Capítulo 14. Una confesión interrumpida.

—Yo... —susurró, aún abrazandome— la verdad... quería decirte algo importante.

Junto su frente con la mía, su voz temblaba.

— Eres preciosa y cada parte de ti me encanta.

Se apartó apenas lo suficiente para rozar mi rostro con su mano, acomodando un mechón de cabello detrás de mi oreja con una ternura que me hizo contener el aliento.

— Aunque cueste creerlo, desde aquella noche en que nos besamos no he podido dejar de pensarte. No me basta con tenerte como amiga, ni como vecina... lo que quiero es mucho más. Sueño con que seas mi novia, con que seas la única persona a quien pueda confiarle mi corazón. Estoy dispuesto a arriesgarme, a abrirme a ti por completo, incluso si eso significa que podrías herirme. Porque si alguien ha de hacerlo, prefiero que seas tú... ya que cada segundo contigo hace que valga la pena cualquier dolor. Sé que dijiste que lo olvidáramos, que fue un error, pero yo no puedo ni quiero olvidarlo. No fue algo de tragos, no fue un accidente. Yo sabía lo que hacía... y lo volvería a hacer mil veces más.

Sus palabras me congelaron por completo. Me separé de él y me senté en unas sillas que había en el balcón y él se sentó junto a mí.

Tomo mi mano y nuestras miradas se encontraron.

—Lo único que falta es que aceptes mi corazón y me permitas ser tuyo, ¿Qué dices?

No lo puedo creer, no fui la única que sintió algo en ese beso y siento mariposas en el estómago, tengo la duda de si es falso lo que dice, pero como mi madre siempre dice los borrachos y los niños siempre dicen la verdad. Siento una felicidad infinita recorrer todo mi cuerpo.

Quería quedarme en este momento para siempre.

—Aaron, yo...

—¡Mi amor! —exclamó Jessica irrumpiendo en la escena y lanzándose a los brazos de Aarón.—¿Qué hacen aquí tan... solos? —preguntó arqueando una ceja con malicia.

Maldita sea.

—Nosotros estábamos...

—Estábamos tomando algo de aire, Aaron estaba muy mareado— respondí antes de que Aaron dijera algo.

—Si sabes que el aire frío hace que se siente peor, ¿verdad? — soltó ella como si acabara de decir algo que todo el mundo sabe.

Doña estúpida no sabe inventarse una buena mentira.

—Tienes razón— respondí— por eso le decía Aaron que debíamos entrar.

—Bien, entonces vamos a dentro todos— dijo ella y empezó a jalar a Aaron.

—Yo ya voy, me quedaré aquí otro rato— respondí y me recosté en el barandal

No puedo creer que esto me esté pasando.

Aaron se quedó de pie en la puerta, podía sentir su mirada sobre mí y de reojo pude ver como abría y volvía a cerrar su boca una y otra vez intentando decir algo.

Acércate, no te vayas con ella, demuéstrame que lo que dijiste es en serio.

—Sara yo...

—AARON, VAMOS— se escuchó el grito de Jessica desde el pasillo.

—Ve, tu novia te llama.

—Ella no es...

De repente, Jessica volvió a aparecer, acercándose rápidamente a Aaron.

—Vamos cariño, sabes que debes obedecerme— dijo Jessica acercándose a él para después susurrarle algo en el oído, lo que hizo que Aaron tomara una gran respiración y saliera del lugar.

Se fue...

¿Por qué hacía todo lo que ella le pidiera? ¿Qué le pasa?

—Ay, Sara... pobre e ingenua —soltó con una risa venenosa—. Aarón está para mí cuando yo quiera usarlo, ¿no lo ves? Entre nosotros hay algo que jamás podrás entender.

Se acercó hasta rozar mi espacio personal y me presionó el pecho con un dedo.

—Él nunca va a estar contigo. No vas a ser la única excepción, ¿entendiste?

—¿Para qué te trate como un juguete que desecha cuando quiere?

Ella rio suavemente— yo hago lo mismo con el cariño, además entiéndelo de una vez, Aaron jamás estaría con alguien como tú y si lo está es por lástima— dijo para luego salir del balcón como si hubiera triunfado.

Como odio a esa maldita perra.

Debo admitir que la reacción que tuvo Aaron es decepcionante, ella solo vino, dijo dos palabras y él corrió a hacer lo que ella quiso. Por qué no se quedó conmigo.

Después de un rato sumergida en mis pensamientos salí del balcón y la música volvió a inundar mis oídos, vi a los chicos en la pista bailando y en el sofá estaban Aaron, junto a él estaba Jessica, parecía que estaban discutiendo así que creo que ese no es un buen terreno para mí.

Así que decidí acercarme a los chicos.

—¿Dónde estabas? — grito Noah, aunque casi no se escuchara por el ritmo de la música.

—Fui a tomar aire— respondí.

Él levantó su pulgar en señal de aprobación.

Bailamos hasta que los pies nos ardieron, saltando al ritmo de nuestras canciones favoritas mientras las luces de colores parpadeaban sobre nuestras cabezas. La alegría nos envolvía, era imposible no sonreír en medio de tanta energía. En un momento me percaté que Aaron me miraba mientras Jessica peleaba con él. Yo simplemente le sonreí y seguí bailando.

Después de tanto bailar nos sentamos en una mesa que estaba libre. Ya que nos habían robado el sofá, aunque el cartel de Norah no funciono si le pagaron los 100 dólares, Me preocupa que Noah y Hunter no paran de beber, mi hermano es muy bueno bebiendo, pero Noah no es el mejor. Después de un rato llego Aaron algo molesto y se notaba que aún estaba mareado, pero ya se le había bajado la borrachera.

—¿Quieres uno o no te atreves? — solté intentando que se relajara.

—Me atrevo si tú te tomas un shot conmigo— respondió sonriendo, serví dos tragos, levantamos nuestras copas y nos tomamos un shot.

—Saben algo yo... Los quiero mucho a todos— soltó Noah con algo de dificultad— son lo más bonito que me ha pasado en la vida, son la mejor familia que la vida me ha podido dar.

—Creo que es hora de irnos— comentó Norah.

—No, no debemos irnos, la fiesta hasta ahora está empezando— dijo Noah levantándose de su asiento y cayéndose al piso.

—Ya valió verga— solté.

Nos levantamos de nuestros asientos y empezamos a caminar directo a la salida. Noah chocaba con algunas personas y les derramaba la bebida a otras, con dificultad llegamos a la salida.