Ya los chicos estaban abajo esperándonos, yo ya estoy lista, solo falta mi mejor amiga que aún no decide qué labial aplicarse.
—Norah, por lo que más quieras debes aplicarte cualquiera, por favor—suplique.
—Elige uno tú y me lo aplico— dijo mostrándome dos labiales rojos exactamente iguales.
—Me gusta más el rojo puta, ese rojo zorra es de la temporada pasada—respondí sarcástica.
Mientras Norah se aplicaba su labial, vi que mi celular tenía una notificación, cuando revisé de quien se trataba era un mensaje de Marco, le había mandado una foto de mi vestido hace unos minutos
AMOR
“Primero que todo ¿Con permiso de quien vas a esa fiesta? Yo no te dije que podías ir. Y en segundo con ese vestido parece una cualquiera. ese escote es demasiado revelador, es demasiado corto y está demasiado pegado. Cámbiate o ponte algo más encima”
Lo último que quiero hacer es pelear con él, creo que es mejor no responder.
Nos encontrábamos frente a la gran casa donde tendría sería la fiesta. Era una construcción enorme, un tanto apartada del bullicio del centro de la ciudad. Desde allí, detrás de aquel recinto, se desplegaba una vista espectacular del sol ocultándose en el horizonte. La música resonaba a todo volumen, haciendo vibrar el ambiente. A través de las ventanas, podíamos vislumbrar a personas danzando con frenesí. Algunos invitados charlaban en el exterior, mientras que, ya había alguien lamentando los excesos de la noche en los arbustos.
Entramos a la casa y nos recibió un chico que Noah parecía conocer, pero el resto de nosotros no tenía idea de quién era, nos indicó donde estaba todo para después desaparecer entre la multitud mientras bailaba y bebía.
Llevábamos al menos una hora bebiendo, riendo y charlando. La verdad es que, en este punto de la fiesta, me siento un poco más alegre de lo normal. Estaba pensando si debería irme ya o quedarme un poco más; aún es temprano y todavía puedo resistir un poco más de trago. De repente, empezó a sonar la canción favorita de Norah y era inevitable levantarnos a bailar. Nos dirigimos al centro de la pista de baile abriéndonos paso entre las personas que ya estaban ahí, ya en el medio de la pista empezamos a dejarnos llevar por el ritmo de la música, disfrutando el momento.
Mientras bailamos siento algunas miradas sobre mí cuando me giro para ver de quién se trata eran los chicos mientras seguían bebiendo mi mirada se cruza con la de Aaron, él me sonríe y me guiña un ojo a lo que yo respondí con una sonrisa. Después de un rato los chicos se unieron a nosotras menos Aaron, él se quedó sentado, seguimos bailando hasta que la música cambió, ahora era una canción lenta y las luces bajaron como si estuviéramos en un club.
Cuando miré a los chicos, Hunter y Norah estaban bailando juntos, y me gustaba la idea de esa pareja. Noah bailaba con una chica que no tenía ni idea de dónde salió, así que era mi momento de retirarme porque no tenía con quién bailar. Le dediqué una sonrisa a Norah e hice un gesto indicando que me iba a sentar. Empecé a caminar entre la gente para dirigirme hacia un asiento cuando una mano atrapó mi muñeca. Me giré para ver quién era y me encontré con unos ojos verdes que sería imposible no identificar.
Aaron...
Me jalo hacia él y se acercó a mi oreja
—¿Puedo? — susurro en mi oído
yo asentí y él puso su mano firme en mi cintura.
—Te estabas divirtiendo tanto bailando que no veo por qué parar—volvió a susurrar en mi oído.
—No tienes que hacerlo— respondí sin separarme de él.
—Será un placer— respondió—por cierto, hoy te ves...
—¿Como una cualquiera?, si ya me lo dijeron—
El río en mi oído, lo que hizo que una corriente recorriera mi espalda— ¿Qué? No, iba a decir que te ves como muy hermosa, los dos lunares que tienes en la clavícula resaltan más la belleza de tu cuerpo, así que si me permites quisiera bailar esta pieza con esta hermosa princesa.
No me negué así que empezamos a bailar al ritmo de la música, balanceándonos de un lado al otro, solo dejándonos llevar por el ritmo. Tenerlo tan cerca de mí me hacía sentir que solo estábamos él y yo en la fiesta. Recosté mi cabeza en su pecho y seguimos bailando un rato más, en un momento levanté la mirada para verlo, algo que me tomó por sorpresa es que él tenía la mirada fija en nuestras manos entrelazadas con una pequeña sonrisa de lado, soltó mi cadera y puso su mano en mi mejilla y empezó a acariciarla.
—Luces hermosa—susurro—no me cansaré de decirlo y no es porque esté un poco más alegre de lo normal.
No sabía que responder que se supone que deba decirle «tú también amigo», debería no decir nada, no lo sé, no estoy preparada para este momento, debo admitir que él me agrada, me gusta, pero yo tengo un novio. Al sentir sus manos sobre mi cuerpo, debo admitir que nunca me había sentido tan atraída, nunca me he sentido así con el simple hecho de tener sus manos sobre mi cuerpo. Él hace que mi piel arda.
Aaron pegó su frente con la mía y se empezó a acercar poco a poco sosteniendo mi rostro con una mano y con la otra sostenía mi cintura.
—Aaron... ¿Qué haces?, yo...— intente alejarme, pero mi cuerpo solo quería acercarse más, iba a seguir hablando, pero me interrumpió.
—Me puedes dejar besarte— respondió y me acerco a él.
Su comentario me dejó fría, no sabía qué hacer, lo único que sabía era que no podía alejarme de él y que quería que sus labios estuvieran sobre los míos, justo ahora y un par de cosas más, pero no voy a entrar en detalles ahora.
No hice nada para evitarlo, él se acercó a mí y me besó, nuestros labios encajaban de una manera irreal. El beso era lento y apasionado, sus labios eran dulces y muy adictivos, entre más nos besábamos más quería detener mi vida en este momento, sus labios y su forma de besarme eran adictivas, una parte de mi grita que este beso significa todo para mí. ¿Pero entonces y si esto era amor? ¿Qué era lo que sentía por Marco?