Narra Hans:
No saben por todo lo que eh pasado, éstos meses han sido un calvario para mí, eh estado días, semanas, fuera de la casa de Akane, nadie me da noticias sobre ella, ni mi hermano me quiere ayudar y los entiendo, no merezco estar con ella, pero quiero estar a su lado en la espera de nuestro bebé.
Abbi no soportó la perdida de nuestro bebé, por si se lo preguntaban, pasados unos 2 meses tuvimos que internarla en un psiquiátrico, alucinaba, veía a nuestra hija, que le hablaba, tenía ataques de pánico, enloqueció, no había otra salida.
Justamente un día que regresaba de ver a Abbi en el psiquiátrico, escuché a Jazz hablando por teléfono con la que yo creía era su madre.
J: Saluti Akane, che si prende cura di mio nipote – decía animada, dijo Akane, pero como hablaba en italiano, no supe qué era lo demás que decía – Ciao
H: ¡Jazz! – digo cuando veo que va a entrar a su casa – por favor – digo suplicante
J: Hans entiende que no puedo decirte – me mira seria – Akane no quiere que tú sepas en donde está
H: Pero y ¿el bebé? – la miro tratando de llegar por su lado maternal – el bebé necesita de mí o la bebé
J: Es un niño – me dice y luego cubre su boca – nunca te lo dije Hans
H: Es un niño – repito y cubro mi boca – seré padre de un hermoso niño – digo abrazándola
J: Así es – dice finalmente respondiendo el abrazo – está en Italia, en qué región, no puedo decirte, pero ella está en Italia, trabaja en una universidad
H: Te debo una Jazz – beso varias veces su mejilla – ¡te debo una!
Corro a mi casa y preparo mi maleta, ya sabía algo sobre el amor de mi vida y nuestro hijo, aviso a todos que me iré de viaje, nadie sabe dónde, excepto Jazz, tomo el primer avión que sale a Italia, ya en el avión estaba demasiado nervioso, temblaba completo, la señora que iba a mi lado me preguntaba si me encontraba bien a cada momento, en cuanto llegamos me bajé del avión, busqué mi equipaje, tomé un taxi, eso fue un milagro, no sé nada de italiano, puede que me hayan estafado en la tarifa, pero llegué a Milán, busqué un hotel, luego me metí en internet, busqué su nombre y puse “universidad” a su lado, me salieron unas fotos de “Università Cattolica del Sacro Cuore”, salía un grupo de jóvenes y entre ellos estaba ella, mi Akane, en un papel escribí el nombre de la universidad y usando el traductor busqué las palabras necesarias para llegar hasta ella.
Tomé el taxi, iba nervioso, hice parar el taxi frente a una florería, no podía llegar con las manos vacías, le compré un ramo de rosas, volví a emprender mi viaje, cuando llegué, caminé lo más seguro que pude hacia el interior de la Universidad, con mi pésimo italiano pregunté cuál era su aula, estando frente a la puerta me dieron ganas de escapar, mi corazón parecía escapar de mi pecho, no quise tocar, escuchar su voz, hablaba en italiano, con la respiración agitada abrí la puerta, cientos de ojos me miraron, cuando ella giró hacía mí, ¿cómo poder explicar lo que sentí?, les dijo algo en italiano a sus estudiantes y luego me tomó de la muñeca para sacarme al pasillo, su tacto quemó mi piel.
Narra Akane:
Dios, no quiero perdonarle, pero es que está aquí, frente a mí, con sus mismos ojos, sus mismos labios, su cabello que me encanta, es mi ángel.
H: Si quieres me arrodillo – me dice llorando – pero por favor, no me apartes otra vez de ti y de nuestro bebé
Aka: Hans – mi voz se quiebra, besa mi mano – me hiciste mucho daño
H: Ya no lo haré – sigue besando mis manos – nunca más, seré el padre perfecto, seré la persona que mereces a tu lado, lo juro
Aka: Está bien – susurro casi inaudible – yo también te extrañé mi ángel – nos acercamos uniendo nuestros labios, cuanto amo a éste hombre, no puedo dejar que mi orgullo rompa lo hermoso que hay entre nosotros, literal, mi vientre no dejaba de moverse.