La alarma suena y yo me tapo los oídos con la almohada, estúpida alarma.
Al parar de sonar vuelvo a cerrar los ojos.
Siento un balde de agua fría y me sobresalto al instante.
- Pero que coj- digo mientras veo a Eros delante de mí.
- Levántate y vístete, tenemos mucho que hacer - me interrumpe.
-¡¿Se puede saber que haces?!- digo
- Te veo abajo en cinco minutos - dice y se va.
Maldigo internamente y me levanto a regañadientes, escojo un chándal azul y me hago una coleta alta, seguidamente voy a la cocina para cogerme una manzana
- Buenos días Corine.
- Buenos días Abigail, por lo que veo irás a entrenar con Eros - y dice levantando los platos de la mesa
- Así que de eso se trata - murmuro
Nadie me informado de ello, aunque tenía una cierta sospecha de que podría ser eso, me he dado cuenta que para padre el mejor de todos es Eros, es su orgullo y se nota en cada palabra que dice hacia su persona.
Bajo y voy hacia la entrada, veo a James pasar y le saludo.
- Buenos días - Sonrió
- Buenos días Abigail, ¿como has dormido? - dice mirando su reloj.
Fijándome bien James es muy guapo, se parece mucho a padre y tiene una sonrisa muy bonita, tiene el rostro liso y pequeñas pecas cuando el sol cae en su cara.
- Bueno, no me quejaré- digo encogiendome de hombros.
A lo lejos veo a Eros de brazos cruzados y frunciwndo el ceño.
- Por casualidad.. ¿Sabes a donde me va a llevar Eros? - Espero que me lo diga, no confío mucho en él
- Al bosque, y no te preocupes no te hará nada - dice poniéndome un pelo suelto detrás de mi oreja - Lo prometo.
Siento una mirada sobre mi, Eros me esta fulminado con la mirada.
- Mejor me voy ya antes de que me atraviese con la mirada-digo
Nos reímos y nos dirigimos a nuestro destino, por lo que veo Eros y James tienen cierta tensión, el día de las duchas se lo note, no se caen nada bien, pero pensándolo bien a quien le cae bien Eros, es una persona egocéntrica y narcisista.
Recuerdo las palabras de padre sobre Eros, el ha sufrido mucho, por eso es así, solamente le hace falta una persona que le enseñe a confiar en los demás.
- Buenos di-
- Odio la puntualidad - me interrumpe - Pero odio más que seas impuntual por coquetear con James - termina de decir
- ¿De qué estás hablando? - Intento soportarlo pero no puedo.
Paciencia Abi.
- Vamos
Lo sigo hasta el garaje y con el mando abre la puerta, nunca había estado aquí dentro, el garaje es inmenso tiene toda clase de coches posibles subs, todo terreno, furgonetas,
Le sigo hasta un deportivo negro y nos subimos.
- ¿A donde vamos? - le pregunto
- Ya verás - dice, lo veo más serio de lo normal, espero que no se haya levantado de mal humor.
Nos adentramos con el coche por el bosque y nos paramos cerca de un acantilado.
En mi mente pasa mil pensamientos desde mi posible asesinato hasta mis bragas siendo tiradas al agua.
Bajamos del coche y veo una silla con una cuerda.
Oh no.
- Siéntate - dice señalando la silla con la cabeza.
Miro hacia un lado disimuladamente, y después lo miro a él, ¿que tan rápido puedo correr antes de que me atrape?
- Ni se te ocurra, primero de todo hay drones - dice señalando hacia arriba
Y efectivamente tenía razón había dos drones encima de nosotros.
- Y segundo soy más rápido que tú
- ¿Que me harás? - pregunto nerviosa
- Estoy perdiendo la paciencia contigo Abigail - dice haciendo un gran suspiro
- Abigail - murmuro extrañada.
Sé me hace muy extraño que me llame así.
El me mira sonriendo de medio lado al escucharme.
- No te haré nada, confía en mí - dice extendiendo su mano
Se la acepto y me lleva cuidadosamente hasta la silla, me susurra que no me ponga tensa y yo asiento.
Empieza a atarme rápidamente las manos y los pies, yo atentamente le miro, su agilidad con los dedos es impresionante.
Me pregunto como...
Abigail no.
Disipó los pensamientos impuros mientras me ata
- ¿Te aprieta mucho? - me susurra al oído y yo siento una especie de corriente eléctrica por todo mi cuerpo.
¿Pero qué me pasa?
- Sí - digo incómoda
- Genial - dice sonriendo
Y que sonrisa tan adictiva, al contrario que James, su sonrisa es maliciosa a la vez que alegre, y tiene algo coqueto a la vez, James por el contrario tiene una sonrisa más traviesa y amable.
- Escúchame rati, tengo entendido que vas a estar con nosotros un tiempo, Padre me pidió que te enseñara lo más básico que hemos aprendido aquí, así que espero que a partir de ahora no llegues tarde, odio la impuntualidad - dice haciendo énfasis en las últimas tres palabras
- ¿Cuál es la utilidad o enseñanza de tenerme atada? - pregunto
- Quiero que te desates tu sola, no te ayudaré, en ningún momento - dice sentándose debajo de un árbol
Según las películas de acción que he visto, tengo que zafarme a la rompiendo la silla.
Pasan quince minutos en los cuales me retuerzo intentando romperla pero no funciona.
- Quizás me ataste muy fuerte... - le intento convencer para que afloje un poco las cuerdas.
Me mira sonriendo, será estúpido, seguro que está disfrutando de este momento.
- ¡¿No vas a decir nada?! - exclamó agobiada, pero el me ignora mirándome fijamente.
Pasan otros quince minutos y yo me rindo.
- Por favor Eros - le suplico - desatame, me duelen las muñecas.
El se levanta y va hacia a mí.
- Todo lo que hiciste desde el inicio hasta el fin está mal, te acabas de auto enseñar lo que nunca debes de hacer cuando te amarran.
Me desata y se pone en mi lugar.
- Amarrame - dice desafiante,
Le amarro con todas mis fuerzas y cuando voy a girar para sentarme debajo del árbol oigo los ruidos de las cuerdas caer al suelo.
- No puede ser - digo bajito, me quedo perpleja al ver que se desató sin necesitad de romper la silla.