No era correcto

Capitulo 3

El tiempo se le fue, tomo sus siguientes clases sin problema alguno pero sin lograr sobresalir del todo, no ahí no era como la preparatoria de la que se acababa de graduar, no conocía a nadie y nadie la conocía a ella. Cuando el día terminó se dirigía a la salida lamentándose de no coincidir con Ericka en ninguna de las demás de sus clases. Su aspecto sucio le impedía hacer amigos al menos por ese día.
— no estuvo tan mal— se dijo tratando de motivarse.— mañana será un mejor dia— se insistió así misma. mientras caminaba por el amplio pasillo con pisos de mármol y paredes matizadas en granito y cristal.
—¿Con quién hablas?— pregunto Ericka dándole alcance.
Valentina sonrió emocionada al verla dándole un abrazo fuerte dejando a la rubia sin aire.— es bueno verte— dijo a manera de saludo.
Ericka se sacó del abrazo sacudiendo sus ropas con un poco de urgencia.
— lo lamento, a veces soy demasiado efusiva— se disculpó aferrando su vieja mochila al hombro donde la llevaba al recordar la suciedad que la cubría. Sus ojos repararon solo en ese momento en las dos chicas que acompañaban a su nueva amiga.—¿Quienes son ellas?— pregunto en un susurro pretendiendo que las dos chicas no la escucharán.
Algo que no sucedio ambas chicas sonrieron al oírla.— somos amigas de Ericka— respondió rápidamente la más alta de cabello cobrizo.— yo soy katia.— se presentó.
—nos conocemos desde pequeñas— agrego la segunda que era la más baja de las tres, del mismo rubio que Ericka pero de silueta regordeta.— yo soy susana— se presentó también.
Al instante Ericka les lanzó una mirada de advertencia.
Ajena a la mirada de Ericka, Valentina les sonrió  amable— yo soy valentina— se presentó mirando de reojo a Ericka—¿Creí que no tenías amigas?— pregunto confundida.
La rubia negó divertida, restándole importancia.— no importa— dijo ella.— ¿ Aun quieres la muda de ropa limpia?— pregunto sonriendo.
Aquellas palabras fueron música para los oídos de valentina que asintió feliz y con gratitud.— me encantaria— respondió.— por favor— agrego  y entonces siguió a Ericka y a sus amigas por el campus la conversación giro entorno a la emocionante experiencia de Ericka al conocer al renombrado profesor  Urreiztieta— claro está que Valentina no corrió la misma suerte que yo—farfullo con cierto aire malicioso 
y  sus dos amigas rieron, Valentina solo agacho la mirada un tanto avergonzada por su penosa primera clase.
Llegaron al estacionamiento, hasta dar con un lujoso Mercedes Benz.
Un ¡Waoo! Mudo se dibujo en los labios de valentina.— ¡Pero que carrazo te cargas!— soltó con admiración.
Ericka sonrió con los labios apretados,  sus amigas la imitaron mirando a Valentina con cierta  diversión. abrió la portezuela de los asientos traseros. A la vez sus amigas miraban alrededor asegurándose de no ser vistas. El estacionamiento estaba solo al parecer, lo bastante oscuro como para no ser vistas.
— porque no te quitas la ropa sucia en los asientos traseros mientras yo saco la muda de ropa del maletero— sugirió dejando la puerta abierta para Valentina, sonriéndole con amabilidad.
Valentina miro sus ropas secas ya pero manchadas de lodo pensó en lo cómodo que sería regresar a casa con ropa limpia sin las miradas de los demás sobre ella por su sucio aspecto, una pequeña alarma se encendió al ver la manera expectante en que le miraban Susana y Katia. " vamos Valentina no las desaires, necesitas amigas" se riño llenando sus pulmones de aire para entrar en el auto.— de acuerdo, pero quizás llene de lodo tu auto— advirtió con cierta pena.
Las tres chicas rieron cuando ella se subió al fin, Valentina cerro la puerta y, comenzó a quitarse la ropa sucia.
La puerta se abrió solo un poco, lo suficiente para que Ericka se asomara a comprobar que Valentina seguía sus órdenes.— bien dame la ropa sucia.— pidió con un deje de apuro.
Valentina dudo un segundo pero finalmente se las dió. Las escucho reír fuera del auto. La puerta del piloto se abrió Ericka subió soltando una risilla inocente.— enseguida te darán la ropa las chicas— soltó mirando por el espejo retrovisor la mirada preocupada de valentina.
Ella asintió con nerviosismo en ese instante ambas puertas traseras se abrieron. Susana entro por un lado mirándola con arrepentimiento.— lo siento— susurro comenzando a empujar a la semidesnuda Valentina a la puerta que mantenía abierta Katia.
