Siempre me han encantado los terrenos desconocidos.
Llega la noche, mi madre, hermana y yo nos alistamos, una gran canasta para sus cosas y las capas para taparnos bien la cara. Emprendemos el camino en el bosque, con tan solo la luz de la luna iluminando nuestros caminos
—Entonces...
No podía mentirle a mi madre, ella se daría cuenta, pero tampoco le podía decir la verdad, más bien, no quería—Decía que me merezco las flores solo por existir, y que le gustaría que nos escribieramos, solo eso
—Uhhh, ¿Y lo harás?
—Sí mamá, pero por favor, ya no quiero hablar de eso, ni que intentes verlo, por favor
Pasamos por la cortina, es una tienda iluminada por velas, hay muchas cosas, plantas, más velas, libretas, instructivos sencillos, frascos, sogas, sahumerios, más capas, caracolas, frascos llenos de insectos, moras como las que llevo mi amiga el otro día, materiales para coser, para curar, cómo los que mi abuela tiene en la cocina, muñecos, gnomos, relojes, sales, contenedores, huesos de aves, entre muchas y muchas cosas más
Nos quitamos la capa, saludamos a la gitana anciana que vende, no sé su nombre, ni ella los nuestros, así es mejor
Mi madre y Royce empiezan a tomar sus cosas, mientras yo empiezo a mendigar, me detengo en las velas—Mhhh, una hija de la luna sin camino— se acerca a mi la gitana, me huele, toma mi brazo con fuerza—Escúchame bien linda, si empiezas a controlar todo el caos que está en tu interior no habrá quien te detenga, no le tengas miedo que no tiene nada de malo, solo tienes que concentrarte
Yo le sonrió
Pienso que tal vez la gitana tenga razón, pero aún así recuerdo esas veces dónde mi familia insinuaba que dañaba a la gente solo a mi beneficio y en eso, tienen razón
.
He salido a la oficina de correo para dejar mi carta junto a Canelita, a ella le gusta salir de la casa tanto como a mi, camino hasta los límites del pueblo, tan solo para conseguir la maravilla que es el café, tengo que venir hasta acá porque es el único lugar que lo vende y sabe exquisito
Camino a casa, hasta que pasó por afuera de una sastrería de vestidos, al ver los modelos mostrados, me fijo en el vestido rojo más lindo que he visto, decidida entró, pido el vestido y procedo a probarmelo, la señora Himelda, la costurera, le hace los arreglos para que me quede a la perfección, no son muchos, queda listo y me deja mirarme en el espejo
Es largo, con encaje negro hasta abajo y en la parte superior, el corset, el listón enfrente y negro igual, unas mangas caídas, es simplemente perfecto, me lo quito y luego Himelda me lo pone en una caja para llevármelo
Llegó a mi casa y enseñó feliz el vestido—¡Es hermoso Yaiza!— comenta Juddie—¿Cuando te lo pondrás?
—No lo sé, tal vez en la feria
—Yo digo que sí, creo que te verías muy linda, lo que hubiera dado por verlo yo primero, le luciría mejor a mi cuerpo, pero bueno, es lo que hay— Hasta los cumplidos de mi hermana suenan como insultos
Espere dos días, en el desayuno escuchamos como grita el del correo, con el bocado en la boca me paro a toda velocidad y corro hacia la reja, me levanto levemente el vestido para no tropezar, llegó con la respiración agitada—Buenos días señorita Wytte, aquí tiene una carta para usted—la recibo con entusiasmo—Y estas son para ”Owen Wytte“— lee— su padre, y este es la invitación con los horarios de la feria
—Gracias— le doy una sonrisa y me volteo caminando a mi casa
Cuando entro me gano las miradas de todos—¿Así que solo un estúpido chico?— mi padre me mira serio, yo no le respondo nada, solo le extiendo su correo
Me siento a continuar mi desayuno, colocando mi carta en la mesa, al terminar recojo la casa, tratando de que no se note mi prisa por terminar, hasta que veo que Royce toma mi carta
—No toques lo que no es tuyo, entiéndelo Royce— se la arrebato
—No seas exagerada, solo quería ver qué decía
—Pues no lo hagas, ¡son mis cosas!
—Yaiza, no le hables así a tu hermana— me reprende mi madre, porque como siempre, decirle algo a Royce por no respetar mi privacidad no es opción en esta casa
—Es que no me gusta que haga eso— la miro de mala gana, coloco mi carta en mi mandil, continuo fregando los trastes
Para mí querida Yaiza:
Enserio me alegro de que te hayan gustado las flores, te daré más, lo prometo.
¿Yo, mal amigo?, ¿Cómo te atreves?, No, no creo eso, al contrario, pienso que haberme conocido es de lo mejor que les pudo haber pasado, y te equivocaste, hace años que nos conocemos, así que el que te mande mensajes no es nada para confundirse, he recordado cuando visitaba a Juddie junto a tu hermana y jugábamos con los vecinos, si estoy en lo correcto odiabas correr y jugar, ¿Aún es así?; Y no te preocupes, me he estado acostumbrado a mi pseudónimo, así que seguiré firmando así las cartas; Antes de que se me sigas juzgando quiero decirte que si tengo planeado mandar cartas para Juddie, no sé si mandarle una a tu hermana, ¿Qué te parece mi idea?
¿Por qué tan interesada de que vaya mi amigo?, Bueno, así sonó en mi mente, no quiero ir y que le hables más a Gabriel que a mí, me ofendería bastante, entonces supongo que nos veremos allá, ¿Puedo saber que te pondrás? La verdad es que aquí sí es más aburrido, ¿Por eso nunca vienen?, Digo, el padre de Juddie aún vive aquí, suelo verlo debes en cuándo.
Nunca en mi vida había conocido a alguien que se cansará tan solo por convivir con mucha gente, eres muy especial, ¿No?, Bueno, no me creo eso de que no te pusieras rara conmigo, pero está bien, finjamos que no me mientes.
Di lo que quieras Yaiza, yo sé que ya sueñas con regresarte conmigo y con Gabriel, aunque el trayecto de mi amigo sea más corto que el nuestro, pero tranquila que el sentimiento es mutuo, incluso ahora tengo ganas de regresar al instituto