No era correcto

Capitulo 17

La puerta de la cocina se abrió, al instante Damián rompió el contacto. Valentina se sintió terriblemente sola cuando él dejo de aferrarse a su cintura, sus labios se quejaron por el súbito abandono, parpadeo con tal lentitud que era evidente lo aturdida que estaba por aquel beso. Estaba perdida, ni con su exnovio había sentido tal anhelo, tanto calor, aquella atracción que aquel imponente profesor despertaba en ella era irremediable, imparable y... Deliciosa. " me beso" pensó deseando gritar de felicidad.
Los ojos negros de Damián vieron de soslayo a Bianca la mucama de casa de sus padres, la mujer de curvas redondas y rizos grises lo miro expectante, turbada y sorprendida al verlo ahí, en la cocina, con una chica y ambos con los labios enrojecidos. Sonrió cómplice al percatarse de lo que sucedía.- Damián, si he sabido que venias hubiera preparado tu comida favorita, cariño.- se adentro tratando de no apenarlo, fingiendo no darse cuenta de nada. Después de todo llevaba años trabajando para la familia Urreiztieta, y era la primera vez que sorprendía a Damián en una situación romántica. Lejos de incomodarla le causaba alegría lo había prácticamente criado y, lo veía exitoso, si, pero también solo. Era para su propio mal demasiado correcto, demasiado propio.
El corazón le latía tan aprisa que podía jurar se le saldría del pecho de un momento a otro. ¿ que mierda acababa de hacer? Había sucumbido, había caído tan bajo, se sentía vil, se sentía un remedo de lo que era, cerro los ojos recuperando el semblante serio que llevaba siempre. Cuando abrió los ojos miro a Valentina; sonrojada, esquivando la mirada de la recién llegada, cuando ella notó su mirar le sonrió con timidez, fue inevitable no desviar su atención a los labios rosas de aquella chiquilla bocazas, solo verlos enrojecidos después de haberlos besado, de probarlos por fin después de tantos días anhelandolos, sintió su sabor, su tersura, su calor ¡carajo! Como deseaba besarla de nuevo. Pero no debía, había sido débil, pero él si algo era; eso seria alguien responsable, respetable. seriedad y, principios era lo que lo definía. Y no se perdería por ella, no podía, no debía. Así que no le devolvió la sonrisa la ignoro armándose de frialdad y, viro totalmente su atención a Bianca aquella sesentona que lo cuido siendo un niño.- solo pase a ver a Nuria, de hecho estaba por irme- respondió escuchando a la perfección el jadeo de dolor que Valentina dejo salir ante su fría actitud." es lo que debo hacer" se dijo tomando aire para darse valor y no mirarla, porque estaba seguro que si la veía, si ella le miraba con esos orbes avellana que reinaban su lindo rostro él se doblegaría de nuevo, ella había pasado sus barreras, hizo un hueco en sus defensas y lo atacaba con todo y lo peor era que le funcionaba, se sabia atraído a ella y no debía. ¡por dios soy su profesor! Se recordó. Hizo ademán de retirarse sabedor de la mirada herida que Valentina le daba.—puedes pedir al chofer que lleve de regreso a casa a los amigos de mi hermana.—ordeno con seriedad, con su imponente frialdad emanando de cada poro de su cuerpo.
Bianca lo miro a él después a la chiquilla a su lado que parecía a punto de echarse a llorar y, detesto tanto no tener el valor para reñirlo, para decirle que estaba siendo un soberano imbécil, en su lugar asintió a lo que él pedía, observándolo marchar.
—¿preparabas emparedados, cariño?— pregunto al notar los intentos de Damián por prepararlos antes de que Valentina irrumpiera en la cocina.— ya mismo los hago yo.—se acerco a donde tan solo un minuto atrás Damián estuviera. Estaba buscando palabras para consolar a la devastada muchacha sin incomodarla, pero fruncio el ceño al verla apretar los puños para salir de la cocina con unas zancadas que demostraban que estaba furiosa.
La rabia era tan abrumadora, que Valentina no se permitió llorar, no, no lo haría no de nuevo. ¿que se creía? ¿que maldita sea se creía? Fue en su busca, porque ella era tal vez crédula, tal vez confiada, ingenua quizá a veces, pero también era incapaz de quedarse callada. Jamas permitiría que pasaran de aquella manera sobre ella, la habían pisoteado una vez en preparatoria; había padecido ante un idiota mezquino que creyó amar y pago caro. Esta vez no permitiría que fuera igual, le daría una lección a ese frío y estirado hombre, no, con ella no jugaría, no se lo permitiría, ni a él ni a nadie mas. no supo ni como le dio alcance, pero él abría la puerta principal de la casa para retirarse. Huía de ella. " cobarde" pensó furiosa.
