No era correcto

Capitulo 28

El muchacho sonrió triunfal—. Debo decir, que no es fácil encontrarte.— siseo relamiéndose los labios, apoyándose en el bastón dio pasos torpes a donde Valentina permanecía sin atinar a hablar o moverse. Estaba pálida, temblorosa y el latido de su corazón lo sentía tan fuerte que incluso sentía el palpitar de su pulso en el cuello—. Te he buscado por todos lados— reprochó consiente de lo que su presencia hacía. De cómo lograba afectarla.
— Leonardo.— soltó en un chillido apenas audible, dio un paso atrás y sintió ganas de echarse a llorar cuando el chico frente a ella negó mientras reía burlón.
— Valentina, no puedes irte.— afirmó.  Mirándola con cierto rencor.— no puedes simplemente desaparecer después de lo que hiciste.
Nuria miró al joven, y entonces comprendió quien era; alto, apuesto, de figura atlética, el chico que había dañado a su mejor amiga y, ahora volvía. Apretó los puños a los lados y zanjó la distancia estorbando  el paso a Leonardo quien arqueo una ceja con burla—. La cosa no es contigo bonita.— advirtió apoyando de manera despreocupada todo su peso en el bastón.
Carlos no entendía que pasaba, su mirar se quedó fijo en aquel muchacho, lo noto apuesto y, la manera en que veía a Valentina era posesiva... Su novio pensó con celos apretó la rosa que llevaba en manos y las espinas de esta le hicieron daño, provocándole aún más irá.
—¡ Escucha bien petulante!— chillo Nuria picando el pecho de Leonardo con su dedo índice—. No te acercaras a mi amiga— prometió— ¡yo no te dejare! ¡Y su novio te pateara el trasero si le haces daño!
Aquellas palabras bastaron para que Carlos se asombrará ¿Quien era aquel tipo, entonces?
La respuesta la tenía Valentina en su cabeza girando una y, otra vez impidiéndole hablar o huir.
Cerró los ojos rogando que fuera una pesadilla de esas que aún a veces tenía, pero  sabía que no era así. Podía escuchar de nuevo los gritos histéricos de sus compañeros cuando totalmente ebria había abandonado aquella infernal fiesta.
—¡Dile a tu amiga qué no sé meta!— exigió Leonardo llamando la atención de algunos estudiantes curiosos.
Pero Valentina no le respondió no podía, su cuerpo estaba presente pero su mente no. Ella escuchaba el chirrido de las llantas, los gritos de Leonardo, los gritos de los demás, el sonido de los flashes que le tomaban fotos desde los celulares de sus compañeros que aún horrorizados disfrutaban el espectáculo que ella les había propiciado. Estaba perdida en su más horrible pesadilla.
Se sentía de pronto tan asustada, tan mareada como aquel día. 
— Valentina puedes terminar con esto—. Dijo él y solo entonces ella lo miro, sus ojos quedaron prendados de la pierna que había dañado a Leonardo, misma que lo condenaba a no poder practicar deporte el resto de su vida.
El muchacho sintio la mirada de Valentina y sonrió con sorna—. Aún duela ¿Sabes?— ella lo miro entonces a la cara y solo cuando él miró brillar el arrepentimiento en sus ojos terminó su frase—. Me jodiste para toda la vida, me jodiste—. Acuso en un siseo bajo, amenazas prometia y Valentina quiso disculparse una vez más, pero sabía que eso no valía, no con él, él le había hecho pagar caro su error en el tiempo en preparatoria, le había arrasado tanto en la escuela como en su familia, Leonardo su error, su pesadilla le había quitado mucho y no se conformaba seguía tras de ella, seguía y seguía... Y ella sabía que no pararía, no hasta destruirla.
—yo no quise...— murmuro e irremediablemente su voz se quebró, pensó en su padre quien la habia protegido antes, pensó en su madre y lo mucho que la abrazo día a día al volver a casa después del infierno diario que Leonardo le hacía pagar. Pero ellos no estaban ahí, está vez no. su mente pensó en Damián, y por más que lo deseo él no fue a ella para protegerla, fue Carlos quien se puso frente a su cuerpo a manera de escudo.
