No era correcto

Capitulo 31

El plan era sencillo, en realidad no representaba dificultad alguna, salvo claro que debía ser ella quien lo realizará. De reojo aprecio a Nuria que apenas y mordisqueaba el emparedado frente a ella. Se encontraban en la cafetería del campus al terminar ese breve receso, Valentina tenía la única clase que anhelaba más que nada no obstante esa misma era la única clase que compartía con Carlos y, debía llevar a cabo ahí el plan o la operación favor especial, como la había nombrado Nuria. 
—repite lo que le dirás— pidió de pronto Nuria. 
Valentina reprimió resoplar de exasperación—. Te lo he repetido ya cinco veces— se quejo—vamos Nuria la que tendría que estar ansiosa soy yo— riño. 
Nuria iba a replicar sin embargo se contuvo—yo le explicaré a Dami, lo prometo— trato de restar importancia a la preocupación de su mejor amiga. Lo cierto era que ella sabía que a su hermano mayor no le haría ni pizca de gracia el dichoso plan que habían armado. 
Valentina no quiso decirle que presentía que una explicación sencilla no bastaría, tampoco quiso decirle que temía seguir su plan. Que Leonardo estuviera al acecho sobre ella la inquietaba. Pensar en él le tenso los músculos de temor, miro de reojo a su alrededor temiendo verlo ahí a por ella. 
— dudo que regrese a buscarte a la universidad— dijo, Nuria. Echándose un rizo negro tras el hombro derecho, dejando su emparedado de lado—. Y si viene no estás sola, Valu, ese imbécil no volverá a lastimarte— prometió. 
Valentina la miró con los ojos abiertos de sorpresa, ¿Tan evidentes eran sus miedos? Se pregunto sin decirlo sabiendo que la respuesta era  si, parpadeo lento y después sonrió con gratitud—. Gracias Nuria—. Fue lo único capaz de responder. 
La risa burbujeante de Nuria se escucho dentro de cafetería ganando una o dos miradas curiosas—. Eso no se agradece Valu, somos amigas— entrecerro los ojos acercándose más a Valentina tanto como la mesa le permitio, echó un vistazo rápido asegurandose que los curiosos  ya no estuvieran  pendiente de ellas—. Y cuñadas— susurro con aire travieso. 
Valentina abrió tanto los ojos al escucharla, que Nuria rio más fuerte al ver su gesto—. Nuria se supone debemos ser discretas— riño con severidad apenas en un susurro. 
Nuria controlo la risa, antes de negar con la cabeza— lo sé, pero logré distraerte— señaló sonriendo con orgullo. 
Valentina revoleo los ojos y, apretó los labios para no sonreír ante la ocurrencia de su amiga. 
Poco más tarde después de despedirse de Nuria. Con paso vacilante se dirigió al aula de su siguiente clase. Ansiaba entrar y verlo. solo pensar en lo que debía hacer la ponía nerviosa. Se lo debo a Nuria,  Se recordó para no echarse atrás. 
No dio ni dos pasos dentro cuando su mirar lo encontró; sintió que su corazón latía aprisa. él permanecía tras de su escritorio centrado en la pantalla de su portátil. tenia en la mano derecha un bolígrafo que giraba con lentitud; que envidia sintió Valentina de aquel objeto sin vida que sentía el toque de Damián, cuando ella tenía que contenerse de no ir a él para abrazarlo. ¿Cómo podía extrañarlo tanto si recién lo había mirado esa misma mañana?
—señorita Roa— dijo de pronto él, girando su rostro a donde ella—. Pase la clase está por comenzar— la invitó y, Valentina podría jurar que en las comisuras de los labios del profesor bailo una sutil sonrisa.
Sus ojos negros fijos en ella le causaron hondas de calidez que pedían, exigían un saludo más efusivo, mas tierno. Tener que fingir a ojos de los demás de pronto le supo tan cruel como era. Sin embargo suspiro con pesar y sonrió asintiendo de manera amable. 
— bien—. Dijo Damián y su voz resonó por el aula haciendo que todos le prestarán atención justo cuando Valentina tomaba asiento al lado de un furibundo Carlos—. Cómo alumnos de mi clase, estoy seguro que han repasado y dominado los temas que hemos visto— miro el reloj en su muñeca derecha, poniéndose en pie para ir hacia la puerta del aula.
