Debo admitir que estos días han pasado muy rápido, lo cual es genial porque hoy hay una fiesta y en serio necesito distraerme. Esta semana se ha centrado en exámenes horribles, y me siento más como una máquina de cafeína que como ser humano. Además, debo mencionar las peleas con Marco, quien insiste en que me dejaría antes que, a la cocaína, y las advertencias sobre mantenerme alejada de Aaron, ya que parece estar interesado solo en tener relaciones sexuales conmigo.
Así que no hago más que sumergirme en la biblioteca o encerrarme en mi habitación, a estudiar, tratando de distraerme de todo lo demás.
Mis padres son muy abiertos en muchos aspectos; para ellos está bien que elijamos nuestra sexualidad, creencias y que manejemos las cosas como consideremos mejor. Sin embargo, jamás tolerarían malas notas en la escuela. Insisten en que, si tus calificaciones son bajas, se arruinará tu vida académica y, después, tu carrera profesional. Mi madre en especial desea que alcancemos la excelencia para mantener el buen nombre de la empresa en alto. Por eso, prefiero sumergirme durante diez horas en un libro y estudiar algo que no me gusta antes que permitir que mis padres se den cuenta de que mis notas son deficientes.
—Hola entrometida—musitó alguien en mi oído detrás de mí.
Di un brinco del susto, ese susurro me tomó desprevenida. Me giré para saludar, ya que ya sé de quién se trata.
—Te he dicho que no me llames así— lo regañé cruzando los brazos sobre mi pecho.
—Es con cariño— dijo dedicándome una sonrisa.
—Por cierto, hace unas noches escuché que te fue bastante bien con tu amiga, así que la próxima vez cierra la puerta de tu balcón, por favor.
fueron bastante ruidosos
Él abrió sus ojos de par en par, se aclaró la garganta, notablemente incómodo—sí, Emm seguro y… yo lo siento.
—Y ¿Cómo te fue con tu novio?
—agradezco el interés, pero no quiero hablar de eso— hablé intentando dedicarle una sonrisa que al final salió como una mueca
—vale, no pregunto más—respondió y me dedico una sonrisa
—Hola, mi gente linda, mi gente hermosa—gritó Noah mientras se acercaba a nosotros con Norah y mi hermano a su lado.
Noah recogió a Hunter esta mañana, ya que yo salí más temprano porque tenía que organizar unas cosas en mi casillero y revisar algunos deberes, me tuve que venir en bicicleta mientras que ellos sí vinieron en la camioneta.
—¿Listos para la fiesta de hoy? —preguntó mi hermano emocionado.
—Estoy más que lista para embriagarme— dijo Norah.
—Estoy agotada —dije—. Necesito un descanso; estos exámenes me están consumiendo.
—Te exiges mucho—dijo Noah—tienes que relajarte un poco—continuó y se acercó para darme un pequeño masaje en los hombros
—Saben que tengo que tratar de ser la mejor siempre— respondí.
—Pero esta noche tienes que ser la mejor moviendo tus caderas al ritmo de la música—dijo Norah—o embriagarte lo que prefieras.
La escuela ya había terminado, pero aún estábamos en la cancha de fútbol. Yo me encontraba sentada en las gradas, observándolos calentar para los entrenamientos. El día lucía precioso, con un cielo despejado y el sol en su punto óptimo. Una brisa ocasional soplaba, desordenando mi cabello. Norah ensayaba con las porristas y Aaron estaba recibiendo las indicaciones para realizar la prueba. Nunca he sido muy buena con los deportes y en la gimnasia me da miedo que me parta un hueso al momento de hacer alguna pirueta, pero amo bailar, esa es mi verdadera pasión. La prueba empezó y todos estaban dando lo mejor de ellos mismos, era impresionante ver la agilidad con la que tomaban el balón y se lo pasaban los unos a los otros
—Hola entrometida —dijo Aaron entre jadeos sentándose junto a mí.
— Hola, engreído— respondí.
—¿Qué te pareció? — preguntó girándose para mirarme.
—Pues considerando mi nulo conocimiento sobre deportes te fue de maravilla—respondí soltando una pequeña risa.
Aaron rio suavemente dejando ver su perfecta sonrisa.
—Gracias... Supongo—contestó girando su mirada hacia el frente.
—Viéndolos entrenar, siento que mi prueba fue la peor—soltó Aaron.
—Claro que no, estuviste muy bien— me acomode y tome su rostro en mis manos para verlo a los ojos— fuiste de los mejores, idiota.
—Gracias entrometida— dijo con una sonrisa y dejó un beso en mi cabeza.
Me ruboricé en cuanto despegó sus labios de mi frente y no pude evitar soltar una sonrisita
concéntrate, Sara tú tienes novio, respétalo
Después de un rato, terminaron y el entrenador llamó a Aaron, ya que iban a anunciar los chicos quedaban en el equipo y quiénes salían. Si me lo preguntan a mí, eso fue demasiado rápido. Pensé que se tomarían más tiempo para anunciar quiénes entraban al equipo, pero parece que con el entrenador es cuestión de decir y hacer, como diría mi madre. Del equipo solo quedaron mi hermano, Noah, y otros ocho chicos, a quienes identificó por haberlos visto en partidos y en los pasillos, aunque no recuerdo sus nombres. Esto significa que el entrenador sacó a diez, lo cual es bastante. Luego, él procedió con los nuevos miembros; solo quedaba un cupo y aún había siete chicos, incluido Aaron.
El ambiente era bastante tenso, mientras mi corazón iba a mil por hora y todos los chicos estaban a la expectativa de lo que pasaría. La tensión se sentía en el ambiente, pero unos metros más allá se podía ver a Norah agitando sus pompones con toda la alegría del mundo. Mi estómago se revolvía y sentía un vacío en el pecho, no puede ser, me estaba muriendo de los nervios por saber si Aaron quedaría o no
—Bien, la verdad este cupo estuvo muy difícil— dijo el entrenador— así que dos personas tendrán que enfrentarse uno a uno para ver quién se queda con el puesto y eso dos candidatos son Liam Thompson y... —hizo una pequeña pausa dramática—... Aaron Miller.
Pude ver como él se tensó, sé que él se va a quedar con el puesto o eso quiero creer, pero no le voy a transmitir la duda a él, a cambio le doy un intento fallido de sonrisa para que sintiera mi apoyo.