El ambiente se tornó incómodo. Lo cierto es que Damián estaba agotado. Lo suficiente como para no ver con buenos ojos al hombre de rasgos similares a los suyos, que permanecía en la sala de su casa, en compañía de Nuria.
—¡Le dije que se marchara!—chillo Nuria, golpeando el suelo con un pie, en protesta, después miró al invitado no deseado de mala gana haciéndole saber por enésima vez que no era bien recibido.
—Nuria— reprendió. Damián suspirando con cansancio.
—,no tiene nada que hacer aqui—. Respondió molesta. Imitó el gesto de hastío de su hermano y, torció los labios, de mala gana se alejó del intruso para ir donde Valentina permanecía quieta; Sin saber que decir o, que hacer.
—pase a saludar— dijo él, con ronca voz.
A diferencia de Damián el hombre que permanecía quitado de la pena los observaba curioso. Valentina lo observó tenía los ojos algo razgados, de piel morena y, una acicalada barba cubriendo su rostro, que combinaba a perfección con su cabello peinado rígidamente hacía atrás—. Nuri ha dicho que estabas en una enmienda— Sonrió con malicia al decirlo, sus ojos brillaron con cinismo al posarse sobre Valentina. Gesto que no paso desapercibido para Damian—. ¿Haces pijamadas con las amigas de Nuri, Hermano?—jacto con tono acusatorio, dejando al aire el morbo de lo que insinuaba—. Debo venir a visitarte más a menudo...
No termino de hablar, Damián lo interrumpió—. No, no debes venir a menudo— Zanjó cortante-. No al menos que yo te haya invitado previamente— frunció el ceño un poco mas—. No recuerdo haberte invitado a venir y, tampoco tengo por qué darte explicación de quien y por qué pasa la noche en mi casa, Adalberto—miro a su medio hermano a lo ojos.
Adalberto no cedio, correspondió al duelo de miradas. ambos se sostenían la mirada. Fue el recién llegado quien desvío la vista para echar una carcajada burlona al aire.
—Dami— cantó, el intruso imitando a Nuria, de manera burda, solo por molestarla—. Vamos no seas aguafiestas, ni siquiera me has presentado y, ya vi que Nuria ha pedido la cena podría quedarme a acompañarlos—. Soltó campante, se reclino sobre el respaldo del sofá, mostrándose a sus anchas.
La manera en que miraba a Valentina enervo a de Damián—. Nuria, lleva a tu amiga a la habitación que compartirán, cenen allí si desean, yo atenderé a Adalberto—Ordeno, más que sugerir. Mostrando desapego a Valentina, mismo que ella noto sin evitar hacer una mueca de decepción.
Nuria no protesto, miro a Adalberto con desagrado y, después le hizo una seña a Valentina para que la siguiera—. Tengo mucha hambre y, si no nos vamos perdere el apetito—miro de nuevo a su medio hermano que la observaba divertido—. Hay vistas que nos pueden producir náuseas, vamos Valu—. Añadió lo más grosera que pudo. Quería que fuera evidente que no soportaba al invitado no deseado.
Damián quiso volver el rostro, asegurarse de que Valentina comprendiera que Adalberto no debía saber de ellos. No obstante evitó hacerlo. No podía bajar la guardia ante su hermano—. ¿Y bien?- interrogó, arqueo una ceja a la espera de que su medio hermano hablara.
Adalberto río escandalosamente—. Pueden pasar años, puede que nos hayamos aliado para joder a nuestro padre, pero sigues sintiendo que no soy suficiente para estar a tu alrededor—siseo sin perder la sonrisa, aunque sus ojos destellaban resentimiento—. Hermanito menor, me lastimas—. Se quejó. Llevo una mano a su pecho fingiéndose herido.
—sigo esperando saber el por qué de tu visita—contraatacó Damian, sin caer en la evidente provocación que se le hacía.