—¡no quiero que vuelva a besarme!—exclamo temblando de rabia.
Aquel chillido furioso lo paralizo, cerro los ojos con la mano en la perilla de la puerta ¿ porque simplemente no se alejaba? ¿ porque era tan terca? ¿ porque no podía simplemente callar y dejarlo en paz? Sorbió aire ruidosamente, molesto, frustrado, tenia lo que merecía por haber caído en aquella tentación. Pero debía terminar, no debía permitir que ella se acercara mas.—señorita Roa— advirtió con su voz cargada de hastío.
Ella golpeo el suelo con un pie, sin ceder.— señorita Roa nada, hace menos de diez minutos me pidió que no lo llamara profesor Urreiztieta, y ahora viene a darse aires de superioridad de nuevo.—lo acuso dando pasos a él. Ni siquiera se giraba a verla y eso le hacia desear tanto golpearlo, no lo entendía. ¡caray! La volvía loca.—no vuelva a venir con sus chorradas de mierda, no vuelva a besarme, no le permitiré que juegue conmigo, no seré su diversión cuando le apetezca.—gruño deseando tanto que él se girara, que la mirara tratando de explicarse, que la besara de nuevo. Que rabia le daba tener esos deseos cuando debería estar dándole una paliza por ser tan insufrible.
¿ que jugaba con ella? Era tan desesperante, tan literal, tan crédula, en que modo tenia que decirle que era por el bien de ambos, entonces cayo en cuenta que no se la había dicho era mas fácil alejarse, se lo debía, le debía una explicación después de su arrebato y aunque aquel no era el momento ni el lugar se giro a verla, topándose con su rostro enrojecido por el esfuerzo de no llorar. Era indomable, perseverante y se lo había demostrado, lo hizo cuando pese a la novatada de la que fuera víctima salio con la barbilla en alto tratando de asumir lo que le pasaba sin dejarse vencer, también se lo demostró cuando él la echó de la clase y ella prometió que seria la mejor; lo era, no había duda le causaba cierto orgullo, la admiraba cada que la veía levantar la mano con una seguridad de que respondía correctamente. Y se lo demostraba en ese momento evitando que él escapara libremente pese a que la estaba lastimando—no pienso besarla de nuevo.— respondió, su corazón dolió ante sus propias palabras, ella lo miro con confusión, era evidente que no lo entendía, no podía juzgarla ni él mismo lo hacia.—lo que sea que paso entre nosotros, no sucederá de nuevo, usted es una chiquilla...— comenzó a explicar siendo interrumpido por ella.
-¡no soy una chiquilla!- contradijo tragando el nudo en su garganta.- tengo 19 años soy mayor de edad, así que no se atreva a tratarme como una niña.- rugió mirándolo con enfado.
Una mueca de horror cruzo el rostro de Damián, ¡mierda! Le ganaba con casi 10 años de edad, el tenia 28 ¡dios, casi rozaba los 30! Y ella no llegaba ni a los 20 ¿ que mierda estoy haciendo? Pensó sintiéndose aun mas culpable de haber sido débil.— es una chiquilla— repitió escuchándola resoplar con fastidio.—escuche, señorita Roa. — comenzó a hablar atreviéndose a verla.— es un error, lo que sea que nos  llevo a la lamentable situación de hace momentos no debe repetirse.—se obligó a decir siendo sincero.—que algo entre usted y yo surgiera seria devastador, nos destruiría, la perjudicaría a usted, y acabaría con mi reputación con mi credibilidad, por el bien de ambos es mejor mantener distancia.— la vio negar pero no la dejo hablar se giro tratando de marcharse de nuevo.
