"No cualquier ángel"

Capítulo 3:

Al otro día...

Narra Akane:

Desperté temprano, ya quería que fueran las 9 para poder salir junto a Hans a recorrer la ciudad, anoche estuvo hasta muy tarde conversando conmigo, mamá lo invitó a pasar, y estuvimos compartiendo los 3 una grata conversación y le pidió a mamá que me dejara salir con él hoy, y ella accedió con una sonrisa.

Eran las 8:30 y ya estaba lista, vestida con un jeans negros, tenis azules, polera blanca y camisa jeans azul, peinada con una coleta alta, maquillada, y lista... pero muy nerviosa.

Bajé a tomar desayuno y mi madre estaba esperando por mí, eso era raro, ¿que habrá pasado?

M: Hola hija, buenos días – sonríe amplio, pero la felicidad no llegaba a sus ojos

Aka: Buenos días mami, ¿porque despierta tan temprano? – me siento a su lado

M: Hija, lo que pasa... es que – se notaba nerviosa – no sé cómo decirlo, hoy temprano llamó tu padre, y dijo que viene...

Aka: ¡Pero eso es bueno!

M: No totalmente, hija, él... – mi madre comenzó a llorar, me dio un dolor profundo en el pecho, algo malo estaba pasando.

Aka: Mamita ¿qué sucede? – comienzo a acariciar su espalda

M: Tu padre tuvo otra hija hace años, cuando se fue a Italia – sollozaba – y Liam lo escondió por años, nunca me dijo lo que había hecho tu padre.

Aka: ¿Una hija? ¿cómo se llama? ¿qué edad tiene? ¿cómo sucedió? – hablo rápido

M: Si, una hija – limpia su nariz – se llama Jazmín y tiene 17 años

No podía creerlo, mi padre había engañado a mi madre y Liam había ocultado todo, que decepción

Eran las 8:45 y para mí la vida no tenía sentido, no sabía que pensar, que decir, como consolar a mi madre.

Aka: Tranquila mamita, todo saldrá bien – sigo acariciando su espalda, no era su culpa

M: Eso espero hija – me mira con sus ojos cargados de pena, no había señal de mi alegre madre

Aka: ¿Cuándo llegan? – trato de sonar bien, no quería que notara mi malestar

M: en unas horas, ya venían en viaje – sorbe su nariz

Aka: Entonces aquí los esperaremos – me acomodo en la silla – no te dejaré sola.

M: Pero ¿y Hans? – me mira

Aka: Si de verdad quiere salir conmigo va a tener que esperar, la familia siempre está primero que un novio.

M: Bueno hija, esperemos que lleguen – mira sus manitos – ¿por qué no llamas a Hans para decirle que no saldrás?

Aka: Está bien, lo llamaré de inmediato.

Tomé mi móvil y marqué el número de mi ángel.

Aka: Alo, ¿Hans? – mi voz sonaba como asfixiada

H: Si princesa, soy yo – sonaba alegre –¿estás lista para la salida?

Aka: Por eso te llamaba – hice una pausa – no podré salir contigo hoy, surgió un problema.

H: ¿un problema? – sonaba preocupado – pero ¿estás bien?

Aka: Se puede decir que si estoy bien – digo tratando de no sonar triste.

H: ¿sabes? – piensa un poco – Voy para allá, espérame.

Cuando colgó la llamada no entendía que había dicho, ¿venía a mi casa?, hasta que sentí sonar el timbre, y fui a abrir la puerta, era mi ángel protector.

H: ¿Que pasó princesa? – dijo abrazándome y no pude más, me puse a llorar en su hombro y el me acariciaba el cabello y abrazaba como queriendo juntar cada pedacito de mi corazón.

Luego pasamos al living y tomamos desayuno con mi mamá, no quería demostrar lo indefensa que estaba en ese momento, pero cada vez que Hans me miraba me sentía expuesta a él.

Pasaban las horas y Hans no me dejaba, estaba a mi lado a cada segundo, abrazándome y haciéndome reír, es tan lindo.

Eran las 12 del día cuando mi madre recibió una llamada.

M: ¿Alo? – se veía triste – sí, entiendo, ya vamos saliendo.

Fue lo único que escuché, y luego vi en la cara de mi madre una mezcla de desesperación y pena.

M: Vamos al aeropuerto por tu padre – dijo casi sin voz

Yo asentí y comencé a caminar a la puerta, pero una mano en mi brazo me detuvo.

H: ¿Quieres que te acompañe? – sus ojitos me miraban atentos

Aka: Si así lo quieres, yo no tengo problemas – le sonreí – es más, me ayudaría mucho.

Cuando me subí al auto de Hans, él me miraba con unos ojos que me decían tantas cosas, pero ninguna de ellas la pude de cifrar.

H: ¿Vamos?

Aka: Bueno – digo mirando mis manos.

Y así nos fuimos rumbo al aeropuerto, iba atrás de mamá, ninguna palabra salía de nuestras bocas, el silencio hacía doler el corazón.

Cuando llegamos no quería bajar, tenía miedo de lo que podría suceder cuando viera a papá de nuevo, a Liam, y a la hermanita nueva... Jazmín




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