Damián comenzó a dar la clase a la vez que cerraba la puerta en la cara de un alumno que llegaba tarde.
Por primera vez Valentina no pudo concentrarse del todo en lo que él decía. a su lado Carlos parecía observarla fijamente, acto que solo empeoraba el nerviosismo que la invadia.
—me deben una explicación de lo que pasó ayer— susurro él, solo para que ella escuchará.
Valentina fingió no escucharlo. Trato de centrarse en Damián, que caminaba de un lado a otro frente a la pizarra, con una mano en el bolsillo de su pantalón y, la otra jugando con el bolígrafo que aún llevaba en manos, atento a las respuestas que obtenía de preguntas  hechas sobre lo que decía. 
Es hermoso, pensó embobada. Él no la miró estaba centrado en explicar lo importante de los cimientos a uno de sus alumnos. Podría observarlo dar clases siempre, pensó. 
—merezco explicaciones— susurro quejoso Carlos trayéndola a la realidad. 
Valentina trago saliva, nerviosa, debía hacerlo se lo debía a Nuria, no lo pensó, una vez más su boca hablo antes de que ella se diera cuenta— me preguntaba si estarás ocupado hoy por la tarde— respondió dejando a Carlos boquiabierto.
El muchacho la miró impresionado, sonrojándose hasta las orejas—. ¿Estas invitándome a salir?— pregunto sonando más alto de lo que quería.
Risitas se escucharon en el aula y, Valentina supo que debió haber esperado a que la clase terminará.
—Al parecer mi clase es el lugar perfecto para idear citas— retumbó la voz de Damián, Valentina no quiso ni mirarlo, así no era como planeaba llevar el supuesto plan acabo.
—lo lamento profesor, ha sido culpa mia— comenzó a disculparse nervioso Carlos.
Damián dirigió sus pasos a donde ellos ignorando las disculpas del avergonzado muchacho.
—haga el favor de responder a la pregunta que se le ha hecho, señorita Roa, que la clase entera está a la espera de saber si pretende o no salir con Gomez— siseo siendo cruel. En otra ocasión los hubiera sacado de la clase sin más, pero no podía no cuando su sangre hervía de celos por lo escuchado. Quería que Valentina respondiera, que dijera que Carlos había escuchado mal. ¿A que jugaba esa chiquilla? Se preguntó, tratando de serenarse.
—profesor yo...
Trato de interceder Carlos, Damián le dirigió una mirada tan dura que el muchacho calló al instante.
Sorbio aire para enfrentar al huraño profesor, las palabras se le congelaron en los labios  al notar dos ojos negros mirándola con disgusto. La mirada sería que Damián le lanzó duro solo un segundo— mi clase no es lugar para citas cursis y ridículas—soltó cortante, después siguió a lo suyo retomando la clase. Y aunque él no siguiera con el riño, Valentina supo que lo había herido.
Nuria le explicará, se recordó. Tratando de controlar las ganas de explicarle, repitiéndose mentalmente que estaban en clase, que debía disimular y, debía esperar para aclarar todo.
El resto de la clase él paso de ella, en el fondo Valentina sintio cierta chispa de diversión vanidosa. Celoso, pensó tomando su mochila para abandonar el aula como el resto de su clase. Le diría que debía ser más seguro de ella, se dijo, pero sus pensamientos se esfumaron, al ver a cierta rubia acercarse a Damián que yacía tras de su escritorio. 
Miro de mala gana como Ericka sonreía mientras entregaba un sobre a Damián, él la escuchaba atento y, le dio una sonrisa de labios apretados. Aquel gesto le supo amargo a Valentina. De mi ha pasado toda la clase. Pensó con amargura.
—creo que Ericka ganará la apuesta— susurro Carlos yendo a su lado. Valentina apenas si lo había notado.
Ella parpadeo rápido y, dejo de observar a Damián para mirar a su compañero— el profesor Urreiztieta no haría algo tan bajo como meterse con...
