dijo mirándome también— . Perdón, podría decir que un vagabundo se ve más decente que tú. ¿Qué pintas son esas? Subes ahora mismo a cambiarte.

Negué, cruzándome de brazos.

La mirada de mi madre cambio rápidamente, era su mirada de <<si no me haces caso vas a ver cuándo regreses>>

Laín lo notó e intervino de inmediato.

— No importa, así estas perfecta Sofí, pero ya hay que irnos. — dijo tomándome de la mano, despidiéndose de mi madre y sacándome de ahí.

Unas cuadras más delante me solté de su agarre.

— Ten tus zapatos. — dije tendiéndole la bolsa.

— Gracias pequeña.

— ¿A dónde iremos a cenar? — pregunté cruzándome de brazos mientras caminábamos.

— Es una sorpresa pequeña, ya verás. — respondió sonriéndome— . Será una cita ideal...algo inolvidable Sofí.

— Cada momento contigo es inolvidable. — Laín me sonrió más— . Pero no creas que de una forma agradable.

Después de caminar por varios minutos más en silencio empezó hacer frío así que decidimos tomar un taxi, Laín solo dio la indicación que nos dejara en una plaza que estaba por el centro de la ciudad, en todo el camino ninguno dijo palabra alguna. En cuanto llegamos a nuestro destino nos bajamos y empezamos a caminar de nuevo hasta llegar a un KFC.

Levanté una ceja y lo miré.



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En el texto hay: romance juvenil, secretos, apuestas

Editado: 23.02.2020

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