Adalberto río fuerte, negó divertido con la cabeza y después fijo sus ojos en Damián, se relamió los labios antes de dar la noticia que lo llevó hasta la casa de su hermano aquella noche.
**
En una de las recamaras de la casa. Valentina jugaba con la comida del plato que Nuria había preparado para ella. Observó a su mejor amiga que permanecía callada, centrada solo en comer; algo que era muy raro en la efervescencia de su carácter parlanchín.
—¿Quieres a mi hermano?— pregunto de pronto.
Valentina casi se atragantó con un bocado.
—¿Eh?— fue lo único capaz de responder.
Nuria dejo de ver el plato y centro sus ojos en su amiga y, en ellos Valentina vio el brillo de un par de lágrimas.
— él va a dañarlo— balbuceo—. Damián no lo ve, pero él— arrugó la nariz al referirse a su medio hermano—. Él lo manipula...
—no creo que exista alguien capaz de manipular a tu hermano— escapó de boca de Valentina y, al instante se arrepintió de su nula capacidad de callar.
—¡lo hace!— aseguro—. Mi hermano es un estirado, lo sé—. Sorbió las lágrimas que trataban de escapar—. Pero te juro por todos mis vestidos y maquillajes; que es bueno, es noble y siente culpa por algo que él no hizo—. Suspiro profundo—. Adalberto se aprovecha de la culpabilidad que siente mi hermano por los errores de nuestros padres, Damián no lo ve, quizá por qué para él fue todo más duro, por lo del abuelo, por qué al final fue él quien se enteró de la relación que habían llevado nuestros padres— un labio le temblo—. Sé lo que hace mi hermano, papá lo sabe, mamá lo sabe y, aún así tratan de llegar a Damián, de hacer las paces, pero él es tan obstinado, cada que actúa en contra de nuestros padres lo veo sufrir, conozco a mi hermano, Valu y te juro que no lo dirá nunca pero Damián se llena de remordimientos por una Vendetta absurda... — una lágrima se deslizó por su morena mejilla— y Adalberto lo propicia, sé que dirás qué Damián es adulto pero...
Nuria sonrió con tristeza, miro que Valentina la observaba atenta y, negó tragando todo lo que quería decir—. Solo promete, que, si lo quieres; serás ese grito que frene el daño que Damián se hace así mismo al lastimar a nuestros padres— pidió.
Valentina pensó en la confesión de Damián. Y en sus palabras tras decirle lo que hacía como manera de escarmiento a su padre.
"lo hago y, no me arrepiento." Había dicho él y, Valentina podía escucharlo tan claro como horas atrás, sin embargo la imagen de sus ojos la lleno, Damián sufría, no podía culparlo por lo que hacía, no obstante sabía que al hacerle daño a su propia familia se lo hacía también a él. Lo quiero pensó sin decirlo. Sin mediar palabras respondió con un leve asentimiento a la petición de su mejor amiga y, la miró sonreír con alivio y gratitud.
Pasaron las horas y, Damián no volvió en su busca Nuria cabeceó hasta dormir y, Valentina no hacía más que removerse incomoda en la cama justo al lado de su amiga.
—¿seguiran ahi?— murmuro.
Se puso en pie y, trato de darse valor para salir. Pensó en una excusa—. Agua— dijo, golpeando la palma de su mano izquierda con el puño derecho en señal de celebración ante su idea.
No dio ni dos pasos fuera cuando lo vio frente a ella. Parecía tenso, agobiado, aún así, al verla sonrió.
— olvide que huzmear era otro de tus talentos— bromeó. Adoptando ese aire despreocupado que lo hacía lucir tan joven como era.
—no pensaba huzmear— se defendió y, su mente se burló llamándola mentirosa—. Salí por agua— añadió para dar veracidad a su mentira, solo por no darle la razón a Damián que sonreía más al oírla.
— eres una pésima mentirosa— burló. Riendo de aquella manera ronca, fresca que dejaba a Valentina sin palabras.
—papanatas—. Gruñó entre dientes, haciéndolo reír más fuerte.
