No eres mi primer amor.

Capítulo 8. Una doncella desaliñada.

Aaron

Fue la mejor idea que he podido tener en la vida

En realidad, le pedí al DJ que cambiará la canción. Al principio se negó, pero después de ofrecerle cincuenta dólares, accedió. Era mi estrategia para acercarme a ella de una manera diferente a la habitual, para que pudiera notarme como alguien distinto al chico que solía molestarla. Admito que la traté mal en las dos primeras ocasiones, pero ya me disculpé. En estas últimas semanas, mientras nos hemos acercado, me ha cautivado con su esencia. Además de ser hermosa, no es demasiado alta, su cabello castaño y sus ojos me pierden cada vez que los veo. También tiene dos preciosos lunares en la clavícula que me encantaría besar.... Okay Aaron cálmate controla esas hormonas. Su único maldito defecto es que tiene un novio que se nota desde lejos que no la trata nada bien.

Después de que me dejaron en mi casa, entre a casa, subí a mi habitación y me estaba preparando para acostarme, mientras me quitaba la camisa no podía evitar pensar en ella. Su mano entrelazada con la mía me hacía sentir... Me hacía sentir bien, como si estuviera completo. Debo admitir que esa entrometida me gusta, ella es distinta, me hace sentir diferente, es la única chica que no se derrite a mis pies y debo admitir que eso me vuelve loco.

Ella simplemente es ella. Hace mucho que no tengo una relación; me destrozaron el corazón y decidí no volver a enamorarme. Pero entonces llegó ella, con su risa preciosa y sus mil ocurrencias, cambiando todo. A menudo, cuando estoy con una chica, prefiero que se vayan en cuanto terminamos, pero esta vez quiero que ella se quede. Quiero que esté junto a mí, alegrando mis días como solo ella sabe hacerlo.

Mi vida es un desastre, aunque tengo una hermana maravillosa y mis padres están felizmente casados. Sin embargo, mi padre está en prisión por un delito que no cometió. El padre de Jessica lo acusó de fraude y amenazó a mi familia, así que nos vimos obligados a mudarnos. Ahora, si quiero evitar que mi padre sea incriminado en algo más, debo estar ahí para Jessica cada vez que me busca. Así que Sara le da ese respiro a mi vida que no sabía que necesitaba, pero que al tenerlo me hace sentir que todo lo malo pasará y que todo puede mejorar.

Eran las dos de la mañana. Y no podía conciliar el sueño; simplemente recordaba ese beso. La forma en que nuestros labios encajaban a la perfección mientras nuestros pies se movían al compás de la música. Ese momento quedará grabado en mi mente para siempre. Sé que suena ridículo hablar así, pero desearía poder hablar con ella y escuchar su voz. Me encantaría saber si ella sintió lo mismo que yo en ese beso.

No lo pensé dos veces y decidí llamarla.

Timbro una vez...

Timbro dos veces...

Timbro tres veces...

Supongo que debe de estar dormida.

—¿Aaron? —su voz me congelo, tenía el impulso de llamarla, pero no creí que fuera a contestar.

—Hola entrometida.

—¿Algún día dejarás de llamarme así? —pregunto.

—puede que sí— respondí burlón— pero es con cariño, ya te lo había dicho.

—Si claro lo que tú digas—respondió en el mismo tono que yo utilice—¿Insomnio? —pregunto.

—Un poco, tengo muchas cosas en la cabeza.

—Si el alcohol puede quitarte el sueño—comentó.

—Oye, sobre el beso—dije—yo...—

—No tiene por qué arruinar nuestra amistad, fue algo de alcohol—soltó—porque no fue nada importante, ¿Verdad?

Auch...

Sus palabras me dejaron helado, para ella no significo nada, no sabía que responder o que decir, estaba desconcertado, pensé que para ella sí había sido relevante, por la forma en que me correspondió el beso y pude creer que había algo en ese beso. Pero supongo que fui solo yo, ella tiene novio.

—¿Aaron? —dijo al otro lado de la línea sacándome de mi trance.

—Emm, si yo, tienes razón—solté—por cierto, lo siento, no debí besarte, estaba demasiado borracho, no sabía lo que hacía.

Silencio

—¿Sara?, ¿Aún estás ahí? — pregunté y no obtuve respuesta.

Escuche que algo golpeó la puerta de mi balcón, lo deje pasar, seguro no era nada, pero volví a escuchar ese mismo sonido, así que decidí levantarme, al abrir la puerta del balcón me encontré con Sara en su balcón en pijama con su cabello desordenado.

—¿Pretendías ignorarme? —dijo— ven, hagámonos compañía un rato.

Sin pesarlo dos veces salté a su balcón, no están tan separados, así que fue fácil llegar a ella, tenía dos pequeñas sillas y una mesita.

—Como si fueras una doncella— solté, e hice una reverencia—solo que algo desalineada.

—Tú eres un sapo asqueroso—dijo en tono burlón sacándome la lengua como si de una niña de cinco años se tratase—siéntate.

Nos quedamos charlando un par de horas contando anécdotas y uno que otro chiste malo, si mis sentimientos hacia ella no son correspondidos está bien, solamente no la quiero lejos de mí, así que estoy haciendo lo posible por qué todo siguiera igual. Ya sea como mi vecina, como una amiga o tal vez en algún futuro, como algo más, solo quiero tenerla en mi vida

Mientras charlabamos, noté cómo el sol comenzaba a asomarse entre los árboles del pequeño bosque que se encontraba detrás de nuestro vecindario. Sara estaba de espaldas al amanecer y lucía como la foto perfecta. Me levanté de mi silla y le ofrecí mi mano. Sara la tomó y se puso de pie. Con suavidad, la giré para que pudiera contemplar el amanecer, quedándome de pie detrás de ella.

—Es bellísimo—susurro.

—Ni el amanecer más hermoso se puede llegar a comparar contigo.

Ella se giró y me miró, iba a hablar, pero no la deje y huir del lugar

—Adiós entrometida—comente y salte a mi balcón.

—Descansa Aaron.

—Ten una linda noche, horrible y desalineada doncella—respondí dedicándole una sonrisa.

—Adiós sapo baboso—respondió para luego entrar a su habitación.

Esa chica desordena mi mundo, pero el orden nunca fue una opción...



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En el texto hay: amor, amor adolescente

Editado: 24.10.2025

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