No eres mi primer amor.

Capítulo 13. La primera salida.

Un mes y medio después...

El tiempo había corrido con una lentitud extraña, pero al fin podía respirar un poco mejor. Desde aquel día, el collar que llevo siempre conmigo se convirtió en mi refugio, era la prueba de que él sigue a mi lado de alguna manera. Volví a la escuela, y aunque los pasillos todavía me parecían fríos, poco a poco volví a salir. Mis amigos y mi familia no me soltaron la mano, y yo también aprendí a sostener la de ellos. Mi madre ha sido mucho más flexible con nosotros, me ha permitido practicar en casa, entendió que la danza para mí no es solo un hobby.

La muerte de mi padre es una herida que jamás cerrará. Sé que el dolor no desaparecerá, pero también sé que cada paso que dé será en honor a él. Desde donde esté, quiero que se sienta orgulloso de mí.

Estaba guardando un par de cosas en mi mochila para dirigirme a la siguiente clase y mi celular empezó a vibrar en mi bolsillo.
Marco
"No puedes terminar conmigo por mensaje. Sara, esto se acaba solo cuando yo lo diga."
Marco había estado escribiéndome sin parar desde que le dije que terminamos, pero no quiero preocuparme por él y no tenemos nada de qué hablar, mi mensaje fue claro. No soy suya en serio que no me puede obligar a estar con él sí cuando más lo necesite me dejo sola.

—Clase de italiano, aquí vamos— dijo Aaron apareciendo detrás de mí, pasando su brazo por mis hombros.

—Vamos— respondí dedicándole una sonrisa.

Empezamos a caminar y nos detuvimos frente al salón.

—Sara, hoy hay una fiesta que te parece si vamos— dijo pasando su mano por su nuca— claro si te sientes lista.

—Solo, ¿tú y yo? — pregunté.

Di que sí, di que sí.

—Obviamente no, todo el grupo— respondió un poco... ¿Nervioso? Se podría decir.

—Buone giornate, miei cari studenti— saludo la profesora de italiano quien estaba acomodando sus cosas en el escritorio.

Buenos días mis queridos estudiantes.

—Buenos días, profesora.

—Ora ditelo in intaliano— respondió ella con un tono irritante.

Ahora díganlo en italiano.

—Buone giornate insegnante— respondimos nuevamente.

Así son todos los profesores o es solo mi impresión.

—Amiga, ¿Vas a ir? — pregunto Norah, quién estaba sentada junto a mí.

Puse mi mano en mi mentón como si pensara.

— No sé si mi mamá...

Solo la estaba molestando, claramente quería ir.

—Antes de que digas cualquier cosa ya llame a tu madre y dijo que sería una gran oportunidad para que te distraigas— respondió ella interrumpiéndome— además amiga no quiero presionarte, pero solo si te sientes cómoda yendo para ver a chicos lindos probablemente bailar sin camisa vamos, si no quieres no vamos.

Aaron se aclaró la garganta y me miro.

Como negarme a eso.

Ella sabe con qué convencerme.

—Está bien, vamos— respondí rindiendome.

—Perfecto si en algún momento quieres irte solo avísame— exclamó para después darme un abrazo y llenarme de besos la cara— ¿Ya te dije que eres la mejor amiga del mundo?

—Lo dices solo cuando te conviene.

En cuanto Norah me soltó la maestra, se aclaró la garganta y notamos que su mirada estaba fija en nosotras dos, así que lo mejor que podía hacer era fingir que no me di cuenta y ponerme a trabajar.

—Señorita Smith, ya que tiene tanto tiempo libre, venga aquí conmigo y ayúdeme a traducir este texto, por favor.

Mi mejor amiga siguió fingiendo demencia y seguía trabajando en su libro hasta que la maestra se acercó y le entrego el rotulador, Norah se puso completamente roja, parecía un tomate, mi pobre amiga, intente aguantar la risa, pero la maestra lo noto.

—Ya que le parece tan divertido, señorita Daniells que tal si también me ayuda con el siguiente texto.

Cuando por fin salimos de la escuela fuimos todos a mi casa a arreglarnos para la fiesta, este momento fue terapéutico, el probarme varios outfits con mi mejor amiga, intentar distintos peinados y maquillaje. Me sentí realmente bien.

Llegamos a la fiesta y la música vibraba tan fuerte que parecía latir en las paredes. A través de las ventanas se veía a la gente bailar, reír y charlar, envueltos en luces de colores que iban y venían como un latido constante. El ambiente estaba cargado de energía, pero no era sofocante; al contrario, te arrastraba poco a poco hacia él.

Decidimos ubicarnos en nuestro lugar favorito en cada fiesta: el sofá. Noah desapareció por unos minutos, pero regresó con algunas bebidas y un par de cervezas, como siempre, su tarea en nuestras salidas. Mientras bebíamos y charlábamos, mi mirada se cruzaba con la de Aarón un par de veces, aunque él rápidamente desviaba la suya hacia otro lado. Lo hizo tantas veces que empezó a parecerme gracioso.

Después de un rato, Hunter y Norah decidieron ir a bailar. Antes de partir, mi mejor amiga dejó un pequeño cartel en la mesa junto al sofá. Ella se toma muy en serio lo del sofá; es nuestro lugar para chismear. El cartel decía: «Sofá reservado solo para invitados VIP. Si no eres VIP, se te cobrará una multa de 100 dólares».

Después de un rato molestando con Noah y Aaron, mi mejor amigo decidió desaparecer, y Aaron se acercó a mí se siguió viendo nervioso, toda la noche habia actuado extraño como si algo estuviera atormentando su cabeza.

— Sara necesitó que me acompañes— soltó Aaron tomando suavemente mi mano y llevándome con él.

No entendí muy bien que estaba pasando mi mirada, se encontró con la de mi mejor amiga que estaba en medio de la pista y ella solo levantó su pulgar en señal de aprobación como si supiera algo que yo no.

Subimos al segundo piso y Aaron fue abriendo todas las puertas que encontraba, interrumpiendo a algunas parejas en el camino. Al fin encontramos un balcón abierto, y frente a nosotros se desplegaba una noche estrellada como sacada de un sueño. Me apoyé en el barandal, dejando que la brisa fresca acariciara mi rostro, mientras abajo las risas y la música parecían pertenecer a otro mundo. Aaron permanecía detrás de mí, tan cerca que podía sentir el roce de su respiración. El aire frío me llenaba los pulmones, trayendo una calma inesperada.



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En el texto hay: amor, amor adolescente

Editado: 26.08.2025

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