Carlos revoleo los ojos sin dejarla acabar— con Ericka— susurro cortando la queda réplica de su amiga, mientras iban a la puerta— vamos, Valentina, solo mírala, es bonita, le coquetea abiertamente y es de las familias más ricas de la ciudad, ni siquiera alguien como el profesor Urreiztieta puede decirle no a ella— alego.
— no es su tipo— escupió entre dientes Valentina. Aferrando el tirante de la mochila a su hombro derecho.le dio una última mirada a Damián y, sintió una punzada agria en la boca del estómago al verlo atento a la rubia que se acariciaba el cabello mientras sonreía hablándole.
No es su tipo, se repitió mentalmente. Y entonces una vocecilla en su interior se burló. "Celosa" señaló su conciencia, pagaba y padecía lo mismo que Damián.  
— entonces...— Carlos miro a todos lados buscando las palabras para retomar el tema que habían dejado pendiente en el aula.
Ella suspiró con cansancio y procedió a invitarlo a salir tal y como Nuria le pidió.
***
Más tarde, Damián esperaba por tercera vez que Nuria atendiera el celular, y por tercera vez ella no atendió. Tenía tratando de contactar con ella toda la tarde.
—maldita la hora que rompí el celular de Valentina— soltó irritado. Deslizó el pulgar por la pantalla de su móvil hasta dar con el mensaje que su hermana menor le había enviado.
<<Dami, Valu, Carlos y yo iremos a la plaza "la cachanilla", toma té de tila para los nervios estaremos bien. Con amor tu bella, hermosa y preciosa hermana>>
Por una parte el mensaje le disipó dudas sobre la invitación que Gómez había recibido durante su clase. Tenía que ser algún plan de Nuria, dedujo al momento. Pero era inaceptable que Valentina se expusiera así con aquel tipo enfermo siguiéndola. Malhumorado camino por la estancia de su casa, trato de distraerse.
—no puedes ser tan aprensivo— se riño—. Es prácticamente una chiquilla, necesita salir— se recordó. 
Nuria le llamaría si pasaba algo, además la plaza que Nuria indicaba estaba atiborrada de seguridad, estarían bien. Se dejó caer sentado sobre uno de sus cómodos sofás y, entonces su mente le jugó una mala pasada, pudo ver la mirada que Carlos lanzaba a Valentina cada que la veía, esa imagen termino de irritarlo.
—mierda— maldijo—. Estoy actuando como un chiquillo— se riño poniéndose en pie. Para dirigirse a la puerta de su casa, incapaz de seguir estando ahí solo pensando.
***
—esto no era lo que tenía en mente— se quejó por cuarta vez Carlos, sintiéndose estafado.
A su lado Valentina sonrió fingiendo no escucharlo.
—el lugar es enorme— admiro.
—es solo una plaza— farfulló de mala gana el muchacho, cruzando los brazos mostrando su inconformidad.
—soy la nueva aquí, así que guienme— pidió con emoción no fingida. A su lado en total silencio permanecía Nuria, qué tal como habían quedado fue incluida en la salida que Valentina planteo a Carlos.
—solo hay tiendas— hizo una mueca— no hay nada divertido aqui— finalizó Carlos.
—hay una tienda de videojuegos— balbuceo Nuria, atrás quedó la chica efervescente, de pronto notaba más claramente que su presencia no era grata, Carlos estaba frustrado decepcionado por pensar que saldría solo con Valentina y, no con ella.
—¿Saben siquiera jugar?— reprochó Carlos sin dismimular su molestia.
Valentina se mordió los labios para no decirle lo infantil que se estaba comportando. Dio una breve mirada a sus dos amigos y,  lo supo, supo en ese momento que no la tendría fácil. Carlos estaba demasiado ciego para ver el amor que claramente le ofrecia  Nuria y, Nuria estaba demasiado acobardada para decirle nada; la chica bromista y efervescente languidecía de amor no correspondido. Soltó un suspiro de pesar ¿Cómo iba a lograr pagar el favor especial?
— apuesto a que nos puedes enseñar— sonrió tomando una mano de cada uno de sus amigos, tomando ese gesto optimista que estaba acostumbrada a representar—. Seguro que aprendemos rápido, anda Carlos enséñanos— insistio halando de ellos para adentrarse en lo pasillos de la Cachanilla.
