Al llegar a casa, vi a través de la ventana del auto a mi madre hablando con una señora que parecía más joven de lo que realmente era.
—Parece que tenemos visita— le dije a Hunter sin dejar de ver a mi madre.
Mi hermano estacionó el auto frente a la casa y decidimos bajarnos a darle la bienvenida. Mi madre nos presentó a la vecina, quien parecía bastante amable. Al llegar a casa, vi a través de la ventana del auto a mi madre hablando con una señora que parecía más joven de lo que realmente era. Con todo lo que nos dijo la señora Lauren, su hijo parecía ser una persona muy agradable.
Se estaba empezando a formar un silencio que mi mamá decidió romper al instante.
—Me encantaría que vinieras a cenar esta noche con tu hijo— dijo mi madre—te podría presentar a mi esposo.
—Suena bien, aquí estaremos— respondió Lauren—nos vemos esta noche, aún me queda bastante por desempacar — continuó ella para después marcharse.
Me sorprendió lo rápido que acepto.
Mi madre suele hacer eso cada vez que llega alguien nuevo al vecindario, ya es como un protocolo para ella con los vecinos.
Más tarde, ese mismo día, mi padre llegó a tiempo del trabajo y ya estaba todo listo para recibir a los vecinos y aunque me parecía demasiado solamente dar la bienvenida. Mi mamá dice que es perfecto, yo hubiera preferido, no sé, llevarles un pastel y decirles bienvenidos, nos encontraríamos de vez en cuando por el vecindario, nos saludaríamos con una sonrisa porque no tenemos la suficiente confianza para decir hola y empezar una conversación, pero no, ella insiste en que ellos deben venir y así crearemos lazos para un ambiente más amigable o algo así fue lo que me dijo.
El timbre sonó y mi padre se dispuso a abrir, cuando la puerta se abrió por completo sentí un vacío en mi corazón, me congelé en cuanto lo vi ahí frente a mí. No puede ser, esto tiene que ser una puta broma.
Lauren y su hijo entraron en la casa saludándonos. Él me reconoció al instante; sus ojos se abrieron un poco más de lo normal antes de volver a su expresión habitual y fingir no haberme visto. La noche transcurrió con normalidad, llena de risas y anécdotas. Los padres charlaban mientras Lauren nos hacía preguntas rutinarias a mi hermano y a mí. Mi madre hacía lo mismo con Aarón. Me gustaba su nombre, pero qué lástima el dueño.
Cuando la cena terminó mis padres y Lauren se fueron a la sala a beber, yo decidí ir al patio trasero a tomar algo de aire, mi hermano no sé en qué momento huyó de la cena, pero me las va a pagar por dejarme aquí sola.
Estaba recostada en el asiento del patio con los ojos cerrados cuando sentí que el sillón se hundía a mi lado. Pensé que era mi hermano al fin apareciendo.
—¿En dónde estabas metido imbécil? —hable sin abrir los ojos.
—¿Esa es la amabilidad con la que tratas a tus invitados?
Mierda.
Abrí los ojos con rapidez y lo miré, él me devolvió la mirada y no dijo nada, solo levanto una ceja, pude ver una pequeña sonrisa asomarse por sus labios.
—¿Ahora me acosas? — pregunté sin apartar la mirada de él.
—Quisieras— dijo él soltando una risita para luego sacar una caja de cigarrillos de su bolsillo y fijar la mirada hacia el frente— solo vine para poder fumar en paz y por casualidad te encontré.
—Así que el chico nuevo en la escuela y también en mi vecindario, ¿Qué te trae por aquí?
—Nada que te importe. Eres algo entrometida, ¿Te lo han dicho? —preguntó para después girar su cabeza en mi dirección.
—¿Tienes que estar siempre a la defensiva? Solo quiero saber más sobre mi vecino.
Finalmente, la sonrisa que intentaba ocultar al principio por fin había aparecido.
—El nuevo vecino Me agrada como suena eso —dijo y se recostó en el sillón poniendo sus manos en su nuca.
—¿Te gustan los apodos ridículos? — pregunté.
Él se acercó poco a poco y cada vez me ponía más nerviosa.
—Tan rápido te enamoraste que ya quieres saber todo de mí— susurro. Sentir sus labios rozando mi oreja causó que se estremeciera cada fibra de mi cuerpo, haciendo que una corriente recorriera mi espalda, me quedé inmóvil y sentía mis mejillas tornarse en varios tonos rojos.
—No me interesas— repliqué— tengo novio.
—Es una pena, eres encantadora— respondió sarcásticamente dándome una sonrisa de lado para luego separarse lo suficiente, darle una última calada a su cigarrillo antes de tirarlo al suelo y volver a entrar en la casa.
Después de unos minutos yo hice lo mismo,entré justo para despedirme de ellos y subir a mi habitación.
No puedo creer que ahora no solo tengo que soportar verlo todo el día en la escuela, sino también en el vecindario. Con nuestras familias llevándose tan bien, lo veré más seguido en casa si mi madre sigue organizando estas cenas.
Unos minutos después escuché golpes en mi puerta, acto siguiente mi madre asomó su cabeza, con un maquillaje nuevo y un hermoso vestido de gala.
—Cariño, tu padre y yo ya nos vamos.
—Tengan una linda noche— respondí sin dejar de mirar mi celular.
— Y nos vemos en la tarde en la empresa, no lo olvides.
—Mañana quería ir al teatro.
—No quiero tener esta conversación ahora Sara, nos vemos en la empresa—repitió mi madre haciendo énfasis en esa última frase.
No dije nada más, asentí con la cabeza, tampoco quería tener esta conversación con mi madre, de nuevo.