Un error, eso era para él, que manera tan nefasta de darle nombre a lo que ella considero precioso, pese a todo lo entendía, él tenia razón, no debía suceder, aunque doliera, aunque fuera asfixiante la idea de que no volvería a sentir sus brazos rodearla, ni sus cálidos labios sobre su boca. Lo entendía, no podía pelear contra la razón.— siento ser una lamentable situación.— escapo de sus labios, porque a pesar de comprenderlo era incapaz de callar lo que sentía..— pero tiene razón, disculpeme por favor profesor Urreiztieta. — añadió sintiendo como un nudo enorme trataba de salir de su pecho  por medio del llanto. No podía odiarlo, no quería hacerlo, así que fue ella quien se giro alejándose de él, dejando a Damián apretando los puños de impotencia, ciertamente era mucho menor que él, era su alumna debía alejarse, pero dolía, dolía tanto hacer lo correcto. salio de ahí sin ser capaz de estar un minuto mas en el mismo lugar, terminaría yendo tras de ella para consolarla, quizá besándola de nuevo, y ella era demasiado joven, demasiado riesgo. Prohibida, estaba prohibida se recordó. " quizá debería  buscar salir con alguien" pensó de mala gana, era codiciado por mujeres, mismas que solía rechazar demasiado metido en su carrera, en su trabajo, como para entablar un romance, pensó que comenzar a salir con alguien podría ayudar a superar a la chiquilla bocazas.
Valentina se detuvo tras de la puerta que daba a la habitación de Nuria. se abrazo así misma, tragando lo mucho que quería gritar, Damián le había dado motivos, ella no era tonta sabia que tenia razón, que no debía, pero lo quería, la rabia se había evaporado cuando él había explicado el por que no debían, pero fue su mirar lo que la desarmo, en aquel par de ojos negros que ella gustaba de ver, brillo la desesperación, el miedo, pero también la ternura. Sentía algo por ella podía sentirlo pero no podía obligarlo a ir mas allá, no cuando a ella no le importaba la edad, ni que fuera su profesor, pero si que le importaba él y no deseaba hacerle mal. Así que para su bien prometió que se alejaría, no quería ver a Damián sufrir ni ella ser la causante de su dolor.
Con paso lento volvió a la habitación donde Nuria y Carlos aguardaban su regreso, obligándose a sonreír al entrar.— el profesor Urreiztieta ha tenido una emergencia.-—fue lo primero que dijo para justificar su ausencia.
Nuria percibió la tristeza en sus ojos, ese hermano suyo a veces era tan idiota, pensó sin preguntar nada mas, siendo ella quien conversara la mayoría del tiempo, para alivio de Valentina y diversión de Carlos. Pues Nuria la paso haciendo y narrando bromas.
Cuando el día se les fue, y Carlos pese a que el chofer los llevaría sin problema, se negó llamando a un taxi. Valentina se topo con una súbita propuesta.
— quedate a dormir Valu— rogo Nuria mirando dudar a su amiga entre seguir a Carlos o quedarse. Lo cierto era que solo quería ir a casa y no saber nada de nadie.— por favor, por favor— suplicó haciendo un gesto infantil que hizo sonreír a Valentina.
— no he traído pijama— respondió tratando de encontrar un motivo para alejarse, deseaba estar sola.
Nuria fruncio el ceño, para después sonreír victorioso.— te prestare ropa, por favor quedate— insistió dando una palmada de felicidad cuando después de dejar salir un suspiro de derrota Valentina asintió a su propuesta.
Carlos se marcho no muy convencido, la idea de que el profesor regresara cuando él no estuviera le daba preocupación. Le ponía en alerta, pero tuvo que irse, con la promesa de que las vería al día siguiente en la facultad.
Después de darse un baño con agua fresca, vestirse con una bata de algodón que Nuria le presto y secarse el cabello Valentina alcanzo a su amiga en la cama. Sintió curiosidad al ver que la chica de rizos negros tenia un enorme álbum en manos, sentada en posición de loto justo en medio colchón.
—¿ fotos?— pregunto al acercarse, sentándose al lado de Nuria para ver las imágenes, al instante se arrepintió.
— Dami, casi nunca esta en casa, el día que se mudo de aquí, llore jamas entendí porque no quería quedarse.— murmuro mirando las fotos en su regazo, en ellas se veía a Damián con una sonrisa de labios apretados mirando a la cámara. Nuria soltó un suspiro mirando de reojo que su plan funcionaba, Valentina se había quedado prendada de las imágenes sin poder apartar sus ojos de la imagen del muchacho de ojos negros que en ellas había quedado grabado.—mi hermano, es bueno, es el orgullo de mis padres y también su castigo, lloraron por días cuando el se fue.— agrego dejando el álbum sobre el colchón para ella ponerse en pie.