El muchacho quiso quejarse una vez más, no obstante no lo hizo.  resoplo malhumorado, se limpio el sudor de la frente con el dorso de la mano libre y, asintió—. No puede ser tan difícil esnseñarles— cedió ganando una risa de Valentina, risa que le provoco un cosquilleo en el estómago.
Nuria lo observó sonrojarse, mientras caminaban halados de una optimista Valentina. Sabía que su amiga estaba tratando de seguir el plan para acercarla a Carlos. Sin embargo dolía tanto, verlo pendiente solo de Valentina, sonrojarse ante su risa e ignorarla por completo a ella que le veía como Carlos miraba a su mejor amiga.
No les costó mucho llegar al local, se encontraba en el segundo piso de la plaza, lo primero que se veía al entrar era la cabina de fotos con la fila de parejitas ansiosas de pasar a inmortalizar su cita. Después sólo había hileras de videojuegos, el lugar estaba alumbrado solo por la luz de las pantallas, la oscuridad le daba cierto aire furtivo que atraía a los adolescentes a pasar las tardes en aquel recinto.
—ire a por fichas— ofreció Carlos rápidamente.
Lo siguiente fue diversión, por un momento eran solo tres amigos yendo de juego en juego.
Valentina carcajeó cuando Carlos le explicó por cuarta vez a Nuria cómo esquivar los ataques en the King of fighters.
—es ridiculo— chillo haciendo un mohin— las chicas no deberían ni pelear— se quejó mirando como su personaje caía derrotada por cuarta vez.
Carlos revoleo los ojos— son guerreras, además elegís personajes solo por lo bonito— contraatacó 
—es imposible que las chicas les ganen— se quejó cruzando los brazos, en un gesto tan infantil que llego a ser tierno. Carlos sonrió a Nuria, divertido de su berrinche.
— es porque no sabes usarlas, usaré personajes femeninos en la siguiente reta y, verás que son buenas— trato de consolar.
Valentina los observó un instante, dio dos pasos atrás tomando la conversación que nacía entre ellos por el videojuego como la señal de darles espacio.
Vago por los pasillos de la arcade, las parejitas en el lugar abundaban; tomadas de las manos, chicos tratando de enseñar a jugar a las chicas, algunos se daban besos como premio ante la victoria en algún videojuego, se trató de imaginar ahí con Damián y, no lo logro, aquel no era lugar para un huraño profesor. ¿Podrían tener ellos citas tan sencillas como esas? La respuesta le llegó sin duda; no, no podrían. Tenemos que ocultarnos, penso  y, un poco de decepción se anidó en un rincón de su pecho.
Se dispuso a salir del establecimiento, con la idea de  pasear por la plaza, adentrada en sus pensamientos no notó al hombre que se acercaba a ella.
***
—¿A dónde se metió Valentina?— pregunto al notar su ausencia.
Nuria miro entonces alrededor, fingiendo que apenas notaba que su amiga no estaba—. Seguro fue por una bebida— resto importancia, encogiéndose de hombros.
Carlos frunció el ceño, dejando el mando del videojuego, para ponerse en pie—. Anda Nuria, vayamos a buscarla, puede perderse en la plaza.
Nuria estaba por decirle que Valentina no se perdería, incluso que no corría riesgo de nada, porque ella misma se había tomado la precaución de avisar a su hermano mayor donde estaban, segura de que él no  resistiría  ir en su busca. Pero no dijo nada, porque no los delataria, y porque Carlos ya no estaba, la había dejado sola para ir en busca de su mejor amiga.
***
Había ido allí a por ellas, en busca de ella y de su hermana menor. Sin embargo esperaba encontrarse con verla reír, bromear y tontear con Nuria y, Gómez. No encontrarla sola a punto de salir del arcade, se veía tan triste que por un momento solo deseo abrazarla. Sin embargo no podía, no ahí, aún así se apresuró a llegar a ella—. ¿Valentina?— la llamo con la voz cargada de angustia.
