El reloj parecía haberse detenido. Las agujas avanzaban con lentitud mientras aguardábamos al doctor en la habitación. Mi madre y mi hermano habían bajado a la cafetería, pero yo me sentía anclada a este lugar, incapaz de moverme. Aaron estaba de pie junto a la ventana, en silencio. Yo tenía la mirada fija en el suelo, pero mi mente estaba en un torbellino. El miedo me envolvía como una niebla densa. No quería imaginar lo peor... pero ya no podía evitarlo.
Aaron se sentó junto a mí, yo solo lo mire y regrese la mirada al piso, me abrazo de lado y dejo un beso en mi cabeza.
—Todo va a estar bien.
—¿Cómo estás tan seguro? — pregunte.
— Por qué lo poco que conozco de tu padre, se ve que es un hombre fuerte y él no me va a dejarte sola, lo eres todo para él
—Gracias por acompañarme
—No te voy a dejar sola— rio suavemente— siempre estaré para ti protegiéndote y cuidándote.
—Gracias— fue lo único que pude responder y lo abracé, recostándome en su pecho. Podía escuchar su corazón latir, en este momento ese sonido me daba paz
—Sabes, te voy a dejar un rato para que hables con él— soltó mirando hacia la camilla donde se encontraba mi padre— puede que no te responda, pero te estará escuchando.
Nos soltamos del abrazo, él se levantó y salió de la habitación dejándome sola.
Espere un rato, me levante, me acerque a él y tomé su mano. Verlo ahí, inmóvil, con la piel tan pálida y los labios casi sin color, fue como si alguien me apretara el pecho con fuerza. El corazón me dolía de una manera que no sabía que era posible. Me acerqué a él y tomé su mano. Estaba tibia... aún tibia. Un sollozo tembloroso se escapó de mi garganta, y mis piernas comenzaron a temblar.
—Hola papá— solté una pequeña risa melancólica— debo admitir que esto es un poco raro, ya que es normal, verte alegre y haciendo mil cosas a la vez, sé que no te gusta que nadie te vea débil y en este momento harías de todo por fingir que no te sientes mal. Pero yo necesito que despiertes— sentí como unas lágrimas escapaban por mis mejillas— necesito que despiertes y vuelvas con nosotros a casa, por favor, te necesito, sé que no te lo digo siempre, pero espero que sepas lo mucho que te amo, eres el hombre de mi vida. Como te lo prometí siempre seré tu princesa y tu mi caballero de brillante armadura— intento limpiar mis lágrimas, pero es en vano— en mis planes no está perderte y junto a ti he pasado los mejores años de mi vida, fuiste mi primer superhéroe y agradezco a la vida porque seas mi padre por qué eres el mejor padre del universo— me arrodillé junto a la cama y recosté mi cabeza en la camilla— por favor no me dejes, te lo ruego, quédate conmigo.
Entonces sucedió. Un pitido seco, agudo, implacable, llenó la habitación.
El tiempo se congeló.
Ese sonido... ese maldito sonido.
—No... no, por favor —susurré, retrocediendo un paso—. No, papá. No, no ahora.
Dos auxiliares y un médico entraron de golpe. Los enfermeros me arrastraron rápidamente mientras yo forcejeaba, aferrándome a la habitación. Me quedé frente a la puerta, caí de rodillas al suelo y me solté a llorar. Conocía el significado de ese sonido.
—Sara— oía como alguien me llamaba, pero no respondí, estaba en shock. Mi mente estaba en blanco.
No, no esto no puede estar pasando.
De repente unas manos me tomaron y me levantaron del suelo, me hizo girar para verlo a los ojos, era Hunter, puedo ver que Aaron y mi madre vienen detrás de él.
—¿Qué paso? —me pregunto mi hermano para luego abrazarme.
—yo... E-él estaba... e-es que no.
No dije nada más, así que todos se quedaron callados y se sentaron en las sillas que están en el pasillo para poder esperar al doctor.
Aaron se sentó junto a mí en silencio y tomo mi mano, él solo estaba ahí apoyándome y era todo lo que necesitaba en este momento.
Escuché la puerta de la habitación, abrirse, salieron el doctor y los dos enfermeros, todos nos pusimos de pie para escuchar lo que el doctor tenía que decir. Por favor que sean buenas noticias, que sean buenas noticias. Mis nervios iban a mil por hora y lo único que hacía era morderme la punta de mi uña para poder controlarlo.
—Lo sentimos mucho— anuncio— hicimos todo lo que pudimos.
— ¿Cómo que hicieron todo lo que pudieron? Debe haber algo más que se pueda hacer— susurro Hunter— debe haber algo que no han hecho, ¿QUE LES CUESTA HACER SU MALDITO TRABAJO BIEN?— grito esta vez, la mirada de mi hermano estaba llena de temor.
—Lo siento mucho, les daré un momento a solas— fue lo único que respondió el doctor para después irse con los enfermeros.
Mi madre se derrumbó a llorar, abracé a Aaron y empecé a llorar. Hunter se quedó ahí de pie sin decir nada, solo mirando la habitación donde estaba el cuerpo de mi padre.
—No puede ser, él no puede dejarme, prometió estar conmigo, maldita sea— sollozaba contra el pecho de Aaron
Era como si alguien me hubiera arrancado el corazón con las manos. Un vacío inmenso se abría paso dentro de mí, y el ardor en el pecho era insoportable... Él murió. Me rompe el alma, saber que ya no veré a mi padre nunca más, que ya no tendré con quién escaparnos en medio de la noche para ir al teatro o escabullirnos y comer todo lo que pueda del refrigerador.Mi héroe sin capa se ha ido y ya no me salvará de los monstruos bajo la cama, ahora tendré que enfrentarlos yo misma.
Es algo egoísta pensar que yo era la que la estaba pasando peor. Mi madre acababa de perder al amor de su vida, debe sentir un vacío en su pecho como si algo le faltara es lo que yo siento, pero en ella ese dolor debe ser aún más intenso. Me acerqué a ella y la abracé, pude notar que intenta parar de llorar, pero no puede, Hunter se acercó uniendose al abrazo.
Vi a lo lejos dos siluetas familiares acercarse a gran velocidad.
—Chicos.
conozco esa voz.
Hunter y yo levantamos la mirada encontrándonos con Noah y Norah.