—eres una bocazas— contrataco él. Sé acercó a ella y, extendió una mano.
Valentina lo observó sin comprender, lo miro sonreírle con ternura casi podía jurar, que era ternura.
— has dicho que ibas por agua, vamos te acompaño a la cocina— explico.
Antes de darle la mano, Valentina lo observó. Damián le sonreía, pero había cierta chispa de pesar en el negro de sus ojos.
Minutos más tarde el la observó beber agua. Daba pequeños sorbos mientras observaba todo menos a él.
— me gusta la cocina, la forma de los arcos, de los marcos, los decorados— señaló sin verlo—. Es acero— afirmó más que preguntar al señalar las alacenas y, mesones— . Es de los materiales más difíciles para combinar con los matices suaves de los acabados de granito— murmuro antes de dar otro sorbo de agua. Lo que hablaba lo hacía más para ella que para él.
Damián asintió a lo que Valentina le decia—. Lo es— le dio la razón y, entonces ella lo miro atenta. Separados por dos pasos parados uno frente al otro a media cocina—. Eso es lo que me gusta de la arquitectura— dijo él con orgullo—. A base de trazos y cálculos, puedes trabajar algo tan rudo como el acero en diseños que parecen sencillos...
—pero no lo son— lo interrumpió ella.
Él sonrió y asintió en respuesta.
— es arte— susurro Valentina dejando vagar una vez más sus ojos por el lugar, mismo que sabía Damián había diseñado así como el resto de aquella casa.
— es arquitectura— corrigió él.
Valentina sonrió ante su tono serio y, su sonrisa hizo que Damián olvidará todo. Por un momento él no tenía que preocuparse de lo que Adalberto había ido a proponer, no tenía que temer por la seguridad de Valentina y, lo más importante no debía ser precavido de la vista de los curiosos... Dio dos pasos y con seguridad la atrajo a él tomándola de la cintura.
—eres hermoso— escapó de labios de Valentina. Haciendo que ella hiciera una mueca de incomodidad ante su nula capacidad de coordinar la boca con la mente.
Él sonrio— hermoso no es un adjetivo para un hombre— la riño en broma, se inclinó tentado por el rubor de las mejillas de Valentina, hipnotizado por un par de ojos avellana que lo observaban de la forma en que él les miraba—. Eres preciosa— murmuro cerca de sus labios rosas— y una bocazas— añadió. haciéndola sonreír antes de besarla.
Por un momento ahí, unidos en un beso, completamente solos no había más nada. Ni las inseguridades y temores de Valentina, ni las reservas y culpas de Damián. Eran ellos, queriéndose pese a la edad, pese a cualquier norma social... El amor nacía, cobraba vida y, ambos podían sentirlo.
— lo que sea que pase— rompió el beso Valentina, armada de un valor que solo su bocota tenia—. Puedes confiar en mí, sino puedo ayudarte, prometo simplemente escuchar y, si lo necesitas te daré un abrazo— prometió con ese toque positivo que Damian admiraba en ella.
Él frunció el ceño, fingiendo que no entendía a lo que ella se referia, aunque lo hacía pero no estaba listo para hablarlo, ni para pensarlo—. Ahora mismo solo te necesito a ti, asi— calló sus labios con un beso y, Valentina no dijo más.
Damián no hablo con ella esa noche, ni Valentina deseo que lo hiciera. Por un momento no hubo más nadie, no hubo más problemas, solo ella perdida en el sonido de su corazón que amenazaba con salirse de su pecho y, los suaves besos y, las tiernas caricias que Damián le dio.
Cuando la mañana llego. Nuria observaba divertida a su hermano que le miraba de mala manera y, después desvío su mirar hacia Valentina que se sonrojo hasta las orejas al ver la sonrisa pícara en el rostro de su amiga.
—solo quiero advertirles— soltó. A la par que se servia un poco de cereal—. Que antes de que me den sobrinos, quiero una boda— riño riendo al ver que Damián cerraba los ojos y, arqueaba una ceja. Un gesto que le decía que la había liado.