— Valentina no quiere verte es evidente, así que aléjate.— intercedió— ¡haz caso a lo que Nuria dice y largate!— escupió apretando la rosa en su mano hasta provocarse sangre.
Leonardo lo miro con indiferencia— el novio supongo— señalo sin ocultar la burla en sus palabras—. ¿Pero cómo pasaste de mi a esto?— pregunto a Valentina que seguía callada—. Dile a tu novio y a tu amiga qué no sé metan— gruño— esto es entre tú y yo, lo sabes Valentina y será peor mientras más gente intervenga, tengo algo que proponerte y me debes aceptarlo—. Añadió y miro una última vez a Nuria que le devolvía la mirada con rabia—. Una pena— arqueo una ceja y guiño un ojo para darse vuelta con torpeza—. Ahora sé dónde encontrarte, volveré después Valentina— soltó a manera de despedida.
—¡¿Quien mierda es ese tipo?!— siseo Carlos sin quitar la mirada de Leonardo que se alejaba con paso calmado.
Nuria no respondió, en su lugar se giró a donde Valentina—Valu, todo estará bien— susurro tratando de abrazarla.
Valentina dio un paso atrás sin aceptar el abrazo—. Me ha encontrado—. Susurro sus ojos seguían fijos en Leonardo que se perdía por el pasillo entre los estudiantes que no prestaban atención a nada perdidos en sus deberes y clases.
—¿Alguna quiere explicarme qué pasa?— cuestionó molesto Carlos. Siendo ignorado por ambas.
—  deberiamos decirle a mi hermano— susurro con evidente preocupación.
Carlos resoplo— claro, el profesor dejará de atender sus emergencias para resolver las de una de sus alumnas, él que debería protegerte es tu novio, si es que existe— refunfuñó  dando dos pasos aún lado para tirar la rosa completamente deshecha a uno de los contenedores de basura.
Nuria cerró los ojos frustrada, tenía que ser más discreta.— mi hermano es un hombre noble, sabría tomar medidas así  Valu sea solo una alumna— defendió molesta, Carlos  revoleo los ojos con escepticismo —pero, Carlos tiene razón en algo, deberías avisar a tu novio Valu— finalizó centrando su atencion en Valentina que se veía pálida aún.
— no... — respondió ella— yo solo...— sorbió aire y dio un paso atrás— necesito estar sola un momento.
Ante la cara incrédula de Nuria, Valentina comenzó a alejarse, dando zancadas desesperadas de refugio termino por entrar a los sanitarios ahí se encerró en uno, dejando salir su desesperación a manera de llanto, encerrada en uno de los baños, sacó su celular tentada a llamar a Damián o a sus padres, pero las voces femeninas de chicas que entraban al sanitario la detuvieron.
—¡En serio lo hiciste!— afirmó una voz que Valentina creyó reconocer.
—¡Claro!— río en respuesta otra voz familiar.— ahora mismo debe estar con mi padre— agrego con ese tono de superioridad que había siempre en ella
—¡Eres increíble!— festejo una tercera voz.
El sonido de los grifos impidió que Valentina escuchará lo demás, solo cuando las llaves se cerraron escucho lo último de aquella conversación.
—esta noche además cenará en casa con nosotros—. Anuncio con orgullo.
Pasos se escucharon y Valentina supo que se iban, risitas traviesas llenaban el lugar.
— tienes que tomar fotos del profesor Urreiztieta en tu mesa, eres astuta amiga— celebró una de ellas, antes de salir del lugar.
Solo escuchar de quien hablaban Valentina sintio que se le detenía el corazón, era la voz de una de las amigas de Ericka y, la mismísima Ericka quienes conversaban.
No entendía nada, Damián estaba con el padre de Ericka, cenaria con ellos. ¿Cómo es que ella no sabía nada? Se pregunto.   Miro su celular y suspiro no lo llamaría, no le informaría, todo era tan confuso, tan complicado, tan incomprensible que simplemente no tenía idea de que pensar, de que hacer, se quedó en ese lugar pensando en Damián y lo que ocultaba, en Leonardo y el miedo que le tenía, en sus padres, en lo mucho que los extrañaba y en lo sola que se sentía.



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En el texto hay: amigos, desamor, romance

Editado: 07.04.2021

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