Ella respingo al escucharlo; justo se imaginaba como sería poder ir a lugares así con él de la mano y, de pronto como por arte de magia él aparecía allí. Aunque eso no era nuevo Damián solía aparecer siempre cuando menos lo esperaba, recordó entonces las veces que se lo topo en los jardines de la facultad, como él dio con ella cuando desvaneció en media calle, Damián siempre aparecía cuando ella lo pensaba o lo necesitaba, sin embargo era cruel no poder decirle que justo pensaba en él por temor a que alguien lo escuchará. Fijo sus ojos avellana en él, y por un breve momento Damián sintió que se echaria a sus brazos. En su lugar la vio abrazarse asi misma y, desviar la mirada.
Estaba por insistir, preocupado por ella, cuando la escucho balbucear.
—es injusto— sollozo apenas audible.
Damián frunció el ceño, la oscuridad del lugar no le permitía ver con exactitud, si el brillo en los ojos de Valentina eran lágrimas o solo la luz de pantallas reflejada en sus pupilas.
—¿El que?— pregunto acercándose a ella deseando consolarla, pero atento a encontrar algún rostro familiar entre las sombras del centro de videojuegos.
Ella negó con la cabeza—. No importa— trato de sonreír cuando giro el rostro para verlo, pero fracasó. Su mirar se desvío a las parejitas en la cabina de fotos y, un mohín se plantó en sus labios.
Damián siguió su mirar, no podía culparla era menor que él, Valentína deseaba un amor adolescente y, él era incapaz de dárselo—. Lamento no poder ofrecer mas— susurro.
Al instante ella comprendió que él entendía lo que sentía sin decir palabra.
Sus miradas se quedaron prendadas, de pronto el lugar estaba demasiado lleno, demasiado expuesto, las sombras no bastaban, sin pensarlo la tomo de la mano guiandola a la cabina de fotografías. Valentina abrió los ojos de sorpresa dejándose guiar por él.
Damián ignoro los gritos de protesta de la pareja que seguía de entrar y, dentro de aquella cabina donde apenas cabían ellos dos, la beso. 
La beso anhelando su calidez, su tersura, su fragilidad y ella se aferró a ese beso. Lo necesitaba y él a ella. ¿Que más daba?
—quiero poder abrazarte cuando te veo— confesó ella entre besos.
Damián dejo de besarla para verla de una manera tan intensa que Valentina sintio que podía fundir su centro, él podía moldearla, deshacerla y rehacerla. Damián ejercía como arquitecto ante su voluntad pensó de pronto y, su corazón latió fuerte ante la idea; él había construido en su pecho un amor absoluto, pasional que crecía a desmedida cada que lo veía.
— por favor solo espera— suplico sabiendo que estaba siendo egoista, pero no podía pensar en perderla—. Espera— pidió con vemehencia.
Sus ojos negros se tornaron tortuosos, sufría al igual que ella, ese amor prohibido no era nada que estuvieran listos para afrontar, no obstante ambos eran incapaces de renunciar a lo que sentian.
—quiero mas— sollozo Valentina y, Damián la beso de nuevo. No lo dijo pero se lo hizo sentir, él también quería más de ella, de ambos.
***
La sangre le hervía, una burla, siempre había sido eso para las chicas, lo buscaban para que les hiciera trabajos escolares y después lo desechaban. Pero Valentina no necesito trabajos escolares de él. La había creído sincera;  Sin embargo era la más cruel de todas las embusteras. Limpio rápidamente una lágrima negándose a que lo vieron llorar, caminaba rumbo a la salida de la plaza.
—¿Por qué?— pregunto para él, ganándose la mirada de unos chicos que paseaban por los pasillos del centro comercial.
No lo comprendía, ella le pidió ir allí, después lo abandonó junto a Nuria... Y entonces la fue a buscar.
Su celular sonó, lo ignoro, seguro estaba que era Nuria que lo buscaba aun por el arcade, ella era parte de todo, tan cruel como Valentina, se dijo. Cerró los ojos y, pudo verla de nuevo entrando a la cabina fotográfica de la mano de él. 
—tan zorra como Ericka— murmuro, saliendo del lugar. Herido y despechado, cegado por el desamor.



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En el texto hay: amigos, desamor, romance

Editado: 07.04.2021

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