—Nuria— advirtió.
— Nuria— riño, Valentina al mismo tiempo que Damián.
Nuria los observó a ambos y, carcajeo— pero si hasta hablan al mismo tiempo, es lo más tierno— chillo emocionada.
—¡Nuria!— riño, está vez solo Damian—. No le he tocado un cabello a Valentina, me asusta lo perverso y, sucio de tu mente—. Defendió serio. Porque en realidad sólo había intercambiado caricias inocentes y besos tiernos con Valentina. No la tocaría más allá de eso mientras fuera su alumna, había prometido y, lo cumpliría.
—¡Claro! ¡Claro! Solo la acompañaste a beber agua—. Río Nuria. Solo por molestar más a su hermano.
—¡Es verdad!— chillo apenada Valentina—. Damián dice la verdad— alego sonrojada.
Ambos hermanos la miraron, uno con picardía y otro con ternura.
— bueno solo usen protección cuando beban agua— bromeó Nuria ganándose una mirada furica de su hermano mayor—. Es broma, no te enojes Dami— agrego rápidamente.
— una broma de mal gusto— dijo él, poniéndose en pie para dejar la taza de café en el fregadero.
Miro una última vez a su hermana con advertencia y, Nuria sonrió inocente levantando las manos en señal de rendición.
—creo que disfrutas incomodandonos— acuso Valentina a su amiga. Nuria río y, Damián sonrió, acercándose a ella para depositar un beso casto en su frente.
— Nuria y tú, irán juntas a la universidad, las veo alla—. Sé despidió viéndola asentir en respuesta.
Nuria balbuceo protestas ante la despedida de su hermano, pero no se quejó sino hasta que él salió— desbordan tanta pasión como un par de cubos de hielo enamorados— gruñó, cruzándose de brazos.
Valentina negó divertida ante el berrinche de su amiga. Recordó lo dulce y cálido que había sido Damián con ella la noche anterior y, río por lo equivocada que estaba Nuria.
— creo que con esto de que tienes novio, yo debería tratar de conquistar al chico que me gusta—. Las palabras de Nuria llamaron por completo la atención de Valentina.
—¿Quien es?— pregunto de inmediato sin contener su boca— las amigas deben saber ese tipo de información— chantajeo.
Nuria calló. Miro a Valentina por tanto tiempo que la puso incomoda— es alguien que ambas conocemos y, para lograr acercarme más a él creo que necesito cobrar ese favor especial que me debes— señaló.
—¿Favor especial?— pregunto sin comprender.
Nuria le dio una mirada de reproche— la primera vez que pasaste la noche aquí, apostamos a que tú y mi hermano serían pareja...— comenzó a explicar, pero calló al ver que su amiga le dejó de prestar atención, parecía meditar sobre algo.
Valentina frunció el ceño— pero si tú y, yo casi no conocemos a nadie y, de chicos solo está...— no termino la frase. Sé cubrió la boca con ambas manos mirando a Nuria en espera de una afirmación que le llegó en una tímida sonrisa.
— ¿Que puedo decir?— dijo Nuria— tú mejor que yo, comprendes que en el corazón no se manda, no se elige a quien querer— agacho la vista apenada y, dio un respingo al escuchar a Valentina gritar.
—¡Por todos los peluches del mundo!—se puso en pie de un brinco—¡Dios!¡Oh, mi dios!— chillo feliz— te ayudaré en lo que necesites— aseguro y, Nuria se puso en pie para abrazarla.
— será difícil porque él solo tiene ojos para ti— le recordó dejando de abrazarla, mostrando la duda y, el dolor que le causaba el amor callado que guardaba.
Valentina la miró a los ojos—. Cómo que me llamo Valentina Roa, que Carlos no sabrá ni como me llamo cuando acabemos nuestro plan—. Aseguro contagiando de su positividad a Nuria.