Valentina no pudo evitarlo, la pregunta salio de sus labios, a veces juraba que su boca tenia vida propia, que pensaba por si sola.—¿ porque se fue?— interrogó a la par de su mano tímida cambiando la pagina del álbum, casi perdió el aliento había en la siguiente pagina una foto de Damián con una sonrisa que ella conocía, de esas genuinas que él solía regalarle cuando tenían sus discusiones bobas... era hermoso, sonrió sin controlar el amor que sentía por él.
Una sonrisa picara paso fugazmente por los labios de Nuria, estaba en lo cierto, ambos se gustaban, Lo había visto en Damián y ahora lo veía en Valentina, perdidos de amor él uno por el otro. " si se lo digo, quizá comprenda por que es tan serio." pensó. Comenzando a caminar por su amplia y rosada habitación.— se fue, porque mi papá lo decepciono, mamá también.— confeso en un susurro, ella sabia la verdad sobre su familia, pero le era difícil decirla, quizá si Valentina lo supiera seria mas comprensiva con el carácter tan correcto de su hermano mayor se animo con esa idea para proseguir.— Damián vivió con mi madre y abuelo hasta que tuvo ocho años, fue entonces cuando mi abuelo murió, después de su muerte papá vino a vivir con mamá, mi abuelo se oponía a su amor.— explico bajo la mirada atenta de Valentina que no entendía como eso podía decepcionar a Damián.— como sea ellos se casaron al no estar mi abuelo ya no tenían porque seguir separados, la vida era feliz, era buena, hasta que Damián entro a la universidad, él era demasiado inteligente curso la carrera siendo dos años menor que los demás estudiantes, hizo amigos o creyó que lo eran, un chico se acerco a él solo para lograr mostrarle la verdad.— Nuria desvío la mirada, casi podía ver de nuevo a Damián reclamando a su padre a su madre al volver ese nefasto día de la universidad.
El silencio se hizo, Valentina quería saber pero no presiono a Nuria, sabia que se lo diría solo estaba dándose valor.
— mi hermano se entero, que aquel chico solo dos años mayor que él era nuestro medio hermano. Papá había tenido otra familia, había estado casado, lo estaba al comenzar a salir con mi madre, estaba casado cuando concibieron a Damián y lo estuvo durante muchos años, fue hasta que mi abuelo murió que mamá tuvo acceso a la fortuna familiar, le dio dinero a papá para que tramitara el divorcio y pudiera venir a nosotros.— relato atenta a la reacción de Valentina. Pero ella estaba sin decir nada perpleja, impactada.
Nuria sonrió con tristeza.— Dami, es tan correcto, tan estricto por que no quiere equivocarse como nuestros padres, descubrir que eres fruto de un romance prohibido deja secuelas, descubrir que tu padre tenia una familia previa daña tu manera de ver las cosas, descubrir que tu madre era la amante decepciona.— explico rogando poder así darle a Valentina una mejor versión de su hermano y ella comprendiera porque era tan frío. — Dami no los perdona del todo, pero yo no puedo reprocharles nada, si ellos no hubieran tenido su romance ni él ni yo estaríamos aquí, además puedo asegurarte que mis padres se aman y son buenas personas, solo se enamoraron de quien no debían y en el corazón no se manda.— suspiro dirigiéndose a la puerta, quizá darle un poco de espacio a su amiga seria bueno, dejarla procesar la información.— te pido que no juzgues a mis papás y entiendas a mi hermano, ahora iré a por agua y vuelvo enseguida.— soltó con ese modo despreocupado que la caracterizaba.
Valentina parpadeo varias veces, por eso Damián se negaba a romper reglas, por eso era tan estricto respecto a lo que se debía y no se debía hacer. Hacer lo correcto era su manera de rebelarse contra sus padres, contra su familia. Lo comprendía y con tristeza acepto que debía alejarse ahora mas que nunca de él, ponerlo en una situación que atentaba contra lo que él defendía era egoísta, era despreciable no le haría algo así, trataría de olvidarlo, por el bien de  él lo olvidaría.
No obstante a su promesa recién hecha, Valentina no podía dejarlo ir del todo, miro a la puerta un momento asegurándose de que Nuria no volviera, de prisa y con el corazón latiendole a mil se robo una foto. Aquella donde él lucia esa sonrisa sincera, la misma que le dejaba sin aliento, de un salto se puso en pie y dio zancadas a donde su mochila para guardar en ella lo único que se permitiría conservar de su amor prohibido por el profesor Urreiztieta.



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En el texto hay: amigos, desamor, romance

Editado: 07.04.2021

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