—¿ ¡Qué haces!?— pregunto con la voz chillona tratando de aferrarse al interior del auto, sintió el suave ronronear del motor y, supo que Ericka encendía el Mercedes, los empujones seguían y de pronto Katia comenzó a halarla para ayudar a Susana a bajarla del Mercedes.
Un último tirón, un último empujón y Valentina aterrizó contra el suelo mojado del estacionamiento. Antes de poder hacer nada escucho las puertas del auto cerrarse y, el auto ponerse en marcha.
Tras unos minutos sin atinar a que hacer escucho pasos acercarse.
" Le han jugado una novatada" escucho decir a unas chicas que pasaban en ese instante. No se animó a levantar la vista; estaba semidesnuda, expuesta en medio de aquel estacionamiento en una universidad que no era lo que ella esperaba al llegar a aquella ciudad y por primera vez desde que marchó de casa de sus padres en busca de cumplir su sueño... Se sintió sola.
" No resolveras nada quedándote aquí" se decía una y otra vez sin animarse a levantarse de dónde la habían dejado tirada, víctima de una cruel broma universitaria.
" Le han jugado una novatada" escucho de nuevo por segunda vez.
"es tan confiada, tan crédula será carne de cañón para los demás estudiantes." Escucho la voz del profesor Urreiztieta​ resonar en su mente.
— tenía razon— balbuceo a la par de dos lágrimas de ira y, humillación surcaban sus mejillas.  Se puso en pie sin mirar a nadie, con la vista puesta solo al frente dispuesta a salir de ahí, dió pasos robóticos escuchando cada ciertos metros " le han jugado una novatada". Mas nadie hacía el mínimo intento de ayudarla.
Cuando salió del área techada del estacionamiento, el cielo nublado la recibió, su ropa interior se pegó a su piel víctima del calor de Mexicali y su humedad veraniega. " Al parecer también llueve en el infierno" pensó dando solo dos pasos fuera las gotas de la lluvia que comenzaba a caer de nuevo le acariciaron la piel expuesta y de pronto... algo tibio la envolvió.
***
" Le han jugado una novatada" escucho decir Damián, al dirigirse a su auto, a diferencia de sus compañeros solía dejarlo en la parte no techada del estacionamiento así podía estirar las piernas un poco y saborear el sol sobre su piel, aunque ese día estaba nublado. Resopló con hastío al escuchar los murmullos de los  estudiantes, las  bromas a los de recién ingreso siempre eran absurdas y en su mayoría crueles. La lluvia comenzaba de nuevo así que extendió el paraguas negro que llevaba.
" Pobre chica creo que está llorando" escucho decir a los curiosos, suspiro con pesar; " tendré que intervenir" pensó faltó de ánimo. Así que siguió la mirada de los curiosos y, la vio... Ahí de pie con la barbilla alta y la mirada fija en su camino, humillada por una novatada pero manteniendo la dignidad que le quedaba.
La irritante chica que le arruinara el día nada más llegar a la universidad aquel día, la confiada chiquilla  de ojos avellana  había sido el blanco de las novatadas.— solo a ella le podría pasar algo tan ridículo— gruño dirigiendo sus pasos a ella, a la par que desabotonaba la camisa blanca que ella misma le había manchado.
***
—¿Pero que?— pregunto valentina al sentir la suave tela tibia que la envolvía.
A su lado un hombre de gesto severo se había desprendido de una de sus prendas para cubrirla de la vista de los curiosos que la compadecían más no la ayudaban.— ¡camina!— ordenó entre dientes sin verla señalando hacía una dirección con sus ojos de mirar  frio— mi auto está por allá aunque eso ya lo sabes— refunfuño con molestia al recordar el encuentro que tuvo con ella nada más llegar a la universidad esa misma mañana.
Valentina no dijo nada pero lo siguió agradecida. Al llegar al auto el abrió la puerta para ella.— ¡sube!— gruñó irritado.
Y ella subió porque no tenía ganas de retarlo. Lloraba en silencio totalmente humillada. La puerta se cerró tras de ella y lo vio dirigirse al lado del conductor, por los cristales veía a los demás estudiantes curiosos del giro del desafortunado suceso.— quítate mi camisa— ordenó él  nada más subir.
Ella lo miró con horror apretando  más la camisa a su cuerpo.— un caballero no quita la prenda con la que cubre a una dama en desventura.— alegó a la defensiva hipando por el llanto.
Damián cerro los ojos con frustración. Frotándose la frente con una mano.— yo no soy un caballero ni usted una dama— gruñó.— soy un profesor al que le apetece recuperar la camisa que usaba y, usted una pobre niñata despistada lo suficientemente torpe como para caer en novatadas.— la reprendió señalando a los asientos traseros.— debe haber un saco en los asientos traseros úselo para cubrirse.— explico aguardando a que ella lo hiciera.
