No en esta vida

Capítulo 16

Cuánto desearía que las cosas fuesen diferentes, quisiera sentir... sin culpa

Escucho como la carroza se aleja, mientras yo camino apresurada a casa, me muerdo los labios, el cargo en la conciencia se extendía a cada latido del corazón

Tenia que parar, no pensaba arruinar a mi familia por un chico, no vale la pena

Kyle es un chico más, es igual que los demás, así que solo tenía que seguir con mi vida, solo eran besos y ya, nada que no haya hecho ya, pero tenía que parar

Tengo que parar, con las sonrisas, con el rubor en mi rostro, con los nervios, con los pensamientos, sobre todo con los besos, me tengo que detener

Tengo que hacerlo, ¿O será muy tarde ya?

Entró a casa, donde saludo a padre, pero no veo a mi madre, lo que me genera confusión

—Hija, el viernes por la tarde vendrá gente del pueblo por los puestos de la servidumbre

Me siento a su lado— ¿Lograste convencerlas? —Sabía que lo haría

—Parcialmente, tendremos una ama de llaves, un mayordomo, una cocinera, tres doncellas, tres lacayos y una lavaplatos

—Eso no suena parcialmente— Pero pensándolo bien, para el tamaño de esta casa, y a comparación de toda la servidumbre que tienen los nobles, si era poco

Me mira sonriente—Tu abuela quiere que la ayudes a entrevistar a la gente

—¿Yo, por qué?

—Por que tu madre me acompañara a la mansión para recibir al rey y a la reina, y tu abuela dijo que eres buena para percibir a la gente, no quiero en casa a liberales revolucionarios o a personas con malas intenciones, no quiero que se roben las cucharas o algo así

Tuerzo los ojos—Si no quieres a liberales revolucionarios, deberías correr a tía Carmina— reímos

—¿No quieres a tu propia doncella?, que te prepare las cosas, arreglé tu cuarto, que te vista y te peine, mira nada más, odio que estes con el cabello suelto

—No quiero que entre a mi cuarto y se de cuenta de que... no quiero que me vean como un monstruo y me asesinen por haber nacido así— comentó apenada — Si entran a mi cuarto se darán cuenta, padre

—Tranquila, bruja— Suele llamarme así, en forma de cariño, para que me de cuenta de que ser como soy no es un castigo— ¿Ves la pared que está de rojo en la sala de estar?— Yo asiento— Ya mande a hacer unas repisas para que puedas poner tus libros

—¿Enserio?— pregunto emocionada

—Si, también odio que los tengas por todo tu cuarto, mañana vendrán a instalarlo

Le sonrió y me levanto— ¿Y madre?

—Abajo, en la cocina, me prepara algo para merendar

Entonces me dirijo a la cocina, donde escucho a mis tías, a mi abuela y a mi madre quejarse, por eso de la servidumbre, pues ahora mi abuela tendrá que pasar su altar al sótano, al igual que mi madre, pero solo lo hacen porque ellas sí tendrán una doncella propia, pero no se quejan por eso, mis tías se compartirán a la doncella

Mi madre me sonríe cuando me ve, me da un beso en la mejilla—¿Como te fue en la escuela?, ¿Aprendiste mucho?, ¿A que hora llegaste?

—Es difícil aprender cuando no hay quien enseñe, el profesor nunca llego, llegue hace unos minutos, pero primero fui a ver a mi papá

Me mira confundida— ¿Tus compañeras y tú estuvieron todo el día esperando a que su profesor llegara?

—Si, espero que mañana llegue temprano, si no me enojare mucho

Veo a Juddie bajar, arrugó la frente— ¿Y Royce? No la he visto desde que llegue

—No esta, se quedo con unas amigas a tomar el té, el cochero pasara por ella en unas horas

—¿Tú no fuiste, Juddie?

—Ay no, sabes que no me gusta estar ahí, y ya me sentía cansada

—Yo iré a casa de Valery, me pidió ayuda con una cosa, ¿Está bien?— Ella dice que si

El cochero me lleva a casa de Valery, dejó a Canelita corretear a unas ardillas, como sea siempre falla, las ardillas se le escapan cuando suben a los árboles, Valery y yo nos sentamos a la sombra de un árbol, yo junto unas ramas delgadas que están en en el suelo, empiezo a modificarlas, a unirlas, para formar los sigilos de Lilith, mientras Valery me cuenta de como van quedando los preparativos para la llegada de los reyes

No me importa mucho, cuando vienen nunca los veo, con mi edad aun que sea la hija de un conde no puedo verlos, a menos que esté comprometida, ahí tengo que verlos para pedirles una bendición para casarnos o cuando se hereda algo, de ahí en fuera, no tenemos contacto, por lo que su llegada me importa una mierda

Reímos de otras cosas y termino de hacerlos, me despido de ella y el cochero pasa por mi y me deja en casa, aún es temprano, en un rato ira por mi hermana así que se queda atrás tratando a los caballos

Todo pasa normal, agarro mi tipógrafo, mis padres leen el periodico, empiezo a escribir

Mi inminente y constante necesidad de pertenecer.

Me duele ser una adolescente, pues mis sentimientos no se calman, mis argumentos no parecen ser suficiente

Odio ser diferente, no me gustan las miradas que me lanzan, ya no tengo esperanzas

No me gustan los comentarios que hacen, me dejan una mala imagen

Me gustaría ser igual, no ser individual, ser del montón, solo si así me dejarán de juzgar y me amarían por igual

No me gusta la soledad, pues mis pensamientos hablan de más y me recuerdan más mi realidad

Tengo un hueco en el pecho donde solo se siente dolor, pues me siento incomprendida a lado de mi familia

Me da miedo desaparecer, pero estar presente me aterra aún más

Saco la hoja y la acomodó junto a las demás–Ayudala– Me hablan casi como susurro, apenas se distingue lo que me dice, Me levanto y me dirijo a donde esta mi madre—¿Que dices, ma?

Me mira confundida— No te he hablado, ¿Estás bien?

Yo me muestro aun más confundida, pero regreso a lo mío, pongo otra hoja en el tipógrafo



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En el texto hay: romance, brujas, drama familiar

Editado: 02.02.2025

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