Ya estamos a mediados de septiembre y, aunque oficialmente no vivo en su casa, siempre que saco el tema de irme tiene una excusa, y la última es que Golfo se lleva muy bien con Doby y sería una pena separarlos.
Nuestro amor es evidente. Es posible que durante el día no nos veamos, pero cuando llegamos a casa no nos despegamos ni un segundo. Aprovechamos bien el tiempo.
Tengo un retraso. Y con eso no quiero decir que sea lerda, es que hace una semana que tendría que haberme bajado la regla. Me he comprado un Predictor y estoy frente al espejo del baño en albornoz esperando el resultado. No se lo he dicho a nadie porque es absurdo, Arcadi me dijo que no podía tener hijos, así que solo serán neuras mías, simplemente por confirmarlo, porque mi regla es inglesa, siempre puntual.
Arcadi llegará en cinco minutos a buscarme, hoy toca cena en casa de los Fortuny, Arcadi quiere presentarme a su familia. Sus padres, su hermano y para de contar. No hay más familia que presentarme porque por motivos de herencia no se llevan bien desde hace años, y después de saber de lo que fue capaz Albert ahora lo entiendo.
Mierda, mierda ¡ha dado positivo! Me quiero morir, ¿o no? Ahora que hago, ¿se lo suelto como si nada o me espero?
Mejor le doy la noticia cuando lleguemos a casa, después de la cena. Dejo el Predictor sobre el mueble del baño y me acabo de vestir.
—Pensaba que iríamos a casa de tus padres —le digo mientras caminamos de la mano por un camino de piedrecitas hacia casa de su hermano.
—Están de reformas. Mi madre quiere hacer de nuevo la planta de las habitaciones y estarán aquí hasta que acaben las obras.
Aunque es una cena informal, según él, nos vestimos elegantes. Yo llevo un vestido color marino de manga corta, con elástico en la cintura y me hace más estilizada. Arcadi lleva unos tejanos oscuros y un polo celeste con bordado de la marca que tanto le gusta.
Cuando llegamos intento poner la cara de felicidad que Arcadi espera y, aunque preferiría estar en cualquier otro sitio que allí, espero que no se note mucho.
¿Qué pensará su madre cuando me vea y sepa que me echó de una de sus propiedades? A lo mejor no se acuerda de mí, o sí, y vuelve a echarme otra vez. Este capítulo no se lo he explicado a Arcadi, no por nada, sino porque no le he dado la importancia necesaria. También cuando pasó yo no estaba con él.
Al entrar en el salón de la mano de Arcadi me quedo patidifusa cuando veo a Ingrid, está hablando con el que creo es hermano de Arcadi, la ex más odiosa del mundo mundial vuelve a entrar en escena. Sin querer aprieto la mano de mi buenorro, él me mira y me dice al oído:
—Tranquila, cariño, intenta ignorarla.
Su hermano se acerca rápidamente.
—¡Por fin voy a conocer a quien le quita el sueño a mi hermano!
Se acerca a mí un chico totalmente diferente a Arcadi. Aunque son de la misma altura, él es castaño con el pelo liso hasta los hombros. Lleva traje y se le ve en muy buena forma. Sus ojos no son azules como los de Arcadi, son marrones tirando a verdes. Es muy guapo. Ahora me doy cuenta de los parecidos, este es una fotocopia de su padre. Arcadi, por el contrario, se parece más a su madre. Son dos buenorros, pero de diferente estilo.
—Hermano, te presento a Carla. —Se abalanza hacia mí y me da un abrazo donde incluye dos besos.
—Hola —le digo tímidamente.
—¡Vaya eres toda una belleza! ¡Y morena! —dice sonriendo mirando a Arcadi. Este tío no tiene pelos en la lengua y, aunque a primera vista parece un poco descarado, su sonrisa es sincera y eso hace que me caiga bien. Se dirige a Arcadi—. Esto sí que no me lo esperaba de ti, hermano.
Arcadi sonríe bajando la cabeza como diciendo que no tiene remedio.
—Carla, este es mi hermano Roger.
—Hola, Roger. —Sonrío—. ¿Se puede saber por qué te sorprende tanto que sea morena?
Mira a Arcadi de reojo y suelta:
—Porque siempre ha salido con rubias. Es como una fijación. Incluso en primaria, su primer amor fue rubia. Y su último amor también —dice desviando la mirada a Ingrid.
De pronto me pongo seria. No me ha gustado ese comentario. ¿Se supone que su último amor, no soy yo? Mal empezamos.
—Perfecto, y si ella es el último amor de tu hermano, ¡¿qué pinto yo aquí?!
Me doy media vuelta y camino hacia la puerta. Noto que me voy haciendo pequeñita por momentos. Esa seguridad que siempre intento tener me ha abandonado para dar paso a mi lado vulnerable, sentir que no merezco a Arcadi. Quizás las hormonas también tienen mucho que ver.
Arcadi me coge de la cintura y al girarme me aprieta a él.
Mira a su hermano con cara de mala leche, y este, al ver que ha metido la pata, se acerca a mí.
—Perdóname, Carla, creo que no me he explicado bien. —Me coge las manos y su cara expresa arrepentimiento y sinceridad, Arcadi se sitúa detrás de mí, no suelta mi cintura.
—Tú no eres ni el primer ni el último amor de mi hermano porque eres el único. Eres lo que necesitaba mi hermano y yo te estaré eternamente agradecido por aparecer en su vida. Perdóname, por favor.
—Con el primer perdóname ya lo había hecho. —Le guiño un ojo.
Y juntando mis manos las besa. Se va hacia el rincón donde están hablando el padre de Arcadi y la odiosa de Ingrid.
—Arcadi, estoy un pelín nerviosa. Y si a eso le sumamos la presencia de tu exmujer, la verdad es que no ayuda nada. Mejor me voy, y cuando tengáis claro quién debe estar me avisas.
No pienso estar ni un segundo más en esta casa. El problema es que Arcadi no me ha soltado.
—No tengo ni idea de lo que pasa, pero lo voy a averiguar ahora mismo —dicho esto se dirige a su madre que viene hacia nosotros. La coge del codo y la dirige fuera del salón.
Miro a mi alrededor y me fijo en la puerta principal, no sería mal momento para irme. Pero no lo haré porque Arcadi sabe lo mismo que yo y le voy a dar una oportunidad.