Una vez Valentina devolviera la camisa y se cubriera con un saco negro, Damián puso el auto en marcha.—¿Quienes fueron?— pregunto una vez ella le diera la dirección  donde vivía.
Ella no respondió agacho la mirada.— digalo— dijo ella con la vista fija en sus manos que eran cubiertas por el saco negro que le venía grande.— diga te lo dije— insistió.
El hizo alto cediendo el paso a unos estudiantes que intentaban cruzar la calle, la miro de reojo y por alguna razón sintió pena por ella.— no ganaría nada al decirlo, ni usted aprendería nada que no haya aprendido ya.— respondió con su gesto serio.
Y aunque Valentina no lo dijo agradecía que el no se jactara de haber tenido razón.
La vio de reojo poniendo en marcha el auto otra vez— quiero saber cómo engañaron a la estudiante que se graduará con las mejores notas de mi clase— soltó mirando de reojo como ella reaccionaba a sus palabras." Lo sabía le puede el orgullo" pensó divertido.
Así que ella comenzó a narrarle lo sucedido entre lagrimas— era mi primer amiga en la universidad— se justificó.— ofreció prestarme ropa.— agrego frunciendo las cejas al escuchar la ronca risa de el profesor a su lado.
—  solo para que quede claro— dijo él mirando el camino al frente del auto—una completa desconocida, le ofrece su amistad a minutos de conocerle, además de una muda de ropa y usted le creyo— afirmó  no pregunto mirando de reojo a la testaruda chica a su lado.
— de dónde vengo no dudamos de los demas— se defendió avergonzada y furiosa. " Ahora que los escucho pues sí he sido idiota" pensó pero negándose a admitirlo en voz alta... No le daría la satisfacción al profesor Urreiztieta.
El marco vuelta adentrándose en la calle donde vivía valentina, estaba relativamente cerca al campus.— de acuerdo— dijo aceptando lo que ella decía en tono serio.— debe ser más cuidadosa los chicos de la ciudad son crueles con los recién llegados, yo mismo fui víctima de varias bromas cuando recién me mudé a esta ciudad hace varios años atras— soltó con un fingido aire melancólico Valentina lo miro con pesar.
— lo lamento— dijo ella apenada al imaginar que tal vez por eso era tan huraño el hombre a su lado.
El negó poniendo los ojos en blanco.— es tan credula— señalo con tono severo.— jamás sufrí novatadas, debe dejar de creer en todo lo que se le dice, crea la mitad y cuestione la otra parte— soltó a manera de consejo.
Ella lo miró anonadado" claro que jamás sufrió es un petulante" pensó irritada.
El alzó una ceja con altivez aparcando el auto.— soy un petulante— le dió la razón y Valentina se llevó ambas manos a la boca avergonzada de su nula capacidad de controlar el no decir lo que pensaba en algunas ocasiones.— hemos llegado— dijo él mirando con desaprobación el viejo edificio donde ella vivía.
— lo lamento— se disculpó a prisa.
Damián no le prestó atención alguna.— llevo prisa podría bajar del auto por favor.— indico sin tacto alguno queriendo salir de ahí se negaba a dejar que aquella chiquilla despistada terminará de agradarle un poco.
valentina sintió las mejillas arder de ira de nuevo por sus modos tan bordes, pero bajo manteniendo su postura digna.
—profesor— dijo al bajarse.
El la miro con curiosidad sin quitar las manos del volante.
— gracias por ayudarme— musitó y tal vez fuera su honestidad, la espontaneidad de ella o simplemente lo ruborizada que lucía al enojarse lo que hizo que Damián le sonriera por primera vez.
—no hay nada que agradecer— respondió él esbozando una sonrisa ladeada, que valentina pensó coronaba el aire altivo que el Expedia.
— tiene una bonita sonrisa— dijo ella apretando el saco negro que la cubría.
Damián negó con la cabeza con diversión.— ha vuelto a decir lo que piensa— señalo esperando que ella se cubriera la boca y se apenara como lo había hecho dos veces ya delante de él.
Ella negó con la cabeza y, sonrió con suficiencia.— no— respondió mirándolo a los ojos negros.— es justo lo que quería decir.— confirmo apretando el saco  que le cubria hasta medio muslo— tiene una bonita sonrisa.— repitió y miro por primera vez en ese día a Damián quedarse sin respuesta.



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En el texto hay: amigos, desamor, romance

Editado: 07.04.2021

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